Por Fernando López Gutiérrez
Le vi de rodillas,
con las alas de ángel translucido
aferrado al gélido destello
que le hería la razón,
enloquecido, trastabillando,
expulsado del estrado,
dejó su sitial de preferido.
Nunca más le será igual.
Pasó su tiempo,
ahora vagabundea en los frisos
de la maldad,
aquél que un día fue amado.
Enero 2009/Octubre 2010
San Alejandro/San Francisco
Granada, Nicaragua.
A QUIEN ESPERAR
Por Raúl Xavier García
El día iba subiendo oscurecido y corrían veloces las horas como cuando el viento viaja limpio sin tropiezo alguno sobre la triste y espesa soledad de las piedras, sin dejarnos tiempo libre para pensar y poner en orden nuestras cotidianas preocupaciones.
Así nos decían. Y yo les dije que sí, moviendo la cabeza de arriba hacia abajo.
Lo más cruel de las mentiras sería negarlo.
A nosotros nos han crecido vigorosamente en las espaldas las alas. No caeremos con los rayos del Sol en el mar, porque todos conocemos nuestra profunda desnudez.
Los triunfos y fracasos en el amor, aunque los restos de un ayer nos envejecen, desde la infamia del mundo.
Son los sueños los que a veces nos hacen subir y luego bajar sin la serenidad en el espíritu y cada día buscamos más a ese hombre; con quien podemos llegar a él por diferentes caminos.
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