14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Yolanda Padilla muestra el Himno al Libertador Simón Bolívar, letra de Rubén Darío y música de Juan Aberle. LA PRENSA/CORTESÍA.

La biblioteca de un dariano

Más de 13 mil ejemplares entre valiosas colecciones de libros, revistas y enciclopedias de arte, reúne la biblioteca de José Jirón Terán, cuya especialidad tiene el conocimiento de la vida y obra de Rubén Darío, un patrimonio en el que trabajo por más de cincuenta años y que hoy descansa a la sombra de vitrinas.

Por Carlos Manuel Téllez

Más de 13 mil ejemplares entre valiosas colecciones de libros, revistas y enciclopedias de arte, reúne la biblioteca de José Jirón Terán, cuya especialidad tiene el conocimiento de la vida y obra de Rubén Darío, un patrimonio en el que trabajo por más de cincuenta años y que hoy descansa a la sombra de vitrinas.   

Acudo a las nueve en punto de la mañana a la entrevista concertada con doña Yolanda Padilla de Jirón. Mientras le informan que la espero, contemplo una casa amplia y confortable con algunos cuadros colgando en las paredes, así como reconocimientos a la labor dariana y académica de José Jirón Terán, su difunto esposo; fotografías, dibujos de Rubén Darío, Alfonso Cortés, Salomón, Azarías H. Pallais, entre otras personalidades de las letras y de la política nicaragüense.   

Pocos minutos después aparece ella elegantemente vestida, con una sonrisa franca y caminando altiva.   

La entrevista comienza y ella habla de sus inicios en León, de donde es originaria. “Nací en León el 16 de octubre de 1929, en este mes cumplo 81 años. Nací y crecí y me eduqué en León. Terminé mis estudios primarios y de comercio. Trabajé en la casa de Cardenal cuando tenía 15 años, luego ya graduada, trabajé de secretaria del doctor Luis Mayorga Delgado, un abogado que tenía bastante clientela y en donde estudiantes de Derecho hacían sus prácticas profesionales. Después, mi familia se trasladó a Managua y allá trabajé en la Empresa Nacional de Luz y Fuerza, desde 1957 hasta 1967, cuando me casé”.   

La vida de Yolanda, además de estar vinculada a León, también lo está a la personalidad de José Jirón Terán, el reconocido dariano e investigador: “Mi esposo era José Jirón Terán, a quien desde niña conocía. En Managua, en la empresa, tuve varios puestos. Y al casarme me integré a trabajar con él, que tenía un negocio bien montado. Él empezó con un negocio de telas, pero lo transformó en electrodomésticos. Una especie de Curacao, exactamente. Se conserva todavía la esquina y las fotos de esa época, de cuando él tenía la tienda y sale retratado. Con él procreé tres hijos y estuvimos casados 37 años.   

LA BIBLIOTECA 

  
Además de los años de convivencia con el dariano, ella dice que éste tenía una biblioteca organizada. Según Jirón Terán relata en su autobiografía, él empezó en 1946, hizo un viaje a México con un amigo, Fanor Fernández, por lo tanto uno de mis hijos se llama Fanor, en homenaje a ese gran amigo.   

En este esfuerzo por construir una biblioteca Padilla recuerda que desde niña tenía afición a la lectura. “Viajamos siempre cada año fuera de Nicaragua. Estuvimos en México en 1976, y como siempre buscando libros. Cada año viajábamos a Costa Rica; ahí encontró (José) el Himno a Bolívar, que Rubén Darío escribió la letra. Un profesor italiano hizo el arreglo musical. Hay un reportaje sobre este hallazgo.   

Estando en México con su amigo Fanor, preguntó si tenían algún libro de Rubén Darío, y el librero le dijo que ni siquiera lo conocía. Se quedó sorprendido de que no conocieran a Rubén Darío”.   

LOS VIAJES EN BUSCA DE LIBROS  

¿Cómo fue el hallazgo del Himno a Bolívar?  

