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LA PRENSA/ AGENCIA

El Mendigo Literario

“Así como los muertos nos hablan de la muerte y ningún muerto ni todos los muertos son la muerte, y menos aún la eternidad, así también la pobreza” Vicente Zito Lema

 

 

“Así como los muertos nos hablan de la muerte y ningún muerto ni todos los muertos son la muerte, y menos aún la eternidad, así también la pobreza”,  Vicente Zito Lema

 

Por Gustavo Adolfo Becerra


1. Evidente es la presencia de un Violín

amarilleando las callejuelas sin luz.

Sólo pienso en esas Treinta Mariposas

que en este instante sobrevuelan la Historia,

multiplicadas a veces, diezmadas, mojando el cielo,

amando planetas que luego abandonan.

Quedaste con pérdida parcial de movimientos

producto de un accidente de tránsito.

Cabellos grises. Edad indeterminada.

Recogido, sin nada que beber

morimos a Orillas del Mundo.

Otra vez la misma Silueta: una Casa

flota en la Niebla. Los árboles se desplazan

de un lugar a otro. El viento

lo llevas debajo del abrigo.

2. Eres una palabra que puedo escuchar.

Aunque no conozco su significado

huele a noche mal parida, a vino agrio.

Alguien te dibujó bajo la Línea de Pobreza.

Envejeciste, sin mediación y se trizaron

los cristales de tus lentes. Viejo,

¿verdad que viste Brillar sus Aluminios?

Sus azules, mi Dios, y la hambruna de sus blancos,

como si fueran dientes. Abrígame en su frío.

A ella la escribieron como Paloma de Plaza.

Las palabras que contenía ese Poema

eran tan hermosas que cuando se bañaba

desnuda, todo el Río se transformaba

en Liturgia. Cada mañana me cercioraba

que estuviera dentro del Texto,

usando con seriedad la libertad entregada.

3. Los zapatos del mendigo que hacen reír,

traen dentro de sí los pies del mendigo.

Curiosa constatación de la chaqueta

Raída: has bajado mucho de Peso y tienes

los dientes amarillos. —Viejo —le dije— ¿qué haces

aquí? Si bien es cierto no requieres

autorización para entrar a mi poema tampoco

es bien visto que duermas en su suelo.

Padeces del mal de Diógenes

y llenas de basura este espacio cósmico.

Otros personajes Literarios corrieron

peor suerte. Admite que has bebido

demasiado y que te cuesta sostenerte en pie.

Esta noche seguirás juntando palos secos

para hacer fuego amenazando

con quemar la Casa del poema.

4. Tengo cierto dominio sobre el Texto

y puedo generar cambios atmosféricos.

Estoy en condiciones ventajosas

de aplacar cualquier intento de rebeldía

en virtud de las leyes del acto creativo

que hasta los más humildes/respetan.

(Los tiranos también sienten miedo

de ese único poder que exhiben los poetas).

5. Seamos proactivos. Podrías quedarte a dormir

en este portal de Iglesia que acabo de escribir,

pero los policías municipales te sacarán a golpes.

Sé que no te asustan esas cosas: has sufrido

mucho, por eso un nuevo sufrimiento,

no te hará mejor ni peor. En muchas ocasiones

has tenido una actitud similar: venir

sin que te llamen. Y como no encuentras

qué comer/empiezas a comerte mis versos.

En alguna oportunidad —recuerdo— dijiste

que no reincidirías en esa conducta.

Pero poco vale tu palabra. Puedes ir a otros

lugares pero te obsesionas/con esta página

en blanco, que uso para mirarme

como en un Gran Espejo.

6. Eres más de mar que de tierra,

por eso poca es la eternidad que reúnes.

A orillas de las Playas dejas tus huellas,

junto a huesos de pollo/que quizás

tú mismo comiste. Creo que esa vez

te respiraste todo el viento, incluso

pensé que toda la escritura misma

—que te contiene— se había regenerado

como las colas de las lagartijas o los brazos

de las Estrellas de Mar. Y no ha sido así.

Ahora te quitas un zapato y muestras

los calcetines llenos de hoyos. Dices

que es posible vuelvas a delinquir:

finalmente la cárcel no es el Paraíso

pero tampoco es el Infierno —arguyes.

Esta mañana no te lavarás en la pileta.

7. La mujer literaria que amaste/ya no está.

La borré definitivamente. Se ha ido

con otro poeta buscando mejor vida

en otra escritura. Intenté, pero no pude

retenerla por más tiempo. Tomó

sus cuatro estrofas y se fue. No alcancé

a escribir para ella una elegía como deseaba.

Eran sus Bosques Nidos —me confesaste.

Zumbaba en ti como tú zumbabas en ella,

llenando de Flores/Páramos y Piedras.

8. Claro que no estoy en tu pellejo. Si planteas

exigencias de ese tipo/no tendré

otro camino que cerrar este archivo.

Los niños de la calle comen fruta podrida.

Viejos como tú hay muchos. Espera

un minuto. Suena mi móvil. Ya regreso.

Detrás del Muro/ladran los Perros de la Miseria.

Sus Ladridos construyen otros Perros.

Uno de esos perros te perseguirá para siempre.

La Prensa Literaria

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