La Arquidiócesis de Managua y en particular los jóvenes, pero también muchas personas, adultas, matrimonios, religiosos y religiosas, vivieron en la Vigilia Pascual Juvenil Arquidiocesana 2015, lo que podríamos llamar, un verdadero encuentro con Cristo Resucitado.
El lema de la Vigilia: ¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? (Lc 24,5) se convirtió en la Palabra de la Biblia que motivó a tantos jóvenes a buscar al Cristo vivo, amoroso y redentor.
Cada momento que se vivió dentro de la Vigilia fueron haciendo resurgir en el corazón de los presentes la alegría de saber que Cristo no es un personaje del pasado, sino que es actual y más concretamente, que manifiesta su amor a todos.
Para los jóvenes que participaron en esta Vigilia, Jesús te llama a no tener miedo. No tengan miedo a entregar su vida al servicio a los demás. No tengan miedo a la instrumentalización del prójimo para los propios fines egoístas, en ocasiones como mero objeto de placer. No tengan miedo a ser sus discípulos y misioneros en la construcción de una civilización del amor, en su parroquia, en la escuela, en la calle, en la universidad, en la familia, en la vida política. No tengan miedo a trabajar por el reino de los cielos. No tengan miedo a trabajar por la justicia y la defensa de los derechos de las personas, especialmente de quienes son más excluidos. No tengan miedo a amar lo que los demás desprecian. No tengan miedo a descubrir la belleza de la vocación humana al amor. No tengan miedo a rebelarse contra esa tendencia tan extendida de banalizar el amor, sobre todo cuando se intenta reducirlo solamente al aspecto sexual, privándolo así de sus características esenciales de belleza, comunión, fidelidad y responsabilidad. No tengan miedo a comprometerse para toda la vida, a hacer opciones definitivas, “para siempre”, porque no se sabe lo que pasará mañana.
De la Vigilia Pascual Juvenil Arquidiocesana a la Fiesta de Pentecostés queda el reto de comprometerse en la misión que el Espíritu Santo da a cada uno según su vocación y carisma.
Pidamos al Espíritu Santo que conceda a todos los jóvenes un ardiente deseo de seguir al Señor de cerca y que los frutos de esta Vigilia se propaguen entre todos los jóvenes de nuestra Arquidiócesis.
Que el fuego del Espíritu que descendió sobre los apóstoles el día de Pentecostés descienda sobre cada joven en particular y los convierta en centinelas del mañana y misioneros de la misericordia.
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