María Melba Calero
Del presupuesto parte todo. De cuánto tengan depende el tipo de boda que puedan realizar.
Quizás desean tener la boda más espectacular, con muchos invitados, en un lugar maravilloso, con muchos bocadillos, platillos y bebidas, con música en vivo, o DJ, dar recordatorios realmente inolvidables, pero ¿cuánto creen que puedan gastar en todo esto?
Justo aquí es cuando tienen que hacer aterrizar sus sueños y hacer cuentas, sobre todo la novia, si desea continuar con las tradiciones.
Es que de acuerdo con la especialista en Etiqueta y Protocolo, Karla Paguaga, antes se acostumbraba a que los padres de la novia asumieran todos los costos de la boda religiosa, ya que simbolizaba el obsequio que ellos le daban a su hija, y los padres del novio asumía todos los gastos de la boda civil.
Pero esto ha ido cambiando poco a poco, ante todo por la edad en que ahora las parejas contraen matrimonio.
“Antes los padres apoyaban con todo porque la costumbre era que los muchachos se casaran más jóvenes, en una edad en la que no eran independientes económicamente, pero ahora, cuando ya deciden casarse siendo más adultos y con un empleo fijo, los gastos lo cubren entre los dos y es opcional de parte de los padres apoyar o no, en dependencia de sus posibilidades”, explica Paguaga.
Distribución de gastos
Y ya que hoy en día no es responsabilidad de los padres asumir los gastos, ¿qué paga cada quien?
Según Paguaga, el novio es quien debe pagar:
*Anillo de compromiso y los anillos de la boda.
*Toda la boda civil.
*En algunos casos, el vestido y ajuar de la novia.
*Gastos de arreglo floral de la iglesia y todo lo relacionado.
*La música de la iglesia.
*La cena de ensayo de la iglesia
*El hotel para la noche de boda.
*La luna de miel.
Por su parte, la novia debe cubrir:
*Los gastos relacionados con la recepción.
*Vestido de novia y su ajuar completo. (Puede también asumirlo el novio).
*Vestido de las damas (puede o no pagarlo).
Ante todo, lo más importante no es quién paga qué, sino que entre los dos haya una fluida comunicación para que de acuerdo con sus posibilidades se distribuyan los gastos. Esta sería la primera planificación económica juntos, un previo ensayo que como esposos vivirán en un futuro.
Ahorro versus préstamo
Si han decidido asumir los costos de la celebración de la boda, ya sea por partes iguales o el novio la boda civil y la novia la eclesiástica, y quizás no tienen el dinero suficiente, generalmente hay dos alternativas: abrir una cuenta bancaria para ahorrar o solicitar un préstamo.
Según nos explica la economista Oneyda Escobar, siempre es mejor la primera opción, pero de no tener el tiempo suficiente para hacerlo, la segunda opción es una buena alternativa.
Cuando las bodas son planeadas con muy poco tiempo, o resultan ser imprevistas, hay quienes recurrir a la obtención de un préstamo. Si este fuese el caso de ustedes, es recomendable que los gastos no excedan la capacidad real de lo que podrían pagar; es decir, no gastar más de lo que están en capacidad de costear.
Dicho esto, es recomendable asumir préstamos a corto plazo, a dos o tres años como máximo, ya que hay mayor flexibilidad en las gestiones y se evita pagar más dinero en concepto de intereses.
“Es prudente que los novios sepan que adquirir un préstamo conlleva mayores compromisos financieros, como el pago de intereses. No es mala idea aplicar a un préstamo, pero deben estar claros que implica un obstáculo a largo plazo, dado que la pareja tendrá que pagar una deuda mientras se adapta y enfrenta su nueva vida conyugal”, explica Escobar.
Ventajas del ahorro
Para algunas parejas, quizás la única desventaja que encontrarían en ahorrar sería el hecho de privarse de algunos gustos, artículos que ya no se podrían comprar para cumplir el deseo de tener la boda de sus sueños.
“Se tienen que concentrar en el verdadero objetivo del ahorro, pues solo así lo verán como un proyecto de pareja que trae muchos beneficios. El ahorro debe ser tomado como pieza fundamental de una buena cultura financiera, dado que el simple hecho de guardar una parte de su dinero, podrá resolver futuras dificultades económicas”, aconseja la especialista.
Ahorrar se convierte en un aliado que permite mejorar la situación financiera. La pareja lo podría considerar como una inversión personal, ya que puede tener un efecto importante en su capacidad de tomar decisiones futuras, como adquirir una vivienda, tener un hijo, mudarse, etc.
Asimismo, permite priorizar los gastos necesarios. Es decir, tener presente que el dinero que se guarde es para cumplir un sueño mutuo y que conlleva una gran responsabilidad el querer hacerlo realidad, por eso el dinero ahorrado debe ser intocable.
En el caso de la planificación de la boda, se recomienda comenzar a ahorrar únicamente cuando hayan tomado la decisión definitiva de contraer matrimonio. Una vez asegurada la decisión de casarse y que hayan fijado la fecha, pueden acordar destinar parte de su salario para los gastos que conllevará la celebración. Es importante que en mutuo acuerdo escojan el porcentaje.
La pareja también tiene que tomar en cuenta la realización de presupuestos que faciliten la eficiente distribución de su dinero en los gastos de la boda. Todo esto permitirá que la pareja comience a experimentar una vida financiera con bases en la correcta planificación en conjunto.
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