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Adolfo Hitler.

Hitler: pintor rechazado

A pesar de haber realizado más de 700 trabajos entre pinturas, dibujos y acuarelas con temas de paisajes, anatomías humanas y bodegones, el ahora famoso “pintor y arquitecto frustrado” Adolfo Hitler sigue siendo un personaje polémico, cuestionado y rechazado por sus conceptos de arte inexpresivo y la calidad artística de sus obras subastadas.

Por Arnulfo Agüero

A pesar de haber realizado más de 700 trabajos entre pinturas, dibujos y acuarelas con temas de paisajes, anatomías humanas y bodegones, el ahora famoso “pintor y arquitecto frustrado” Adolfo Hitler sigue siendo un personaje polémico, cuestionado y rechazado por sus conceptos de arte inexpresivo y la calidad artística de sus obras subastadas.

El sueño de todo pintor es llegar a ser conocido por la creatividad de sus obras, porque estas sean exhibidas en museos famosos y adquiridas por coleccionistas en prestigiosas casas de subastas. Posiblemente este fue el sueño, de Adolfo Hitler, cuando intentó ingresar a la Academia de Artes de Viena, siendo rechazado dos veces, con resultados de: “pruebas de dibujo insatisfactoria, no ha sido admitido”.

No obstante, la historia de sus pinturas, acuarelas y dibujos — realizada durante sus años de juventud y de miseria — guardadas en lugares oscuros y garajes olvidados por décadas en países donde residió — han tenido en estos recientes años otra vez un nuevo rechazo por algunos sectores, pero la luz parcialmente, al ser reconocidas como “piezas de arte”, al peso del martillo.

Prestigiosas casas de arte en Nueva York y otros países, se han negado a realizar subasta de sus dibujos, pinturas y acuarelas, por carecer de calidad artística y por el perfil de su autor, protagonista del Holocausto y de la II Guerra Mundial; no obstante otras más modestas del propio Núremberg y de Inglaterra, pasando por encima de las controversias éticas y las criticas, han lanzado su oferta de “quien da más” por una pieza de “arte original hecha por Hitler”.

Sus biógrafos estiman que en el corto tiempo de su vida como dibujante arquitectónico, pintor de postales, paisajes y acuarelas, realizó más de 700 trabajos. Sus primeros, dibujos de anatomías humanas y paisajes las realizó entre 1908 y 1909, los que recientemente han sido “aceptados” para mercadearlos con bombos y platillos por la casa de subastas británica Mullock’s, de la ciudad de Ludlow, de Inglaterra.

Los cuadros al óleo dejados por Hitler reflejan el paisaje rural de sus años juveniles.
LA PRENSA/Archivo.

Si bien, la mayoría de sus obras comerciales, paisajes, figuras humanas, retratos, desnudos y bodegones de flores, los especialistas y curadores de arte la siguen calificando de “poco artísticas”, de “dibujos simples”, de un arte que gozan de “cierta claridad y ligereza”, entre otros calificativos, hay piezas que las elogian y han pujado para que los coleccionistas ofrezcan mas de 15,000 libras inglesas.

Una de esas es una pequeña acuarela de 32×27 centímetros, que el líder nazi pintó en 1929. Sin duda el valor que se le atribuye es más de carácter simbólico e histórico, en el se aprecia a Hitler ataviado de guerrero recibiendo la forja, donde se mira la esvástica centellante, y el héroe alemán Armin, un personaje que derrotó al imperio romano. De esta manera, Hitler, se autorretrató como el sucesor de Armin y su Reich.

SU LUCHA POR SER PINTOR FAMOSO

Adolfo Hitler nació hace 121 años (un 20 de abril de 1889), en Braunau Am Inn, fronteriza entre Austria y Baviera. Su padre Alois Hitler quería que fuera como él, un agente de aduanas. En su libro Mein Kampf (Mi lucha) éste señala que se rebeló contra su padre, y lo que primero que hizo fue abandonar sus estudios básicos, para tratar de ingresar a la Academia de Artes de Viena, siendo descalificado. Su otra opción sugerida por los maestros era estudiar arquitectura, pero no pudo acceder por carecer de los certificados de estudios de secundaria.

