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El mayordomo

La nueva película de Lee Daniels aparece sorpresivamente en los cines, poniendo en evidencia la redundancia en la estructura de distribución. La película tiene meses de estar disponible legalmente en el servicio de streaming de Netflix.com. No se alegren mucho. Esto no es un adelanto del futuro, con estrenos multiplataforma. Es una coincidencia que a lo sumo demuestra que el vídeo y el teatro de cine tienen audiencias metas que casi no se cruzan. No importa donde vea “El mayordomo de la Casa Blanca”, sus defectos son igualmente evidentes.

Por Juan Carlos Ampié

La nueva película de Lee Daniels aparece sorpresivamente en los cines, poniendo en evidencia la redundancia en la estructura de distribución. La película tiene meses de estar disponible legalmente en el servicio de streaming de Netflix.com. No se alegren mucho. Esto no es un adelanto del futuro, con estrenos multiplataforma. Es una coincidencia que a lo sumo demuestra que el vídeo y el teatro de cine tienen audiencias metas que casi no se cruzan. No importa donde vea “El mayordomo de la Casa Blanca”, sus defectos son igualmente evidentes.

La película está inspirada en una historia de la vida real: relata la vida de Cecil Gaines, mayordomo negro de la Casa Blanca que sirvió a ocho presidentes de los Estados Unidos. La trama extiende su alcance histórico al incluir traumáticas escenas de su infancia en una finca algodonera del sur. La acción tiene lugar en los años veinte, pero el tono es puro melodrama de la era esclavista —la reciente 12 años de esclavitud hace que el episodio se vea aún más falso—. Maria Carey interpreta a la madre del pequeño Cecil, y Vanessa Redgrave es la matrona de la plantación. Son papeles pequeños, pero marcan la estrategia del filme: filtrar la mayor cantidad de eventos históricos, recurriendo a estrellas reconocibles para papeles claves.

Que Cecil (Forest Whitaker) se mantenga confinado entre las paredes de la Casa Blanca supone un problema narrativo que los cineastas resuelven dándole tiempo en pantalla a su hijo Lewis (David Oyelowo). Él cubre todo el espectro del activismo, desde la heroica lucha por los derechos civiles hasta una carrera política tradicional, pasando por el radicalismo de las Panteras Negras. El dilema central de la película contrasta la silenciosa revolución de Cecil con el activismo beligerante del hijo. Para Cecil, trabajar y mantener su hogar es un triunfo completo en sí mismo. Lewis solo ve sumisión en el padre. Mientras los hombres enfrentan sus métodos de lucha, la esposa y madre Gloria (Oprah Winfrey) languidece atrapada en la domesticidad, marinándose en alcohol. La mujer necesita su propia revolución, y Winfrey lo deja claro con su apasionada interpretación.

La relación de los presidentes ante Cecil y sus colegas negros supone una especie de reflejo del statu quo de la sociedad blanca frente a la raza negra. Sin tiempo para construir personajes redondos, el casting suple la personalidad. Eso los convierte en caricaturas que llaman la atención sobre la artificialidad de la película. A veces, pareciera que estamos en una fiesta de disfraces socialmente comprometida —compare el uso de la ropa de época con American Hustle —, frívola pero eficiente a la hora de recrear un pasado con pulso. Rápidos montajes de imágenes de archivo noticioso nos llevan de una administración a otra. El estilo visual es sencillo y directo. No estaría fuera de lugar en una serie televisiva. Daniels construye la película como una didáctica cápsula del tiempo. Sea con la narración en off o las frases declarativas de los personajes, siempre deja demasiado claro cómo debemos sentirnos.

Dicho esto, la película no aburre. Cada pico dramático es exaltado como en una telenovela. Whitaker es admirable haciendo que la contención emocional sea interesante. Cecil es un personaje retraído y pasivo, pero el actor sugiere una vida interna compleja. Su mirada es casi un reclamo a la artificialidad de la película. Agradezco también el sentido del humor del director de casting. Que la izquierdista Jane Fonda haga de Nancy Reagan es un chiste cósmico. En el segundo período del primer presidente negro en la historia de los EE. UU., un director negro cuenta la historia de un hombre negro, testigo silente de ocho décadas de progreso hacia la integración racial. Eso basta para doblegar al más cínico. Alisten el pañuelo. Lo necesitarán.

Sección Domingo mayordomo

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COMENTARIOS

  1. Israel
    Hace 11 años

    Si lloraste por esa pelicula, confirma las sospechas que todos teniamos de vos.

  2. bonita
    Hace 11 años

    Israel, muchas movies tienen como objetivo plasmar la verdad, una epoca y si trasmiten una realidad que estremece la condicion humana. Yo pienso que esto dice mucho de una obra y eso es exactamente lo que se busca. Esto es igual a leer un libro que no te incite a leerlo, puedes deducir que el escritor no es bueno. Ahora esa expresion de “confirma sospechas” porque el film es thriller esta fuera de lugar y prejuiciada. Creo que el critico hizo un buen trabajo.

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