La sardina corresponde a la clasificación de pescados azules, es decir que su carne contiene una proporción de ácidos grasos, mayor a cinco por ciento, principalmente ácido linoleico, conocido como omega 3. Tiene muchas otras cualidades nutricionales que quiero destacar porque en esta época del año es cuando culturalmente se consume con mayor frecuencia en nuestro país.
Omega 3, es un ácido graso indispensable para muchas funciones del organismo tanto para el cerebro y sistema nervioso central como para sistema musculo esquelético y sistema de defensa del cuerpo.
Su contenido proteico es elevado y de óptima calidad. Entre las vitaminas que aporta se encuentran algunas del grupo B, que son requeridas para el aprovechamiento de nutrientes energéticos (carbohidratos, grasas, proteínas) entre otras funciones reguladoras. También contiene vitaminas A, D y E que además de sus funciones nutritivas actúan como antioxidantes.
Más beneficios
En cuanto a minerales, contiene fósforo, magnesio, potasio, hierro, zinc y yodo. Es buena fuente de calcio porque se consume con espinas y la vitamina D que contiene favorece la absorción de este mineral.
No se aconseja comer sardina a quienes padecen hiperuricemia o gota, debido al contenido de purinas, un tipo de proteínas que en el organismo se transforman en ácido úrico. Y a personas con hipertensión, por el alto contenido de sodio que se añade como preservante.
Si no padece de dichas enfermedades, coma sardinas acompañadas, de arroz o papas o pan o tortilla con ensalada de vegetales verdes para aprovechar toda la riqueza nutricional que nos brindan esos productos del mar.