Lo encontró en un tomo de música en Costa Rica. Por ese tiempo visitábamos mucho a Carlitos Valverde, vendedor de libros viejos. Y una vez que llegamos, José le dijo que estábamos buscando ese himno. Carlitos le respondió que en uno de los doce tomos de libros de música que él tenía, ahí le parecía haberlo visto. José se emocionó muchísimo, y le dijo que volveríamos otro día, así como con desinterés. A los dos o tres días volvimos. Y empezamos a buscar tomo por tomo y hoja por hoja, el susodicho Himno a Bolívar. Cuando yo tomé uno de esos libros, mi sorpresa fue grande cuando ante mis ojos se presentaba la joya musical. Actualmente, conservo el volumen de música donde está ese himno. Por eso, el Gobierno de Venezuela le dio un diploma y una condecoración a José en reconocimiento por ese hallazgo. En Guatemala fue otra búsqueda. En las tiendas de libros viejos. Ahí encontró casi todos los libros de Santiago Argüello, y cada vez que salíamos veníamos con sobrecarga de libros. Y así, bueno, él cuenta cómo empezó su biblioteca. Dice que estando en México con su amigo Fanor, preguntó si tenían algún libro de Rubén Darío, y el librero le dijo que ni siquiera lo conocía. Se quedó sorprendido de que no conocieran a Rubén Darío. José se fue a los estantes y encontró dos ejemplares de Darío, y cuando llegó a pagar en la caja, preguntó cuánto valían estos libros. Y el cajero le respondió que 50 centavos mexicanos. José dijo a su amigo Fanor: Vea lo que vale Darío, cuatro centavos de dólar en moneda mexicana, y 28 centavos de córdobas.   

¿De cuántos libros se compone la biblioteca de don José Jirón. Ha hecho algún tipo de inventario?  

Recién fallecido José, el 29 de marzo de 2004, pasado el impacto que causa perder un ser querido, el haber convivido con esta persona por tantos años, que uno siente que todavía está en la casa o entre nosotros. Ya  una vez pasado eso, se me puso que la biblioteca no estaba inventariada, y pensé que yo podría hacerlo. Pero vi que era una tarea muy dura, entonces, recurrí a la UNAN-León. Conversé con la directora del Sistema de Bibliotecas en ese entonces, Susanita Quiroz de Morales, y ella tuvo la aprobación del Rector, doctor Ernesto Medina. Yo agradezco esa atención que tuvieron para con José, porque sólo en libros se reúnen unos 13 mil y pico, sin mencionar revistas, periódicos y álbumes.   

¿Alguna vez ha pensado en vender parte de esta biblioteca?  

Aún vivía José cuando vendió parte de esta biblioteca. En la época que fue presidenta doña Violeta, el profesor Fidel Coloma, director de la biblioteca en Managua, se interesó en adquirir la biblioteca de José. Fidel Coloma era chileno, que se quedó en Nicaragua e hizo época como un excelente conocedor de Rubén Darío. Él se interesó porque el Gobierno le comprara la biblioteca a José para aumentar la sala dariana. Doña Gladys Ramírez de Espinoza, que era Ministra de Cultura, aprobó el proyecto y empezó a adquirir una parte de la biblioteca. Porque antes ya el Banco Central, siendo la directora la Carmencita Alemán, había inventariado una parte, y esa parte es la que adquirió la Biblioteca Nacional.   

COLECCIONES DE GRAN VALOR  

De entre los materiales adquiridos por la Biblioteca Nacional, ¿cuáles recuerda usted de gran valor?  


 Recuerda algunas fotografías donde José Jirón  (su esposo) que está rodeado de otros    miembros de la Academia Nicaragüense de la Lengua. 
LA PRENSA/CORTESÍA.
La colección completa de la Revista Mundial, en la que Darío fungió como su director en París, Francia. Darío sólo alcanzó a publicar 40 volúmenes, y José los conservó nítidamente empastados.   

¿La UNAN-León inventarió esta biblioteca?  

En primer lugar, la idea mía era que todo el conocimiento de José, todos los 50 años empleados por él, quedaran en la ciudad de León, y lo aprovecharan la juventud y los estudiosos de Rubén Darío, ¡y qué nada mejor que la UNAN-León fuera la llamada a tener esta biblioteca! El tiempo fue pasando, y no se ha podido realizar.   

Desde agosto de 2004 hasta febrero de 2005. Siendo Rector el doctor Medina, quien tuvo la gentileza de traerme exactamente el día que cumplió un año de fallecido José, el inventario tanto escrito como en un CD. Luego, pues, las circunstancias económicas de la universidad no ha sido posible realizar la compra-venta. El tiempo va pasando, los libros se van poniendo amarillitos, y me da pesar que no lo aproveche la juventud estudiosa de literatura. Porque la biblioteca no sólo se compone de Darío, ni de sus contemporáneos, él (José) decía que su biblioteca era de Rubén Darío, sobre Rubén Darío y autores nacionales. Está Tomás Borge, los libros de Omar Cabezas. Hay historia antigua, sobre el Canal de Nicaragua, libros sobre William Walker.   

