Por José Denis Cruz
Monseñor Abelardo Mata desde niño supo que quería dedicarse al sacerdocio, aún cuando sus padres se oponían a su decisión. Este hombre de 67 años se ha convertido en uno de los críticos más férreos del gobierno sandinista y en los últimos años se le ha visto alzando la voz para que las autoridades pongan la mirada en los grupos armados que, según él, se han formado en el Norte del país. Eso lo ha llevado a ser víctima de amenazas de muerte y espionaje.
::: Monseñor, ¿cómo inició a relacionarse con los grupos armados de los que ha hablado en los últimos años?
El excontra José Gabriel Garmendia Gutiérrez, alias “Yahob” fue el primero que empezó a dar los golpes fuertes de una nueva guerra, o más que guerras, escaramuzas, y me buscó junto a ocho personas porque querían que yo le diera el visto bueno.
::: ¿El visto bueno a qué?
El visto bueno de irse a armar. Yo traté de disuadirlo que no (lo hiciera), que no era el camino, que habían fuerzas políticas, pero en ese momento empezaba la descomposición de los grupos liberales y la traición a la voluntad de un pueblo por parte de los llamados grupos democráticos por los problemas que se dieron entre PLC (Partido Liberal Constitucionalista), PLI (Partido Liberal Independiente) y ALN (Alianza Liberal Nicaragüense). Recuerdo que yo le dije que era posible, pero que no se armaran.
::: ¿Se refería a la posibilidad de dialogar con las fuerzas políticas?
Me refería a que era posible organizarse. Yo le dije: “Haga lo suyo, yo le prometo hacer lo mío, pero no se vaya armar”.
::: ¿A qué se refiere hacer lo mío? ¿Qué podía hacer usted?
En ese mismo período me buscó el señor José Rizo Castellón, de parte del PLC, para que yo fuera un componedor en este diálogo que habrían de entablar todos los grupos liberales y viendo lo que se perfilaba en el horizonte acepté, aunque muchos lo leyeron como oposición al gobierno de Daniel Ortega. Ante los desaciertos de esta gente que no quiso obedecer, nunca quiso plantear serenamente una visión de Nación para la República, construir una oposición constructiva sino más bien miraban qué pedazos del pastel podían tomar y como contentarse con migajas, eso repercutió en las montañas. A eso se sumaron los fraudes electorales, el robo de las alcaldías, más el robo último de la elección presidencial, no dar los documentos de identidad para la votación… Todo eso generó un descontento y así fue que empezaron a buscar al obispo o a nuestros agentes.
::: ¿En ese momento usted llegó a saber cuántos hombres estaban enmontañados?
En ese momento “Yahob” contaba con ocho hombres, después supe que andaba un grupito pero no corrieron mucho. Yo estoy convencido que no es con las armas que se va a lograr la institucionalidad.
::: Usted sabía que había grupos armados, escaramuzas dice, pero ¿qué lo lleva a denunciar esto públicamente…?
Cuando ya veo que la cosa se multiplicó, cuando ya veo que está Santos Guadalupe Joya Borjas, alias “Comandante Pablo Negro”, veo que esto está preocupante y el campesinado ya empieza a decirme: “Por aquí pasaron, por aquí andan”. Entonces uno no se puede quedar callado y tiene que ver qué se puede hacer para frenar esto. Naturalmente, quien tiene en sus manos la llave es el Gobierno, pero si no quiere escuchar se hace difícil que se resuelvan.
::: ¿Habló con la gente que me ha mencionado? ¿Qué le dijeron?
Sí, logré hablar con algunas que me buscaban.
::: ¿Qué le manifestaban?
Me manifestaron las causas que los llevaron a alzarse en armas. Un señor llamado “Cobra” me busca, y le he dicho cuál es mi posición: “Ese es un acto suicida, no se lo recomiendo, si usted me busca será para protegerse en derechos humanos. Usted no tiene derecho de andar abusando con un arma”. Fue así como le empiezo hablar a las autoridades sobre este problema.
::: ¿Por qué cree usted que el Ejército se empeña en negar que hay grupos armados en el Norte del país?
Los movimientos armados son reales y se están moviendo entre Honduras y Nicaragua. Este problema se tiene que ver de frente, no permitamos más derramamiento de sangre, por cada uno que muere surgen tres, surgen más. Al principio la gente va con piedras pero no falta alguien que dé armas, como de hecho hay armas.
::: ¿Cómo fue ese encuentro que sostuvo con el comandante “Nicaragua” en Honduras?
Solo lo pude ver unos escasos 20 minutos y el encuentro se venía planificando desde cuatro o cincos meses. La Policía se lo llevó y solo pude hablar con dos subjefes.
::: ¿Qué le dijeron?
