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Daniel Ortega, reformas

Ley sobre redes sociales o darle al zorro las llaves del gallinero

Cuando el gobierno pide que le den el control de las redes sociales para proteger “a la mujer y a la familia” es como cuando el zorro pide las llaves del gallinero para darle seguridad a “los huevos y las gallinas”.

El zorro

Cuando el gobierno pide que le den el control de las redes sociales para proteger “a la mujer y a la familia” es como cuando el zorro pide las llaves del gallinero para darle seguridad a “los huevos y las gallinas”. Es el gato pidiendo cuidar la leche. Desde el principio los gobiernos han querido controlar lo que se dice en una sociedad, porque la palabra es una poderosa herramienta de poder. Y nunca se ha sabido de un gobierno que, teniendo el control de lo que se dice y de lo que se calla, haya dejado de usar ese poder para su propio beneficio.

Censura

Lo que está en juego aquí es la libertad de expresión. Cada código de censura ha estado inspirado en altas razones para implantarse. Se ha dicho que es por “la seguridad nacional”, por la “estabilidad del país”, “por el decoro de los ciudadanos”, para “contener la nota roja” y ahora “por la mujer y la familia”. Los censuradores buscan cualquier puerta de entrada para llegar marcador en mano a tachar en rojo todo lo que no les guste.

Ley de medios

Cuando en cualquier país del mundo se ha hablado de Ley de Medios, los periodistas siempre sostuvimos que en materia de regulación de la libertad de expresión “la mejor ley es la ley que no existe”. No es por arrogancia ni porque consideremos que no hay información nociva circulando por ahí, incluso delictiva. La libertad de expresión no debe ser una patente de corso para nadie. Lo que decimos es que en asuntos éticos, que cada medio se regule por sí mismo o cargue con sus pecados, y en materia de delito, que responda ante las leyes que existen contra esos abusos. Es mejor vivir en una sociedad donde leo, oigo o veo cosas que pueden no gustarme o con las que estoy en desacuerdo, que vivir en una sociedad donde el Estado controla lo que se publica.

El futuro ya está aquí

Imaginemos que el gobierno consigue el control que quiere sobre las redes sociales. Pero, qué digo. Si es que no tenemos que imaginarnos nada. Basta ver cualquier medio del poder ciudadano para saber cuáles son los que ellos consideran mensajes “correctos” y cuáles no. Basta ver sus noticias para saber cuál es el concepto de “valores”, “familia”, “armonía” y “respeto” que ellos quieren establecer como ley. Vamos, démonos una vueltecita por Radio Ya, Canal 8, Canal 4, Canal 6, el 19 Digital y veamos el futuro. Ya está ahí.

Drones

Y sería ingenuo pensar que la ley también será para ellos. Les voy a poner un ejemplo. Aquí en Nicaragua está prohibido el uso de drones que tan buenos servicios podrían dar en la agricultura, la ganadería, el cuido al medio ambiente, el turismo y también, en las coberturas noticiosas. Está prohibido su uso, pero no para todos. Solo para “los otros”. Un hijo de Daniel Ortega se dedica con bastante pasión a la fotografía y toma de videos con drones a través de una agencia de la que es dueño. O sea, la ley, la prohibición es para los otros, no para ellos.

Redes sociales

En temas de redes sociales hay mucho por debatir. Están los frecuentes linchamientos a personas por los motivos más estúpidos que uno pueda imaginar. Están los perfiles falsos dedicados a atacar, cobardemente, desde el anonimato a otras personas. Están las noticias falsas. Y hay más. No es que sea malo debatir sobre ello, condenarlo y denunciarlo. Lo que no está bien es darle a este Estado la capacidad de decir qué mensajes son buenos y cuáles malos, cuáles son los valores a promover y cuáles no, cual es el concepto de familia a fomentar y cual no.

La trampa

El debate importante con el gobierno no es sobre los pecados de las redes sociales, porque no es eso lo que le importa a ellos. Discutir esto es caer en la trampa. Orinar fuera del huacal. El debate crucial que tenemos con el gobierno es si vamos o no a cederle un derecho humano fundamental a este Estado que es capaz de detener, encarcelar y condenar a una mujer que vino desde Camerún a buscar el cadáver de su hijo. Un Estado que es capaz de matar a dos niños y negarse a entregarle los cuerpos a su madre. Un Estado que siempre que puede usa las leyes para someter o atacar a sus opositores, y que viola con descaro esas mismas leyes cuando le estorban en su ejercicio autoritario. El debate es si vamos o no darle las llaves del gallinero al mismo zorro que se quiere comer las gallinas.

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