Siendo un mal estudiante de la Realschule de Linz en 1904, a causa de sus deficientes resultados fue expulsado, continuando la secundaria en otro colegio de menor categoría, sin obtener el certificado que lo capacitaba para ingresar en la Universidad. En estos periodos siempre mostró interés por el dibujo y la lectura de novelas de aventuras.

Acuarelas de juventud.

En su libro testimonial “Mein Kampf”, recuerda Hitler, cuando su padre atónito y asombrado, exclamó: “¿Un pintor?, ¿un artista…?” Pensó que estaba loco o que no había oído correctamente mis palabras o, quizás, que las había malinterpretado. Pero cuando le expliqué mis ideas y lo serio de mi decisión se opuso con la tenaz determinación que le caracterizaba”.

—-¡Artista! No, mientras yo viva, ¡nunca!”, expresó tajantemente su padre que murió al poco tiempo. Su madre y protectora también lo abandona al morir de cáncer. Corría entonces la primera década del siglo XX, e inicia su carrera de vagabundo, barredor de nieve, cargador de maletas en los trenes, de obrero en la construcción; y para sobrevivir llegó a comer en los comedores de indigentes.

Pero su vida habría de dar un giro más favorable cuando en compañía de su amigo Reinhold Hanisch deciden ser artistas comerciales de pinturas postales, esto les generaría algo de ingresos. Otras de sus tareas fue dibujar planos para la remodelación urbanística de Linz.

“Hoy mismo, escribió en su texto biográfico, Viena me evoca tristes pensamientos. Cinco años de miseria y de calamidad encierra esa ciudad para mí, cinco largos años en cuyo transcurso trabajé primero como peón y luego como pequeño pintor para ganarme el miserable sustento diario, tan verdaderamente miserable que nunca alcanzaba a mitigar el hambre; el hambre, mi más fiel camarada que casi nunca me abandonaba, compartiendo conmigo inexorable, todas las circunstancias de la vida”.

Años después entre 1909 y 1910, reconoce que se había producido un pequeño cambio en su vida trabajando como un “modesto dibujante y acuarelista”. Su arte primero de formato postal, y luego de mayo tamaño, a veces insertadas en la parte trasera de sofás fue a parar a los mercados de Viena. En otras ocasiones iba de casa en casa vendiendo sus cuadros, muchos de ellos reproducciones de edificios públicos, que eran llevados por turistas como suvenir. Pero esta historia incipiente, dura y marginal, tuvo su final cuando la guerra terminó con su carrera de pintor comercial.

Críticos concuerdan que muchos de sus diseños no manifiestan talento sobresaliente, incluso van más allá al afirmar que tanto los trazos como las técnicas empleadas son copiados sin mucha gracia o creatividad, demostrando que hay poca pasión artística en sus trabajos decorativos de paisajes urbanos y rurales.

 

A pesar de estos créditos negativos, varias casas de subasta de arte se han dado a la tarea de vender sus piezas, destacando su valor histórico. Una de esas agencias, es la casa Jefferys de Cornualles, de Inglaterra, la que en años recientes subastó un total de 21 acuarelas y bocetos, datados entre 1916 y 1918, proveniente de una colección que estaba en Bélgica, sitio cercano a la frontera de Francia, donde estuvo prestando su servicio militar como cabo de la I Primera Guerra Mundial.

Asimismo la casa de subasta Weidler, de Nuremberg, Alemania, con ciertas polémicas por el lugar, subastó dos acuarelas con valor de 42.300 dólares. Anteriormente esta misma casa había realizado otras ventas, los temas de estas piezas son tradicionales escenas de paisajes y granjas campesinas.

TAMBIÉN SOÑÓ CON SER ARQUITECTO

El estilo de la pintura de Hitler siempre fue paisajista y tradicional, sin ninguna influencia de las corrientes modernistas. Tenía un gran interés por la arquitectura, por lo que pintó muchas escenas de calle, de edificios, iglesias y palacios.

