El paciente frecuentemente padecía de estornudos, nariz tapada y en ocasiones no podía identificar olores y fragancias. En el último tiempo la anosmia o falta de olfato fue casi completa. Se automedicó sin resultados favorables pues tenía una rinitis crónica alérgica y complicada y presión alta por el efecto de las gotas nasales.
Nuestra nariz tiene varias funciones, de tipo respiratorias, ya que por ella pasan cada día casi nueve mil 500 litros de aire que deben ser calentados y humedecidos para que bajen a los pulmones sin afectarlos. Para lograr este propósito produce un litro de moco y cuenta con la colaboración de los cornetes y senos paranasales que ayudan a la recirculación y calentamiento del aire.
Los cilios o “pelitos” de la nariz se mueven a 15 veces por segundos para impedir la entrada de polvo, polen, humo, etc. como mecanismo de defensa asociado al estornudo.
Nuestra capacidad olfatoria es otra propiedad nasal y las mujeres la tienen más desarrollada y eso influye más en sus emociones, también disponen de memoria olfativa. Tenemos diez millones de células olfatorias y un perro pastor alemán dispone de 225 millones. Gracias a estas bondades para algunas personas la nariz es un órgano de trabajo especializado de catadores, perfumistas y chef. Ayuda a la sobrevivencia al detectar incendios y fugas de gas.
Y por último, la función sexual: las feromonas que producen las glándulas apocrinas de axilas y genitales entran por nuestra nariz, por ello se dice que nuestra nariz hace de “Celestina” porque ayuda a elegir pareja.
Todos debemos cuidar nuestra nariz no fumando cigarrillos, no introduciéndose frecuentemente los dedos sucios dentro de ella, atendiéndose las enfermedades alérgicas o sinusitis, evitar olores químicos persistentes. El especialista de otorrinolaringología (ORL) atiende su nariz.
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