Desmovilización de la Contra
Hoy 27 de junio se conmemora el 24 aniversario de la desmovilización de más de veinte mil hombres y mujeres del único movimiento guerrillero democrático que existió en todo el continente americano en el siglo XX, como lo fue Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN), movimiento al que posteriormente se le conoció como Ejército de la Resistencia Nicaragüense (ERN) y el cual por más de una década combatió a la dictadura sandinista de los años ochenta.
A los miles de hombres y mujeres que hace 24 años depositamos nuestros fusiles libertarios ante el altar de la patria nuestros hermanos campesinos nos llamaron comandos de la libertad. Hoy ni la Constitución Política, ni los partidos políticos que dicen ser demócratas, reconocen la lucha libertaria de la Contra o de los comandos de la libertad, pero para los ciudadanos verdaderamente demócratas de Nicaragua y el mundo somos héroes, porque gracias a nuestra lucha y a nuestros hermanos que ofrendaron sus vidas en los campos de batalla y derramaron su sangre luchando por la libertad de nuestra patria, Nicaragua volvió a ser libre.
También, gracias a nuestra lucha los mismos hijos de los sandinistas hoy no huyen del Servicio Militar de muerte como el que le impuso el Frente Sandinista a la juventud nicaragüenses en los años ochenta, por lo que las madres nicaragüenses viven y duermen tranquilas pues saben que sus hijos no serán llevados a la fuerza a la guerra por el Frente Sandinista. Hoy tampoco se hace fila para comprar medio taco de jabón o una libra de azúcar negra al mes, ni nuestra Iglesia y líderes religiosos huyen de la persecución de una dictadura.
Rindo homenaje a los miles de comandos, cuadros, comandantes, correos y colaboradores que en los años ochenta integramos las diferentes fuerzas del ERN, asimismo agradezco a todos los nicaragüenses y extranjeros que apoyaron de una u otra manera nuestra lucha libertaria. Hoy debemos de sentirnos orgullosos de haber luchado por nuestra patria y de ver a estos miles de jóvenes que hoy son libres de verdad.
Máximo M. Castillo
Venezuela y la ruta de la droga
El sitio de internet Infobae.com nos informaba el año pasado que un grupo de analistas había afirmado que “Venezuela es considerado un país libre de cultivos ilícitos por la ONU, pero su cercanía con Colombia, su ubicación estratégica y los altos niveles de corrupción la convierten en una escala en la ruta del narcotráfico hacia Europa y Estados Unidos”.
Esto último también lo confirmó el experto en temas de narcotráfico Hernán Matute cuando explicó a la agencia de noticias AFP que “Venezuela está en la ruta de la droga por su ubicación geográfica, porque es muy vulnerable en sus fronteras con Colombia y Brasil, que no tienen el debido resguardo, y los altos niveles de corrupción”.
Recordemos que Venezuela cuenta con casi 3,000 km de costa en el mar Caribe, lo que facilita la exportación de la droga ya no desde Colombia sino desde este país gobernado por incompetentes y corruptos, cuenta además con el beneplácito de funcionarios del Gobierno, altos mandos militares, así como con la narcoguerrilla colombiana instalada en Venezuela por la alcahuetería de estos gobiernos chavistas.
El ministro de Interior venezolano, Miguel Rodríguez, luego de conocer el año pasado que la policía francesa había anunciado el decomiso de 1.3 toneladas de cocaína que llegaron al aeropuerto parisino Roissy-Charles de Gaulle en un avión de Air France procedente de Caracas, dijo que se presume “la complicidad casi evidente de elementos de la misma línea aérea” con militares venezolanos para sacar la droga “sin pasar por los controles normales”.