 

“Quería ser arquitecto, y como las dificultades no se dan para capitular ante ellas, sino para ser vencidas, mi propósito fue vencerlas, teniendo presente el ejemplo de mi padre que, de humilde muchacho aldeano, lograra hacerse un día funcionario del Estado”. Cosa que tampoco logró, dado que se inclino por la vida militar.

“Después, nos sigue diciendo en su libro, estuve en Viena. Sobrecogido por el cúmulo de mis impresiones de las obras arquitectónicas de aquella capital y por las penalidades de mi propia suerte no pude en el primer tiempo de mi permanencia allí darme cuenta de la conformación interior del pueblo en la gran urbe”

Asimismo hace referencia del palacio del Parlamento inglés, cuestionando a sus diseñadores por haber recurrido a la historia del Imperio Británico con el fin de inspirarse para la ornamentación de los 1200 nichos, consolas y columnas de su monumental creación arquitectónica. Otro espacio arquitectónico que se consagró con la inscripción: “Al Pueblo Alemán”, es el edificio del Reichstag en Berlín, construido por Paul Ballot, y es comentado por Hitler con sentir nacionalista y ojo de aficionado a la arquitectura.

“UN ARTE PARA LA RAZA ARIA” CONCEPTO RECHAZADO

Otra de las obsesiones de Fûhrer, era que el arte cumpliera una misión preestablecida en la sociedad. Desde sus inicios, le declaró la guerra a los movimientos libre de la pintura dadaísta, cubista, fauvista y surrealista. El arte de la imaginación, la creatividad y la libertad expresiva tenía que abdicar bajo el imperio de las reglas del Estado.

Los paisajes fueron una constante.  LA PRENSA/ARCHIVO.

Bajo este esquema autoritario el Tercer Reich estaba llamado a reinar sobre el mundo por un periodo de mil años. Hitler conceptualizaba su cruzada cultural sobre el modelo del “hombre nuevo”, donde el arte debía “crear imágenes que representaran criaturas divinas, no híbridos del hombre y del mono”: Un arte para la supremacía de la raza Aria.

Estos conceptos, remarco, también fueron rechazados por el arte contemporáneo conceptualista, por lo que sus propias pinturas han sido objetos de reconceptualizaciones como las realizadas por los hermanos Jake y Dinos Chapman que titularon su propuesta: “Si Hitler hubiese sido hippie, qué felices seríamos todos”.

Estos le imprimieron un nuevo sello artístico al intervenir 13 acuarelas de paisajes naturales y urbanos de Hitler. Estas piezas fueron compradas a coleccionistas de varias partes del mundo y retocadas con arcoíris, corazones, estrellas, y otros accesorios hippies.

Con relación a la calidad artística de las pinturas originales del dictador nazi, estos artistas conceptuales las valoran como inexpresivas y vacía de ideas. Valga señalar que estos ingleses no solo han intervenido las pinturas de Hitler, sino que también se han atrevido a repintar 83 grabados de Goya de la serie Los horrores de la guerra, de una edición de 1937.

Al final la “nueva obra conceptual” de los hermanos Jake y Dinos, “Si Hitler hubiese sido hippie, qué felices seríamos todos”, fue exhibida en la galería de arte White Cube de Londres. Hoy con estos “retoques multicolores” a las acuarelas del lider alemán, el conjunto de las obras valoradas inicialmente por sus dueños en 115,000 libras ahora pasaron a costar 685,000 libras, equivalente a 1,3 millón de dólares.

En fin, aunque las acuarelas y pinturas tradicionales de Hitler, sean subastadas en medianas casas de arte a coleccionistas del mundo, éste seguirá siendo para la historia del arte contemporáneo un pintor frustado y rechazado por los circulos artísticos del pasado y presente siglo. La historia del arte ha dado de nuevo su veredicto: “pruebas de dibujo insatisfactoria, no ha sido admitido”.

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Hitler, en una de las  exposiciones de arte a la que asistió.
LA PRENSA/ARCHIVO.

La Prensa Literaria Hitler pintor rechazo

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