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Foto: cortesía Claudia Bernheim.

Alma de bailarina

Michelle Tornaghi Bernheim divide su tiempo entre su carrera como ingeniera industrial y de sistemas, y la mayor pasión de su vida: el baile. Forma parte del grupo de baile S.e.v.En. en donde realiza presentaciones de género urbano, jazz, hip-hop, jazz lírico y ahora están incursionando en musicales. Se define como una persona de mucho hablar, honesta, alegre y disfruta compartir tiempo con su familia, sus amigos y sobre todo con el pilar de su vida, su mamá

Geraldina González C.


¿Actualmente ejerces tu carrera profesional?

Sí. Estoy trabajando en Café Soluble, gracias a Dios en mi campo en la planta Soluble, donde se produce Café Presto y Nescafé. Soy supervisora de calidad e inocuidad.

¿Cómo divides tu tiempo entre tu trabajo y el baile?

Es difícil (risas). En un día normal me levanto a las 6:00 a.m., trabajo con un horario normal de oficina, luego doy clases de jazz a niñas entre 3 y 17 años. Después de las clases me voy a los ensayos con S.e.v.En. Me organizo, preparo mi día y trato de ser lo más puntual posible porque cuando tienes muchas cosas por hacer es difícil y procuro tener las energías en el día para terminarlo porque es largo.

¿Desde cuándo manifestaste tu gusto por el baile?

Desde muy pequeña, a los 3 años, pero hasta los 8 mi mamá me inscribió en clases de baile. Pero en las piñatas, los concursos de baile y los talent show del colegio participaba, agarraba mis cosas, sin decirle a mi mamá, me alistaba y concursaba.

¿Y desde cuándo das clases de baile?

Desde los 18 años, comencé en el Colegio Pureza de María, solo sabatino. Armábamos un show y yo me encargaba de las coreografías y de manejar un grupo de 30 niñas. Me arriesgué a empezar a dar clases y me gustó bastante, es otra etapa que disfruto.

¿Cómo ha sido esta etapa como instructora de baile?

Es difícil también (risas). Las niñas absorben más, son muy moldeables, pero me gusta trabajar con ellas, poder decirles las cosas que son buenas y cómo pueden ser mejores bailarinas. Requiere tener mucha paciencia para trabajar con niñas chiquitas, es muy delicado, pero es una experiencia muy bonita y enriquecedora.

¿Cuánto tiempo llevas formando parte de S.e.v.En?

Tres años. Entré en 2011 por mi mejor amiga. Yo tenía miedo porque los miraba muy profesionales y sentía que aún no estaba a ese nivel, pero hice las audiciones, me aceptaron y empecé a trabajar con ellos.

¿Qué proyectos tienen como grupo?

Actualmente estamos preparando la obra musical Burlesque que se presentará en el Teatro Nacional Rubén Darío, el 8 y 12 de agosto. Tuvimos audiciones abiertas, estamos trabajando con profesionales de canto, baile y actuación, así que me ha tocado aprender un poco de actuación también. En este proyecto yo soy la encargada del vestuario de las 23 personas que conforman la obra.

¿Qué enseñanza te ha dejado esta etapa como alumna y maestra de baile?

Yo creo que de las primeras cosas es humildad, porque como maestra tienes que ser humilde y aprender de tus alumnos, y como alumna también tienes que ser humilde para aprender de tus maestros. La humildad en el arte es fundamental porque la gente te puede admirar y otros te pueden criticar y se debe tener humildad para aceptar los buenos comentarios y los malos.

La disciplina te forja el carácter, el esfuerzo, las ganas de seguir el baile, la consistencia, la disciplina, y el querer hacerlo bien por uno mismo y por el grupo.

¿Cuál ha sido el momento más difícil que has tenido?

Han sido varios. En el área artística, uno de ellos fue hace año y medio. Durante siete meses tuve una enfermedad y me tuvieron que operar y eso me impidió bailar. Aún así yo iba a bailar. Para mí que nunca había dejado de bailar, pasar tanto tiempo sin hacerlo y ver a mis compañeros y saber que yo no podía fue el momento en que quizás me sentí muy golpeada.

¿Qué planes personales tienes?

De inmediato la obra que estamos preparando. Quiero sacar mi maestría en Administración de Empresas, me encantaría que fuese en Nicaragua, si no me iría del país pero volvería porque me encanta vivir aquí. El objetivo de la maestría es porque quiero poner mi propia escuela, creo que ese es el sueño de cualquier bailarín.

Nosotras Bailarina entrevista

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