Por Amalia del Cid
Luis Enrique Rodríguez le dedicó media vida a la Policía Nacional, alguna vez persiguió sacerdotes y también planeó matar a “Pedrito el Hondureño”; pero hoy es un religioso de discurso vehemente y posiciones radicales. Aunque reconoce cierta “tolerancia” y “pasividad” de la Policía ante las turbas del Gobierno, considera que la gestión de la primera comisionada Aminta Granera es “excelente”. En esta entrevista se refiere, además, a la polémica Ley 779, la verdadera naturaleza de la Policía, el comunismo y los designios de Dios.
::: Usted era candidato a subdirector de la Policía, ¿qué pasó?
Fue en una de las ternas que salimos (ríe). De manera que yo decía que si me quedaba era para algo bueno y si salía era para algo mejor.
::: ¿Por qué salió?
Estos son cargos políticos, indudablemente. Hubo algunas consideraciones políticas… Eh… Creo que la más importante era la que estaba vinculada al narcojet. Al comisionado Cuadra y a mí nos tocó investigar el tema del narcojet y a la hora de la propuesta no quería el presidente de turno que nosotros fuéramos ascendidos, porque… se sentía incómodo. Al final tenés que entender, y en buenos términos, que el presidente tiene esa facultad. Hemos quedado de amigos, donde nos vemos nos saludamos. Pero entiendo que él tuvo sus consideraciones y las respeto.
::: Ese presidente era Arnoldo Alemán. Y ya estaba por salir.
Pero en ese momento a él le correspondía aprobar la jefatura que iba a quedar. Eduardo Cuadra, Javier Palacios, Eva Sacasa y yo salimos retirados.
::: ¿Se veía la “mordida” en la Policía de los ochenta?
Era un tema muchichísimo, infinitamente menor que lo que hay ahora. Ahora lo vemos con más frecuencia en los medios de comunicación, hay más denuncia de la ciudadanía y en aquellos tiempos era muuuy raro encontrar un policía que aceptara un soborno.
::: Como jefe nacional de Tránsito, ¿qué hacía usted en esos casos?
En delitos como el soborno, que en la Policía se tipificaba como una conducta indebida, los casos se trasladaban a auditoría militar y la gente tenía sanciones mucho más severas. En el 90 y tanto por ciento de los casos, si había pruebas, las personas quedaban sancionadas.
::: ¿Qué tipo de sanciones?
Sanciones de cárcel, de moción y degradación. Me tocó en dos oportunidades degradar a personas y luego la baja deshonrosa.
::: ¿Eso pasaba en casos de sobornos mayores?
Por una “mordida” en la calle le estoy hablando. Le puedo mencionar tres casos de policías que se fueron de baja deshonrosa de la Policía por un soborno que equivalía a cinco dólares de hoy. ¡Había una tolerancia cero con el soborno! Y yo creo que en eso debemos tener mucho más cuidado en la Policía Nacional.
::: ¿Qué caracterizó a la Policía en los noventa?
Buscaba su identidad. Estábamos tratando de ser una salvaguarda de la paz y la tranquilidad. Es más, las personas que atentan contra la vida nuestra, en Estelí, son del sector de izquierda, del FROC, Frente Revolucionario de Obreros y Campesinos (se refiere al grupo liderado por “Pedrito el Hondureño”, en 1993). Justamente porque consideran que nosotros somos traidores al no ser cómplices de actos como secuestro, vandalismo, extorsión y al capturar personas que eran de origen sandinista. Y justamente lo que estábamos haciendo era establecer un modelo apartidista, no deliberante, apolítico.
::: ¿Alguna vez se ha logrado eso en la Policía?
Bueno… Yo creo que se viene logrando porque hay un reconocimiento social muy amplio. Estaba leyendo una encuesta y me agrada saber que la persona de mayor aceptación pública con un 74 por ciento, es Aminta Granera. Su gestión me parece excelente.
::: ¿Usted diría que la actual Policía es apartidaria y apolítica?
Bueno, los hechos lo demuestran. Nos critican de derecha y de izquierda. Ya eso es bastante. Por otro lado, también puedo decirte y esto te lo puedo poner en mayúsculas y en rojo: No existe ninguna Policía químicamente pura en términos políticos. Al fin y al cabo vos le respondés al gobierno que está de turno. A mí me dio órdenes doña Violeta, me llamó personalmente Carlos Hurtado, me llamó Antonio Lacayo y me dio indicaciones personales. Y con eso estoy diciendo que yo estoy acostumbrado a recibir órdenes del presidente Alemán, del presidente Bolaños, de la presidenta Chamorro y del comandante Ortega.
::: ¿Se reprimía antes igual que ahora?
Se reprimía más antes. Es más, del año 2007 a la fecha, cuénteme de un estudiante muerto en protesta… Sin embargo, cuando las protestas del seis por ciento, tres quedaron muertos allá por la casa de gobierno… Este modelo policial lo venimos perfilando primero como un modelo proactivo, preventivo y últimamente represivo o activo, porque al fin y al cabo la Policía también es un aparato de represión y no nos llamemos engaño. No en balde andamos una pistola, un fusil y una “clava”. Eso no es para acariciar, es para imponer el imperio de la ley.
