Si yo tuviera tus ojos María
cuántas cosas miraría María.
No sufriera ni locura, ni desatino
Se iluminaría bien el camino
por donde me lleve el destino.
Si tuviera tus ojos Jesús
miraría tu alma serena y profunda.
Me convertiría en el mortal meditabundo;
y gritaría a toda la gente del mundo:
que yo te quiero y te adoro
María Jesús.
(Augusto OConnor / Recopilación Hamilton Silva).