Hablamos con la gente, ellos no quieren desalzarse. Logramos escucharlos, quieren cambios en la República, quieren que se cambie a los funcionarios públicos, que se respete la Constitución Política, que haya nuevas elecciones porque este gobierno es fraudulento, que los CPC (Consejos del Poder Ciudadano) dejen de perseguir…
::: Comandante “Nicaragua” estaba señalado de tener problemas con la justicia. ¿No fue incómodo para usted eso? ¿Conocía esa situación?
Monseñor Mata asegura que el Señor lo llamó al sacerdocio desde muy niño y confiesa que cuando decidió dar el paso lo hizo con firmeza. “La capacidad de decisión la tomé incluso contra la voluntad de mis padres porque era una cosa inaudita, inédita en la familia. Pero eso fue don de Dios”.
De niño acostumbraba practicar beisbol en las calles de Managua y ya en su adolescencia se apasionó por el baloncesto o hasta ser miembro de la Selección Nacional de ese deporte. A sus 67 años aún siente ganas de jugar baloncesto, pero señala que no tiene el tiempo ni las condiciones físicas.
Una vez que oficia la última misa del día monseñor Mata acostumbra leer o escuchar música. “Eso me relaja bastante, o si no hago eso me pongo a platicar con los hijos de mi asistente que vive a la par de mi casa”, dice el prelado.
En ese momento no sabía. Sabía que él manejaba un arma y que el arma era ilegal, tan así que previo a irnos le dijimos que le íbamos a agradecer que dejara el arma y que se fuera sin ella. Se le recomendó, pero no hizo caso. Después en Danlí, ya viniendo para Nicaragua logramos pasar para ver si lo podíamos ver, pero no nos permitieron, ahí nos dimos cuenta que lo tenían circulado de un asesinato frustrado.
::: La camioneta en que se movía este hombre estaba a nombre de la Iglesia…
Ese es otro cantar que quisieron hacernos. Hubo una confusión, la camioneta había sido vendida. La Iglesia aclaró eso.
::: ¿Hubo más encuentros después de eso con otra gente armada?
No, solamente con dos personas que nos encontramos y nos reportan cómo está la situación. Físicamente ya no.
::: Dice que tienen armas pesadas. ¿Usted no ha cuestionado eso? ¿No les ha preguntado cómo las consiguieron o cómo se están financiando?
Ese era un punto que se iba a abordar. Yo no soy un inquisidor, simplemente quiero ayudar a discernir lo que se está haciendo. Naturalmente son puntos que ellos ocultan. Aquí hay fuerte capital, hay fuertes intereses en todas estas armas. Tengo entendido que estas armas que están utilizando fueron sacadas de un buzón de Honduras. Tienen armas de fuerte poder como para derribar un aparato aéreo.
::: ¿Las ha visto?
No, según reportes de la misma Policía.
::: Usted hablaba de que hay fuertes intereses y capitales… ¿Sabe de quiénes?
Eso se deduce, de quién no sé… Si usted me dice dos más dos, yo le digo: “Igual a cuatro”. Aquí hay armas y no se sacan del aire. ¿Son armas viejas? No sé. ¿Son nuevas? No lo sé. Según contactos, algunos manejan metralletas cortas chinas, otros AK, andan con pistolas de todo calibre. Nicaragua andaba un pistolón hermoso, grande.
::: Usted ha denunciado que hay grupos armados desde 2008. Se criticó en un momento que si tenía pruebas de eso por qué no las presentaba.
Yo les decía que fueran a investigar, yo no soy el cuerpo de investigación, aquí hay tres centros de inteligencia.
::: Denunciar que hay grupos armados ha motivado el espionaje en su contra. ¿Cuándo se da cuenta que está siendo víctima de esto?
A través del teléfono y después platicando con los promotores sobre cómo aparece gente tomándole fotos al carro clandestinamente.
::: ¿Y en el teléfono cómo es?
Pues se escuchan ecos, chillidos, la misma clonación. A cada rato llaman a Roberto Petray cuando no lo he hecho o él que me llama a mí.
::: ¿Hace cuánto inició eso?
Hace cuatro o cinco meses. Eso es descarado, exagerado.
::: ¿Ha recibido amenazas de muerte últimamente?
Sí, por mensajes me han amenazado. Cuando veo amenazas de muerte en el teléfono borro eso. Yo le envié una carta a nuestra querida Aminta Granera donde le explicaba detenidamente lo que ha sucedido en mi persona con el teléfono, se nos están vigilando los momentos.
::: ¿Se están viviendo tiempos similares al de los años 80?
Hay espionaje, persecución. Se está reeditando lo mismo de los 80.
::: ¿Para qué lo buscan los armados?
Ellos buscan al obispo porque quieren que su voz sea escuchada. Ellos me han dicho: “Pararemos la lucha, no por tierra ni por prebendas, solo cuando el Gobierno llame a nuevas elecciones”.
::: ¿Por qué no le ha planteado esto a la Comisión de Verificación, Reconciliación, Paz y Justicia que preside el cardenal Miguel Obando y Bravo?
