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“En la vida, no espero nada…”

Ni siquiera la lluvia pudo parar el Festival Internacional de Cine en Toronto. Y con otra lluvia... de flashes, Hugh Jackman cruzó la alfombra roja del edificio central Bell Lightbox, para hablar sobre uno de los eventos más importantes de Hollywood: La entrega del Óscar. Ya se dio el lujo de conducir la ceremonia. Ya se dio el lujo de ser nominado. Solo le falta... ganarlo.

Fabián W. Waintal

Ni siquiera la lluvia pudo parar el Festival Internacional de Cine en Toronto. Y con otra lluvia… de flashes, Hugh Jackman cruzó la alfombra roja del edificio central Bell Lightbox, para hablar sobre uno de los eventos más importantes de Hollywood: La entrega del Óscar. Ya se dio el lujo de conducir la ceremonia. Ya se dio el lujo de ser nominado. Solo le falta… ganarlo.

Después de haber conducido el Óscar y formar parte de los privilegiados nominados… ¿Le gustaría ganarlo?

Mi teoría en la vida en general es: no esperar nada para que todo sea una sorpresa. Mis únicas pretensiones como actor siempre fueron poder pagar la renta. Mis metas nunca fueron más allá. Cuando me ofrecieron conducir la ceremonia del Óscar, honestamente pensé que estaban drogados, aunque fue realmente un honor.

¿No le gustaría tener otra oportunidad entre los nominados del Óscar por la película Prisoners?

Ya bastante me emociona que la gente destaque la ambición de esta película tan importante, porque realmente es la razón por la que hacemos cine. Hacemos historias para el público, hacemos cine para que la gente hable y piense sobre ciertos temas. Eso ya es suficiente.

Y el año pasado, ¿fue difícil aceptar la derrota cuando no ganó el Óscar por Les Miserables?

Para mí fue un privilegio estar presente en el almuerzo donde reunieron a los nominados. Me acuerdo también en el almuerzo del premio AFI donde Norman Jewison, con 90 años, dijo: “Tengo 90 años, estuve en los Óscar, he ganado, he perdido, pero nadie me va a creer cuando les diga que a los 90 años, nada de esto importa, aunque ganes o pierdas, no es lo que vas a recordar. Lo único que importa son las películas que emocionaron al público. Ellos son los que quedan en tu cabeza”. Y cuando hacemos una película con tanto coraje como Prisoners, donde los actores pusimos nuestros corazones, de verdad, pienso tal como Norman, hicimos algo que nos enorgullece. Y eso es lo que mejor vamos a recordar.

¿Hay algún secreto para triunfar en Hollywood entre los australianos como usted, Russell Crowe, Nicole Kidman o Naomi Watts?

Básicamente, llegamos a Hollywood con la misma filosofía: les aseguramos a los productores que podemos hacer el mismo trabajo que cualquier actor local, por la mitad de precio (risas). Ese es nuestro secreto.

¿En qué momento exacto de su carrera se dio cuenta que había conseguido el éxito que buscaba?

En casa siempre éramos muchos y un día me acuerdo que había tanto ruido, que me paré en una silla pidiendo a todos que se callaran. Y mi madre me dijo en ese preciso momento: “No necesitas pararte a gritar arriba de una silla para llamar la atención”. Pero hace unos años, después de verme en Broadway, mamá lo admitió y dijo que por lo visto… ella se había equivocado.

¿Qué tan difícil fue hacer la película Prisoners, con un tema como el secuestro de un hijo, pensando que algo así puede pasar en la vida real?

Como actor, trato de convencerme que soy otra persona, tratando de meterme en otros zapatos y la experiencia de otra vida. Por supuesto, parte de mi preparación fue investigar lo que pasa en estas situaciones. Y uno trata de buscar información, lo que pasa el primer día, el segundo, como reacciona, lo que vive emocionalmente, mentalmente. Y a medida que me fui penetrando en la lectura de estas historias, viendo vídeos familiares, me di cuenta que es algo que puede estar pasando ahora… Hay una razón por la cual no vemos comedias todas las noches. De alguna forma, como humanos, necesitamos tocar ese elemento real del miedo, para debatir o sentirlo.

Esta película no es el estilo de cine al que estamos acostumbrados a verlo, ¿cómo llegó semejante ofrecimiento?

Apenas tengo que retroceder un año o dos y agradecer a Kira Davis, la productora y Warner Bros porque me pasaron el guión, un año antes de elegir el director. Y me encantó. Era la clase de guión que pudo haber sido un típico thriller normal, pero Kira salió a pedir un buen director. Y al año siguiente demostró toda la ambición de mostrar una película que te mantiene al borde de la silla y te deja pensando por días.

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¿Qué le diría a aquellos que piensan que su personaje fue demasiado lejos en tratar de recuperar a su hija o aquellos que piensan que no hizo lo suficiente?

No puedo pensar igual que el público, pero agradezco que alguien escribió un guión que fuerza ese estilo de moral ambigua. Creo que el poder de la película pasa por ahí.

¿Y qué opina de otro estilo de poderes, como el éxito de Wolverine más allá de X-Men? Es muy extraño que un personaje se vuelva mucho más importante que la película donde empezó…

Bueno, el año que viene te vas a dar cuenta que exageras un poco, porque las películas de X-Men todavía siguen encantándole a la gente, en todo el mundo. Si te fijas en las revistas de los cómics originales, las versiones de Wolverine son muy pero muy populares, pero las series de X-Men siempre fueron la mejor fundación.

¿Y a usted? ¿Qué es lo que más le gusta de Wolverine?

Creo que Wolverine es un gran ejemplo de lo que logró X-Men, inventando la forma de mostrar superhéroes mucho más humanos, complejos, con fallas, pero siempre interesantes. Por eso los interpretan actores tan interesantes y diferentes. Por eso hay tantos directores grandiosos que aceptan la dirección en cine, porque te da la oportunidad de convertir una historia humana en algo espectacular.

Sección Domingo Festival Jackman

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