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Quiero dejarlo (pero no puedo), segunda parte

Cuando lo quiero dejar, pero no puedo, este no poder se perpetua con varios errores que comete la persona que quiere salirse de la relación y que solo hace que la maraña de emociones, sensaciones y pensamientos que la atan a la relación se enreden más y sea más difícil lograr sentirse libre para salir o quedarse en la relación de una manera sana.

Ana Salgado

Terapeuta sexual y de parejas

Cuando lo quiero dejar, pero no puedo, este no poder se perpetua con varios errores que comete la persona que quiere salirse de la relación y que solo hace que la maraña de emociones, sensaciones y pensamientos que la atan a la relación se enreden más y sea más difícil lograr sentirse libre para salir o quedarse en la relación de una manera sana. Algunos de los errores más comunes que se comenten en el proceso son:

* Hablar de más: intentan explicar a la otra persona lo que hace mal para que vea sus errores o hacerlo entrar “en razón”. Dan información innecesaria a la otra persona acerca de sus planes de salirse de la relación o dan mensajes confusos (“ya no quiero estar con vos”, y a los tres días: “intentémoslo”).

* La fantasía de que un evento externo me va a animar a dejarlo: una persona sana sabe cuándo cortar una relación y lo hace. Por el contrario, las personas en estas relaciones empiezan a pensar que necesitan que algo externo y extremo pase para animarse a salirse de la relación. Esta fantasía hace que la persona desarrolle la compulsión de andar buscando pruebas (especialmente en el caso de infidelidades) o con la obsesión constante de construir razones suficientes para lograr vencer el miedo de emprender un camino sola.

* Obsesionarse con el otro: cuando yo me obsesiono con otra persona, me desconecto de mí misma. La tendencia en estos casos es enfocarse en que él dice, él hace, él piensa y yo solo reacciono a esto. Esto genera que yo me desconecte de mi propia infelicidad e incomodidad. Para eso no necesito argumentos, indicios ni pruebas. Si yo estoy infeliz e incómoda en esta relación, no me gusta la vida, no necesito más razones ni pruebas ni eventos para salirme de la relación.

* Hace una y otra vez lo mismo: amenazar con dejarlo sin dejarlo, decirle que se vaya cuando no se va a ir, encararlo con las pruebas de infidelidad sin hacer nada con ellas más que pelearse, creer en otra promesa más de cambio cuando la otra persona no va a cambiar.

* Aferrarse a la esperanza de que él va a cambiar: si uno tiene la vida que quiere (haciendo lo que yo quiero, teniendo las mujeres que yo quiera, donde yo mando, etc.) entonces, ¿para qué voy a cambiar? Pero si yo tengo una vida miserable, donde estoy infeliz, donde siento coartada mis libertades y donde me maltratan, la que se tiene que abrir a cambiar soy yo.

* Es que “pobrecito”: esta frase refleja una arrogancia porque solo el que está mejor que otro puede verlo como “pobrecito” y falta de prioridades porque logramos ver que “pobrecito” el otro, pero no vemos el “pobrecito” yo.

¿Seré yo la loca? Muchas veces este tipo de relaciones, donde abunda la violencia psicológica, viene además plagada de mentiras. La tendencia es a que la interacción en la relación se vuelva un juicio constante con acusadores y acusados (“vos sos un infiel”, “vos sos una loca”). Esto es increíblemente desgastante y finalmente, un ejercicio vacío que solo termina haciendo que la persona pierda la confianza en sí misma, en sus instintos y razonamientos. Adicionalmente, tiende a desenfocar de lo que está pasando (la violencia, el control excesivo, el maltrato, la infelicidad), todo para lo que no necesita pruebas, basta con como yo me siento.

* Pretender que la separación sea amistosa: cuando le relación es violenta, es una torpeza pensar que la separación va a llevar otro tono. Ahí la separación tiene que ser completa, radical y de raíz. Y es más fácil salirse uno a que se salga el otro.

* Después de la separación, continuar en comunicación: si uno sigue en comunicación, él se va a portar tan lindo, va a prometer tanto que eventualmente voy a caer. Si ya logró salirse y quiere quedarse afuera, cero comunicación. De lo contrario, la gente no logra mantenerse firme en su decisión.

* Intentar hacerlo sola: uno necesita alguna red de apoyo. Un grupo de autoayuda (Coda, Al-Anon), terapia, familia, amigos. Alguien que te ayude a lograr hacer lo que quieres y sabes que es lo mejor para vos.

Nosotras parejas relaciones

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