Por JuanCarlos Ampié
Parece que fue ayer cuando escribí la crítica sobre una película titulada “Armados y Peligrosos”. En realidad, fue hace un par de semanas. Es una coincidencia simbólica. Ahora le cambiamos el género a los adjetivos para reivindicar a las mujeres en el mundo testosterónico de la comedia de acción.
Sandra Bullock y Melissa McCarthy son la proverbial pareja dispareja de policías, investigando un caso mientras sortean el campo minado de una incipiente amistad. Sarah Ashburn (Bullock) es agente del FBI. Oculta su inseguridad en una eficiencia alienante. Desesperada por ser tomada en serio en un mundo de hombres, viste con severidad que rivaliza con su carácter. La investigación de un zar de la droga la pone en el camino de Shannon Mullins (McCarthy), su antítesis. Ella es una ruda policía de los distritos menos pintorescos de Boston. Obesa y desaliñada, usa la insolencia para darse a respetar. En contraste a la reprimida Ashburn, vive asediada por hombres que desecha como pañuelos sucios. No podrían ser mas diferentes, pero a la hora de atrapar a los malos, logran trabajar como una sola.
“Armadas y Peligrosas” usa la misma fórmula que durante décadas han empleado los estudios en vehículos masculinos. La novedad se encuentra en la reversión de los roles de género y cómo nos obliga a medir cuán ridícula es la tradicional reducción de la mujer a papeles decorativos. Cuando Mullins manda a pasear a una conquista fugaz, nos reímos por el menoscabo de dos estereotipos. Por una vez, el hombre es el amante emocionalmente hambriento que no entiende lo poco “cool” que es esperar más que un placer pasajero. Y en la otra arista, tenemos a una mujer que desafía los parámetros de belleza ejerciendo poder de veto en una relación donde los prejuicios le proyectan desventaja.
La trama de la película es francamente desechable. Parece tomada de una serie policíaca de televisión circa 1980. Es una pena que los realizadores no apliquen más creatividad a esta parte crucial del guion. Sin embargo, la atracción principal no es la intriga esquelética, sino la deliciosa química entre las actrices. Bullock y McCarthy juegan dobles como aces, actuando cada una en contra de sus prototipos. Los mejores momentos de la película son las innumerables digresiones concentradas en potenciar el choque de sus personalidades opuestas, y las pequeñas concesiones que se hacen mutuamente, hasta armar una amistad bajo el fuego cruzado de los maleantes violentos y los colegas misóginos, mucho millaje cómico se saca de un albino machista. Con actuaciones menos inspiradas, “Armadas y Peligrosas” habría caído en el didacticismo de una taller de sensibilización de género. En manos de estas actrices, es una comedia efectiva con el corazón en el lugar correcto.
El director Paul Feig sorprendió hace un par de años con “Bridesmaids” (2011). Pero al igual que en ese éxito taquillero, aquí tiene problemas con el ritmo. Se agradece que ahora mantenga el metraje bajo dos horas, pero hay muchas escenas que se extienden demasiado. Como la interminable borrachera de Kristen Wigg en un avión, los entremeses protagonizados por la caricaturesca familia irlandesa de Mullins agotan su bienvenida. También pisa en falso en una escena de violencia gratuita. Sin embargo, Feig merece crédito por orquestar el juego de sus protagonistas.
La taquilla es el reino de la acción y los premios favorecen al drama. Me temo que la comedia es vista de menos. Fue una buena sorpresa cuando McCarthy recibió una nominación al Óscar a Mejor Actriz de Reparto por “Bridesmaids”. No recibirá una por “Armadas y Peligrosas”, pero no porque no la merezca. Si, creo que así de buena es.
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