El cabello es uno de los atributos físicos más espectaculares que tiene tanto la mujer como el varón. Es tan hermoso que se le puede dar forma, el estilo y el color con que el que mejor se sienta.
Es como bien dice el dicho, si los ojos son el espejo del alma, el cabello le sigue en importancia. Incluso su brillo, matiz y volumen son reflejo de cualquier disfunción estomacal, dental, nutricional o dermatológico.
Prácticamente irradia lo que le ocurre a nuestro organismo y a nuestra alma.
CRÍTICO MOMENTO
Es sabido que hay épocas muy críticas para el pelo. Se cae en mayor cantidad, pero no es alarmante si comprobamos que sigue creciendo con normalidad.
El cuero cabelludo no es diferente del resto de la piel. En él se sustentan las raíces de los cabellos y de su salud dependen la de estos, que son una estructura en constante cambio.
El pelo nace en la papila situada en la base del folículo piloso y crecen gracias a los nutrientes que les proporcionan los vasos sanguíneos. Por término medio, cada persona tiene cinco millones de folículos pilosos (vello y pelo) en todo el cuerpo, de los cuales unos 150,000 se encuentran en el cuero cabelludo.
RENOVACIÓN NATURAL
El cabello se renueva de forma regular y su ciclo biológico comprende tres periodos: anágeno o de crecimiento; catágeno o de regresión y telógeno o de descanso que es cuando el pelo se cae.
Una vez que termina este proceso la raíz pilosa entra de nuevo en actividad y forma un nuevo cabello.
Las causas que originan la caída del cabello son de diversa índole.
Además de factores hormonales, los factores genéticos son definitivos. La calvicie, como la calidad y cantidad de cabello que uno posee, proviene de la herencia.
Pero en la pérdida de cabello también influyen circunstancias como la gripe, la ingestión de determinados medicamentos, y el tipo de peinado.
Se considera normal una caída de 50 a 100 cabellos diarios.
Ver en la versión impresa las páginas: 4 B