Entonces, propuso usted a la UNAN-León la venta de su biblioteca, ¿estoy en lo correcto?   

Sí, les escribí ofreciéndoles la biblioteca, pero no me hicieron ninguna sugerencia. Yo siempre he estado anuente a escuchar alguna propuesta, algún convenio con la universidad.   

¿Los libros eran para don José Jirón su máxima inspiración, su gran tesoro?  

¡Exactamente! Aunque él tenía su casa comercial, resulta que era más voluminosa la correspondencia con las editoriales, catálogos que venían de todas las editoriales, que la correspondencia del negocio (risas).   

¿Qué personas han requerido del auxilio de la biblioteca de don José Jirón?  

Muchísimas. Entre ellas puedo mencionarte a Jorge Eduardo Arellano, quien vino a León a dar una conferencia en el Museo-Archivo (Rubén Darío) de tan sólo 22 años. Fue como un hijo para José, o él así lo consideraba. Ellos dos publicaron las Cartas desconocidas de Rubén Darío, que es otra de las labores de José, como la de los Prólogos de Rubén Darío. También menciono a Julio Valle-Castillo, a quien conocimos en México, muy jovencito.   

En una ocasión vino la Juanita Bermúdez, cuando era la secretaria de Sergio Ramírez, cuando era Vicepresidente de la República. Le prestó varios libros, no podría calcular si diez o veinte, y los devolvió personalmente ella. Fue para el tiempo en que Ramírez estaba escribiendo Castigo Divino.   

¿Le da algún tipo de cuido al material dentro de estas vitrinas?   

Le doy un mantenimiento empírico. Vienen a fumigarlo cada tres meses la compañía Truly Nolen. De manera que busco cómo podría ser útil esta biblioteca a los investigadores. Son libros para profesionales. Llegaría a lamentar como una pérdida irreparable, el tiempo que le dedicó Susanita Quiroz para inventariarla.   

¿Cuál fue la promesa que le hizo la UNAN-León?   

El doctor Medina dijo que iba a conseguir fondos, pero casi se terminaba su periodo (de rectorado), y luego le volví a hacer la oferta al doctor Sampson, pero no hubo ninguna contestación.   

José Jirón Terán, dariano leonés.     LA PRENSA/ARCHIVO.

No sé si habrá alguna institución o el Gobierno mismo estén interesados en comprarla. Costó mucho dinero y tiempo, no se puede dar gratis. Pero estoy abierta a un arreglo; lo importante es que yo quiero que se aproveche y lo aprovechen los investigadores. Lamento que el tiempo vaya pasando, y que los libros, como toda cosa, lleguen a su fin. Temo que se deterioren y que no sean usados todos los 50 años que les dedicó José.   

VOY A HACERLE UNA BIBLIOTECA A RUBÉN DARÍO

Entonces, la manera de adquirir esta enorme biblioteca que vemos aquí, fue a través de sus viajes. A través de los viajes y por correspondencia. Él manejaba un fondo en dólares para las editoriales como la Aguilar, de España. De manera que él más bien perseguía las cosas desconocidas de Rubén Darío, los amigos le enviaban recortes de periódicos. Hay álbumes con recortes de periódicos de todas partes del mundo: de Argentina, Chile, México, Guatemala. Y fue una devoción o una obsesión por Rubén Darío. Pero no sólo de Darío, sino que la biblioteca se compone de todos los contemporáneos de Darío como Víctor Hugo, Enrique Gómez Carrillo, Juan Ramón Jiménez. Todo lo que era contemporáneo de Darío, José lo fue comprando, coleccionando.   

La verdad es que cuando venía algún conferencista extranjero a hablar sobre Rubén Darío, le picaba la lengua por decir que el año del que estaba hablando, que el nombre que decía no era el correcto, estaba al día, él decía que de un aficionado que fue se convirtió en un bibliógrafo. Sin embargo, después de todo, José decía que su riqueza estaba en las revistas, porque recibía revistas de todas partes, y dejó colecciones de escritos sobre el padre Pallais, reunió todo lo que publicaban en el periódico de Juan de Dios Vanegas, de Lino Argüello, Santiago Argüello.

La Prensa Literaria

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí