Tatehuarí
vino y me dijo:
¡Muchacha!
si no fuera yo tan viejo
como los cerros
la sierra
el mero peyote
yo mismito
te tomaba
como mía.
¡Muchacha!
Este hombre negro
como chocolate
tiernito
como el nopal guisado
te lo entrego,
en él estoy yo encarnado.
Ya que las nubes
no tienen carne
Ya que el aire
no es de huesos
Ya que te quiero
como te quiero
Y tú estás en el mundo.
Y yo en el reino de los dioses.
No quita que tengamos hambres,
y deseemos tantas cosas.
Ese que te abraza y te besa
es un regalo a
mi nueva reina,
diosa que pisa ahora la tierra
haciendo mis trabajos.
Esto me lo dijo Tatehuarí
no en un sueño
sino cuando estaba con ojos abiertos:
Gozándote, gozándote.