Un artículo publicado en Univisión, Noticias el 22 de agosto del 2013 titulado “Militares venezolanos enviaron más de 52 toneladas de cocaína a México” nos dice entre otras cosas que “el exmilitar venezolano que fue agregado recientemente a la lista de los capos de la droga por el Gobierno de Estados Unidos, afronta desde el 2011 cargos por haber facilitado el envío de 50 toneladas de cocaína a México, desde Venezuela, junto con otro exoficial de la Guardia Nacional y una bróker aduanera de ese país, según documentos de una corte de Nueva York. Los militares venezolanos Vassyly Villarroel Ramírez, alias ‘Mauro’, y Rafael Villasana Fernández fueron señalados por autoridades federales por proteger los cargamentos de cocaína introducidos a Venezuela desde Colombia, con destino a México y Estados Unidos. La droga era controlada por los capos colombianos Daniel Barrera, alias ‘El Loco’, y Javier Antonio Calle Serna, alias ‘Comba’, ambos asociados a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y a grupos paramilitares”.
La nota publicada por este canal de televisión nos decía además que “las investigaciones federales se iniciaron en 2008, luego que la Agencia Antidrogas Norteamericana (DEA) identificó a Villarroel y Villasana como parte de una red de militares que cooperaban con el narcotráfico en Venezuela desde 2004”.
Carlos Vílchez Navamuel
Erradicar la violencia familiar
Muy adecuado el título del editorial publicado el pasado miércoles 25 junio del corriente: “Educación, el antídoto contra los femicidios”, porque ciertamente, si queremos erradicar la violencia familiar y todo otro tipo de crímenes, debemos comenzar a educar a nuestros hijos, desde temprana edad y compartir con ellos los más altos valores morales, culturales y espirituales.
¿Por qué no, si eso es lo que las Sagradas Escrituras enseñan? ¡Felicitaciones al editorialista!
Ramón Salgado Valle
Postal a papa Poncho
Cuando a mi viejo le decimos padre, eso equivale a autoridad, respeto, disciplina, enseñanza, reserva moral, ciudadano distinguido de este país por su trayectoria de jurista, profesor y escritor; cuando le decimos papa, sin acento, o papi, representa al hombre que jugaba con sus hijos en la infancia y la adolescencia, el que nos aconsejaba como un gran amigo, el que nos alentaba a conocer el mundo que teníamos que enfrentar, el pedagogo y sicólogo sin cartilla que tuvo la tremenda responsabilidad de educar y criar junto a mi madre a siete hijos. El que nos corregía con rigor y amor, el que nos impulsaba a amar la lectura, la filosofía, aquel quien lideraba grupos de conversación y discusión en nuestro círculos familiares, tal como la llegada del hombre a la Luna, el asesinato de Kennedy, la muerte de Gandhi, la vida de Chaplin, la lucha de Lincoln, el escondite de Hitler, la música de Los Beatles y Elvis, entre otros, fuera de las temáticas escolares y la historia de Nicaragua.
Mi papa nos hizo incursionar en el mundo de las ideas y en la vida ejemplar de hombres ilustres; mi papa a la vez era el hombre coqueto, amante marido y papa enamorado de su prole, amor casto que ha honrado a pesar de sus pequeños deslices, porque no es un hombre santo. Siempre sentimos su amor y ha permanecido a nuestro lado aún cuando cada quien hizo su propio hogar; y, es nuestro papa Poncho para todos —llamado así desde que nació su primer nieto— este honorable varón quien a sus casi 84 años sigue siendo un venerable padre, cariñoso maestro y el abuelo y bisabuelo consentidor y afectuoso, que encabeza a nuestro clan Dávila Altamirano, con doce nietos y cinco bisnietos.
Papa Poncho es el abuelo que de vez en cuando pingponea a sus nietos haciéndoles preguntas sobre historia universal, geografía, literatura y cualquier otro tema que se le ocurre.
Hoy, amado padre, mi entrañable papa, papa Poncho para hijos, nietos y amigos muy cercanos, te digo públicamente con motivo del recién pasado Día del Padre: Gracias por ser ese hombre que nos ha amado, perdonado las fallas, tutoreado en distintos tópicos, abuelo extraordinario de nuestros hijos, el que nos alegra con sus anécdotas y picardías, el muy amado esposo de mi madre. Querido viejo, te podés sentir orgulloso de tu rol, porque lo has cumplido con altos honores. Dios te guarde y recibe este saludo con todo mi amor y el de mis hermanas y hermano.
Ruth M. Dávila Altamirano.
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