::: Se ha visto que esta Policía reprime solo a los grupos que no son del partido de gobierno. Está el caso de la ocupación del INSS, donde turbas del Gobierno golpearon a jóvenes y viejitos.
Tras el triunfo de la revolución sandinista fue responsable militar de Jinotega. Y en Bulgaria se especializó en temas de investigación policial y administración de la Policía.
Fue jefe de la Policía de Chontales, Boaco y Estelí. Trabajó en el Ministerio del Interior; fue jefe de orden interior en la cuarta región y jefe del Estado Mayor en la región dos. Luego jefe nacional de la Policía de Tránsito.
Trabajó en Seguridad Pública nacional y como subdirector de la Academia. Finalmente se desempeñó como director de Recursos Humanos de la Policía. Se retiró a finales del 2001.
Actualmente está al frente del Ministerio Unidos por Siempre, junto a su esposa. Afirman que han trabajado en la salvación de unos 2,000 matrimonios. Ahora es amigo de “Pedrito el Hondureño”, el hombre que en 1993 intentó asesinarlo a él y a su familia, durante un asalto a la ciudad de Estelí.
Él también quiso matar a “Pedro”. Pero ahora ambos ven el pasado como un “propósito de Dios”. “¿Por qué no podés perdonar al papá, al vecino, si dos enemigos que estuvieron a punto de matarse se perdonaron?”, dice Rodríguez. Y agrega:
“Ahora le digo Víctor Manuel Gallegos, porque ‘Pedro’ es un alias. Dios le devolvió el nombre”.
Para mí fue un capítulo penoso… Pero también fíjese que cuando estuvieron los viejitos protestando no hubo un conflicto, fue cuando aparecieron personas extrañas al conflicto de los viejitos movidas por una solidaridad que nunca han tenido.
::: Eran estudiantes, jóvenes.
No importa. Si los estudiantes, los viejitos, rompen el orden institucional establecido es obligación de la Policía restablecerlo. Pero coincido en que se debe restablecer independientemente de quién lo altere. Si lo están alterando los sandinistas, hay que poner el orden. Si lo están alterando los que no son sandinistas, igual hay que poner el orden. El orden está por encima de los partidos.
::: ¿Qué dice de los siete carros desaparecidos el 22 de junio frente al INSS, a la vista de la Policía?
(Silencio) No, no, no… Es que… yo prácticamente de eso no estuve enterado. ¿Siete carros desaparecidos?
::: Sí. Y hasta hay vídeos.
No, no, no… No he sabido. No estaba en el país.
::: Y hace poco una turba de motorizados agredió a señoras que protestaban contra MPeso, ¿conoce ese caso?
No, no, no… No conocí ese caso.
::: ¿Ha habido protección a las turbas del Gobierno por parte de la Policía?
Protección… habría que discutir el término…
::: ¿Cuál sería el término?
A lo mejor usted puede decir una excesiva tolerancia.
::: ¿A qué se refiere?
Es bien difícil juzgar objetivamente. A veces no se puede juzgar sobre la base la ley, sino sobre la base de las circunstancias. Para algunos ha habido una excesiva tolerancia, pero yo sí creo que la Policía ha actuado con profesionalidad y con prudencia. Y a veces la prudencia unos la ven con buenos ojos y otros lo que hacen es cuestionar porque desean que el modelo sea represivo.
::: A esta Policía se le ha señalado de no hacer nada ante las turbas ni ante el acoso a la libertad de expresión.
A veces sí he visto esa pasividad, puedo decir que es cierto… Yo sí creo que ha habido alguna tolerancia, pero no lo veo como una protección cómplice y una política sistemática.
::: La han acusado de estar aliada a grupos paramilitares.
No.. No lo acepto. No nos hemos aliado. Si así fuese aquí habría una mafia, muertos por todos lados.
::: ¿La Policía puede pecar por omisión?
¡Claro! Usted y yo y todos.
::: ¿Eso no la vuelve cómplice?
Vamos a ver… La complicidad está técnica y jurídicamente vinculada al dolo. Debe haber una intención. Obviamente en la institución yo no lo he visto. Ha habido discusiones amplias, internas en la Policía sobre este tema y todo el mundo ha coincidido en que para mantener el orden público y la seguridad ciudadana es con una actuación imparcial de la Policía en la mayoría de sus actos. ¿Habrán acciones aisladas? Seguramente las hay.
::: ¿No se han vuelto muy frecuentes esas acciones aisladas?
No, yo creo que no, fíjese. Son tan, pero tan aisladas, que cuando se dan pasan los meses y siguen siendo objeto de noticia. Como el caso del INSS.
::: Cuando hay grupos armados golpeando a grupos desarmados, ¿cuál debe ser el papel de la Policía?
