La atención es la respuesta de nuestro cerebro que permite seleccionar estímulo(s) o pensamiento(s) que serán el centro de la conciencia mientras tengamos alrededor factores de distracción.
Contamos con atención gracias a la alerta, orientación, selectividad, vigilancia y distribuir recursos durante las tareas. Si se altera la atención resulta afectada la capacidad cognitiva o de aprender.
Las funciones ejecutivas permiten ser independientes, siendo las básicas: memoria de trabajo, control, inhibición e iniciación y nos permiten responder en correspondencia con las situaciones.
En el caso de preocupaciones con el estado de atención en adultos consultan por dos causas principales: síndrome confusional agudo (SCA) y Síndrome disejecutivos (SD).
En el SCA es el individuo que presenta un cuadro clínico en el cual sus pensamientos y acciones ni son normales ni coherentes. Si el paciente está agitado y tiene alucinaciones (ve cosas, oye cosas) se habla de delirium.
Hay tres tipos de SD. Los cognitivos consisten en que se disminuye la memoria de trabajo y la planificación. En los conductuales se ve que las personas se han convertido en impulsivas o desinhibidas. Los motivacionales se distinguen por que predomina la apatía o abulia, es decir nada le interesa ni le importa.
La mayor parte de las causas de estas alteraciones de la conducta está producida por alteraciones en las funciones del lóbulo frontal del cerebro. Los SD pueden estar causados por intoxicaciones, hipertensión arterial, traumatismos craneales, etapas iniciales de Alzheimer o parkinson, ansiedad, depresión o enfermedades reconocidas por afectar la condición de alerta como la apnea del sueño y narcolepsia.
Cuatro medidas realizamos: recabar antecedentes, realizar un examen del estado mental, evaluación integral en especial de su cerebro y estudios especializados. Toda persona con trastornos de la atención debe ser evaluada y tratada por el médico internista.
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