Julio Francisco Báez Cortéz
Fulgor de hogueras
A doña Jenny, 80 años de luz
I
Los preludios mágicos se parecen a la miel,
orientan al viajero conducen al Edén.
Templo y credo de furtivos zapadores
que por obra y gracia de un embrujo logran
convertir glaciares en fulgor de hogueras.
II
Ama y señora de obstinado desvarío:
si aquel acto de magia en plenilunio
fue la ciencia exacta de cimbrada fantasía,
de nuevo te recuerdo que hoy seremos
estruendo de volcanes furia enternecida.
III
Como en todo sortilegio, el desenfado impera.
Navegantes despistados sin rosa de los vientos,
peregrinos encantados sin brújulas ni apremios
en demencial vigilia que trastorna amaneceres.
¡Rocío de catarsis! ¡Alaridos del furor!
IV
En semejante algarabía de regia levedad,
¿brebajes y alquimias serán el buen ardid?
¡Necio! -reprende Eros- ¡Trampas y fetiches
indignan al Creador! ¡Admite de una vez!
¡Ese fuego excelso es magia de mujer!
Convicciones
*
Dama tratada como reina, ¡es reina!
Allá el tonto que lo ignore.
*
Un buen piropo toda mujer lo cree,
sencillo o deslumbrante, lo cree;
no por ser verídico el cumplido,
sino por su convicción de merecerlo.
*
La amada alegre es como una hostia.
curveadita y fina, en honda consagración.
*
Humor asfixiado en penas,
pudor que lamenta arrugas,
sonrisa prostituida en mueca:
¡epitafios de aposento!
*
Vigilia emprendedora, algo pasa.
Insomnio en mala hora, algo no pasa.
*
Sobre amores y desamores
todo pareciera escrito:
Sun Tsu, lucero de guerra.
Kama Sutra, portento de paz.
*
Candil de la calle,
oscuridad de la cama.
*
Detrás de un gran hombre
no existe una gran mujer.
Camina al lado o mejor se va.
Marcha al frente y a la zaga él va.
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