(Pausa) Primero… Cuando hay grupos en la calle, yo debo saber la legitimidad de los grupos, si tienen permiso para estar en la calle. Lo segundo, tratar de prevenir esos choques. Cuando esos choques se dan, la Policía debe intervenir.
::: ¿Lo ha hecho?
En la mayoría de los casos lo ha hecho; en otros casos, no.
::: Aminta Granera está de facto en su cargo, ¿eso no habla mal de la Policía como institución?
No. Es un tema delicado… Me parece que incluso debería reconsiderarse el tema de la salida de los jefes. Ha habido una fuga de capital humano valiosísimo. Eduardo Cuadra salió junto conmigo cuando teníamos 41 años. Y vos a los 41 años estás en plenitud de tus capacidades. Y así una gran cantidad de compañeros valiosos. Porque aquí alguien dejó establecido: El que va cumpliendo el periodo que se vaya. ¿Y por qué no se van todos los líderes políticos? ¡Todos! ¡Sin excepción! Tienen 40 años, 30 años de estar en el ejercicio de sus cargos. ¿Por qué a la Policía no se le permite que un policía se quede 10 o 12 años?
::: ¿Ilegalmente?
Yo creo que es mejor respetar lo que dice la ley. Aminta Granera debió haberse quedado mediante una reforma de la ley.
::: ¿Usted todavía se siente parte de la Policía Nacional?
Bueno, cuando uno trabaja en una institución como trabajé yo durante 20 y tantos años es innegable que hay lazos de amistad, cariño, de respeto con todos los compañeros. Emocionalmente soy un amigo de la Policía. En términos técnicos tengo mucho que aportarle, precisamente andamos viendo cómo mejorar la Ley de Tránsito para beneficio de los nicaragüenses. Pero eso no me quita la posibilidad de criticar o no criticar, respaldar o no respaldar un hecho que me parezca correcto o incorrecto. En eso tengo la conciencia tranquila.
::: ¿Recibe una pensión de la Policía?
No. Yo recibo el pago de retirado de la Policía Nacional y a los 55 años ya soy jubilado de la Policía. Yo lo que tengo es mi jubilación y seguramente la tendrán todos los nicaragüenses que se han jubilado.
::: Como abogado, ¿cuál es su posición respecto a la 779?
¡Este tema sí me gusta! Vos ves hoy que todo el mundo está pidiendo más cárcel, más penas, más sanciones, prisiones más grandes, más policías, más presupuesto para los cuerpos militares o policiales. Todo el mundo está creyendo que la fuerza y la represión van a resolver el problema.
::: Y si no es eso, ¿qué lo va a resolver?
El cambio del corazón del hombre. Yo fui adúltero, mentiroso, anduve cargado de odio mi corazón deseando matar a la persona que nos agredió en Estelí (“Pedrito el Hondureño”), engañé a mi familia y mi esposa… Entonces ahora viene un grupo de mujeres hablando de que la mejor manera de resolver el problema de la violencia es castigando a los hombres. De entrada esta ley es inconstitucional… Se ha roto el principio de igualdad. La ley debe tratar al hombre y la mujer de manera igualitaria. Pero ahora hay un delito que castiga al hombre por ser hombre porque la víctima es mujer. ¿Por qué no hay una ley que castigue a la mujer cuando la víctima es el hombre?
::: ¿Dice que hay que dejar la vida de estas mujeres en manos de Dios?
¿Y es mejor dejarla en manos de la Policía y los jueces? Hay que tomar una elección.
::: Es expolicía y abogado, pero no parece confiar mucho ni en la Policía ni en las leyes.
No… Si yo confío en lo que me es pertinente confiar. Pero mi fe está puesta en Dios, porque entre confiar en la Policía y las leyes, prefiero confiar en Dios.
::: Usted solía perseguir curas…
Y pastores. En el 83. Fueron unos extranjeros, el padre Pacheco y el padre Moratalla, en Masaya. A mi manera de ver ellos utilizaban el púlpito para hacer política.
::: ¿Los echó presos?
No… Consideramos legalmente que estaban violentando el estatus de la ley del país, que los extranjeros no tienen por qué inmiscuirse en política. Los agarramos, los trajimos a Managua, los dejamos en un lugar, después los llevamos al aeropuerto, los montamos en un avión ¡y los corrimos!
::: ¿Fueron los únicos que persiguió?
Pues en términos físicos, sí. Pero, por ejemplo, yo decía: ¡Pastores y curas, comida segura! ¡Curas y pastores, igual de vividores! ¡Aleluya, cada cual agarre la suya! Eran consignas para expresar mi aversión hacia la jerarquía, pero también evidenciaban el extravío en el que estaba. Ahora he ido a pedir perdón, me he reconciliado con todos los que he podido.
::: Estudió comunismo científico, ¿no aprendió a probar que Dios no existe?
Aprendí a intentar probar que no existe y me volví agnóstico. Después me di cuenta de que un poquito de filosofía te vuelve ateo; pero mucha filosofía te acerca a Dios.
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