LÍMITES INCURABLES
Juan Sobalvarro
La tristeza me patea
por el flanco adormecido de la costumbre
en lo que crece desamparado de pan
mientras un motor llamado futuro
me precipita a buscar felicidad con dos muletas
dos intraducibles herramientas de madera
que se ciñen a mi carne
como una máquina se apega
a un cuerpo sin furor
En el cementerio de libros
busco la más noble poesía
esa que no prostituye su carne
en orgías individuales
ni en opulentas ferias de servidumbre
pero me estremece la ira del polvo
un desierto nace
al pie de mis olvidos
como árbol que florece
en la profundidad de un pozo
una harina estéril se multiplica
en los codos de mi pereza
y ciego
vuelvo a embeberme
en un almíbar rabioso
como si regresara
a mi propia placenta
a mi natural incubadora
donde todo lo rompo
donde muerdo la música
sin retorno.
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