DRA. MARÍA LUZ ANDRÉ
MÉDICO NUTRICIONISTACLÍNICO
El agua tiene como función principal, además de su efecto saciante, la sustancia depurativa del organismo. Actúa como transportador de nutrientes y otras sustancias en el sistema circulatorio, es vehículo para excretar productos de desecho y eliminar toxinas (a través del sistema cardiovascular, el renal y el hepático) y, además, lubrica y proporciona soporte estructural a los tejidos y a las articulaciones.
Muchas personas a las que se les hinchan las extremidades y abdomen piensan que reducir la ingesta de agua les ayudará a prevenir la retención de líquidos. Por paradójico que parezca, la reacción del cuerpo ante una falta de ingesta de agua es la retención hídrica. Se conoce actualmente que la ingesta de agua fría obliga al organismo a generar calor para no disminuir su temperatura. El 40 por ciento de este efecto termogénico está originado por el necesario calentamiento del agua en el aparato digestivo, que varía de 22 a 37ºC.
Los efectos de no beber suficiente son, entre otros, la disminución del tono muscular, peor digestión y absorción de los nutrientes, el aumento de la concentración de sustancias tóxicas en el organismo y la temida retención de líquidos. Un aporte de agua extra a las recomendaciones de ingesta diarias previene la retención de líquidos y ayuda a gastar más calorías durante el día.
Beber dos litros de agua al día supuso un aumento del gasto total diario de aproximadamente cien kilocalorías.
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