Es a partir de su libro Cantos de Ifigenia, 1997, que surge la odisea de su poesía con fuerte tendencia al misticismo absoluto, holístico, del todo. Sobre este término, “místico”, la poeta afirma que no le gusta, porque a mucha gente le suena como a beata, a “rata de sacristía”, que no cuenta chistes, que no se ríe, que no le gusta bailar.
La mística, según lo vivido por ella, es la búsqueda de la experiencia integral sobre Dios. Entonces en este texto comienza con una vivencia amorosa, humana, y concluye siendo una declaración de amor que en realidad no puede nombrar, porque ninguna otra palabra lo contiene.
¿Este tiene mucha relación con tu reciente libro Soledad Sonora? La poeta contesta: “que es el mismo tema, pero más profundamente vivido”, luego me recuerda que ya no es una “atea, comunista”, o una rara como lo fue en sus años de juventud, cuando se dedicó a estudiar libros de marxismo.
El tercer libro de esta saga, aún sin publicar, es A la Intemperie, texto que es continuación y profundización de la búsqueda mística del “Absoluto”; y tiene un epígrafe que es una canción del círculo del sol que dice “Como la rabia de amar”. Para la poeta, esta rabia, que también es poesía espiritual, se expresa en desesperación porque “el amor es como un fuego que te quema”.
En el último año a Najlis le practicaron dos cirugías de rodilla; en medio de ellas tuvo un problema gastrointestinal, que pensó que se moría; luego tuvo una anemia que la tuvo tirada en la cama cerca de dos semanas; pero recibió “amor a presión hasta por los poros que le salía en forma de lágrimas por sus ojos”, por el cariño que recibió de su familia y amigos.
De estas experiencias es que sale su último poema, “La ausencia que me besa”, que abre la página de otro libro, que se espera continúe la saga poética de búsqueda del Absoluto, seguida por sus tres anteriores libros.