No sé si esa comisión está activa. Con quien he hablado es con la Conferencia Episcopal, porque este mismo problema lo han detectado otros hermanos obispos en su territorio. Esa comisión no está activa, tuvo su momento.
::: ¿Cómo es su relación con el cardenal Miguel Obando?
Yo lo quiero mucho, lo admiro, es un hombre muy valiente muy sabio, incomprendido como sucede con todo profeta.
::: ¿Incomprendido por qué?
A raíz de los demandes y abusos de los gobiernos liberales y las mordeduras entre ellos, el cardenal Obando empieza un trabajo de más acercamiento a los sandinistas. Esto de que él está con los sandinistas no es reciente, está procurando un diálogo, queriendo traerlos a una visión de no Estado rapiña, botín, sino a una reflexión desde la fe del quehacer de un político, por esa razón es que deja que el comandante Ortega se acerque a él hasta llegar al momento del matrimonio con Rosario Murillo.
::: Acercamiento que lo lleva a aceptar un cargo en el Gobierno.
La única cosa que le pedimos al cardenal en su momento —cuando nos consulta a la Conferencia Episcopal de acuerdo a la orientación que recibe del papa— de que si él asume un cargo en el Gobierno del señor Ortega era momentáneo en vista de que se terminaran de cumplir los acuerdo de paz.
::: ¿Qué implicación tiene el hecho de que la máxima figura de la Iglesia esté del lado del Gobierno?
Hay una lectura ambigua, difícil, molesta sobre eso. Pero por otro lado si lo leo desde la fe y conociendo la calidad humana del cardenal —no es de ahora que lo conozco, de niño lo conocí, a mis 13 años, fue mi primer maestro— puedo decir que es una persona firme.
::: ¿Critica fuertemente al Gobierno pero de cierta manera el cardenal termina avalando lo que usted señala?
Dicen que el que calla otorga, pero habría que ver el aforismo hasta qué punto es verdad.
::: Me habló de la firmeza del cardenal, pero no veo algo así en él…
Algún día será, yo no soy quién para juzgar. Esta es mi visión sobre su figura y su papel, así como yo he sido malinterpretado. La historia juzgará.
::: ¿Los obispos de la Conferencia Episcopal no tienen miedo al criticar al Gobierno?
Nos ha atacado frontalmente. Usted ha visto que la Conferencia Episcopal se ha colocado en una posición crítica, de buena gana ya nos hubieran pasado la cuenta y un mensaje subliminal fue enviado con lo del padre Marlon Pupiro (asesinado en agosto de 2011), si no han actuado es por el cardenal, estoy seguro de eso. El cardenal es una piedra que los está deteniendo, porque ya hubieran hecho más cosas que el caso Pupiro.
::: ¿Qué interpretación le dio usted a la muerte del padre Pupiro?
Yo no me creí que anduviera en un burdel a esas horas de la noche. Creí en la necesidad de acercarme al dolor de los obispos. La gente estaba muy enardecida y temíamos que empezara a hacer desastres. No creo que las cosas fueron así como las presentaron, hay muchos elementos de juicio como para decir que eso no fue así.
::: ¿Lo mandaron a matar?
Para mí que lo mandaron a matar. Según monseñor Silvio Báez, el acuerdo de trabajo que tenía para esos días era pasar la noche con el padre Pupiro, él afirma que la cosa era para él (Báez) pero que no fue su momento. Por eso arde cuando se busca chivos expiatorios, gente inocente, para pasar mensajes a otras personas.
::: ¿Ustedes como Conferencia Episcopal no hicieron una investigación?
Eso le compete al Arzobispado, sé que la Policía a petición del Arzobispado hizo sus investigaciones. Dieron un relato oficial y lo dieron por cerrado.
::: ¿Cómo cree usted que la feligresía está viendo que líderes religiosos se metan en política? Por ejemplo usted fue mediador entre las fuerzas liberales que buscaban la unidad.
No hacemos esto por política partidaria. Es la política del bien común, del padre nuestro, la Iglesia no mira partido político. En nuestras bases de la Iglesia hay de todo.
::: Entiendo que algunos miembros de la Conferencia Episcopal le han criticado su actuar.
A mí no me han dicho nada.
::: Monseñor, ¿usted visualiza una nueva guerra en Nicaragua?
Si no se pone un alto a tiempo, vendrá una nueva guerra. Máxime si se dejan abiertas las puerta a China Continental porque Estados Unidos no se va a quedar con los brazos cruzados, esto que vemos como pequeños brotes se va a convertir en una llamarada.
“Los movimientos armados son reales y se están moviendo entre Honduras y Nicaragua. Este problema se tiene que ver de frente, no permitamos más derramamiento de sangre, por cada uno que muere surgen tres, surgen más. Al principio la gente va con piedras pero no falta alguien que dé armas, como de hecho hay armas”.
Ver en la versión impresa las paginas: 7 ,4 ,6