DRA. María Luz André,
Médico Nutricionista Clínico
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El 90 por ciento de nuestras neuronas se encarga de gobernar el cuerpo (sistema digestivo, renal y locomotor) para que funcionen adecuadamente. El 10 por ciento restante se encarga de pensar, adquirir conocimiento y afanarse.
Pensar no es gratis. Cada vez que nosotros queremos pensar, imaginarnos algo (positivo o negativo), lo hacemos utilizando nuestras neuronas. Por eso, Dios nos dice que no nos afanemos. Él es nuestro Creador y sabe cómo nos hizo.
Nadie nos enseña en el colegio o en la universidad que al problema debemos dedicarle 30 minutos, tiempo suficiente para saber si podemos solucionar el problema o nos toca convivir con él. Hay ocasiones que las personas pasan pensando en el problema un día y otro, y así sucesivamente, incluso durante el tiempo en que deberían dormir. Como consecuencia, esto obliga a que las pocas neuronas que quedan gobernando el organismo envíen una orden a las glándulas suprarrenales, las que secretan las hormonas del estrés, lo cual trae consigo graves consecuencias en nuestro físico:
*La noradrenalina produce un aumento de la frecuencia cardiaca y del ritmo respiratorio, aumentando el riesgo de hipertensión arterial y obesidad central.
*El cortisol produce tensión muscular, resultando un sueño no reparador, agotamiento físico, cambios de humor, inflamación del colon, problemas digestivos, dolores de cabeza y alteraciones menstruales, en el caso de la mujer con tendencia a los ovarios poliquísticos.
Lo más indicado es permitirle a cada día su propio afán y solo dedicarle 30 minutos máximo a la solución de un problema.
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