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Derechos humanos, justicia y democracia

La crisis que ha envuelto a Nicaragua desde el 18 de abril hasta el momento, es uno de los acontecimientos de mayor impacto que nuestro país ha enfrentado. Ante el atropello gubernamental realizado a través de la Policía, grupos parapoliciales y fuerzas de choque, la respuesta ha sido la defensa de los derechos fundamentales del pueblo y la reafirmación de su libertad.

La exigencia de la justicia mediante la investigación, enjuiciamiento y castigo de los responsables de la masacre, lo mismo que la realización del proceso de democratización, respaldados por la presencia de las organizaciones internacionales, la demanda del adelanto de las elecciones y el retiro del presidente y la vicepresidente, constituyen el objetivo esencial de lucha de la sociedad nicaragüense.

Nicaragua se está reestructurando. Múltiples sectores se han encontrado en la acción construyendo el camino que conduce a la democracia. Este es un fenómeno nuevo: ocurre en la sociedad civil al margen de los partidos políticos; no existe la figura del líder político ni hay una finalidad ideológica. En el fondo hay una causa común: la necesidad del establecimiento de un sistema que haga posible, sobre la base de la libertad y la justicia, el establecimiento de una verdadera democracia.

La libertad es la convicción racional y acción moral de la persona. Es un valor esencial al ser, pues su ausencia desnaturaliza la condición humana, mientras que su presencia la reafirma aunque su práctica concreta se vea agredida, por la acción arbitraria del poder. La libertad se construye y se conquista. La libertad es lucha por la libertad.

La justicia es dar a cada uno lo suyo, dar a cada quien lo que le corresponde, decía Platón. Pero habría que preguntarse ¿qué es lo suyo de cada uno?, ¿qué es lo que a cada quien corresponde? Lo suyo de cada uno no es solo lo que posee, sino a lo que tiene derecho y sin embargo le falta, lo que le corresponde y no siempre tiene. Por ello es justicia para las víctimas y para todo el país, el castigo al victimario, por los atropellos cometidos contra la persona y, en consecuencia, contra los valores y principios de los Derechos Humanos.

En la libertad, cuya práctica es condición de toda realidad social, política y moral, y en la justicia, que es el fundamento de toda sociedad, se encuentran las bases de la democracia de la nueva sociedad.

La crisis ha producido también un contexto político en el que resaltan, entre otros: la unidad, que tiene su base en la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia integrada por estudiantes, campesinos, empresa privada y sectores de la sociedad civil. El Diálogo Nacional, con la presencia de la Conferencia Episcopal como mediadora y testigo. La participación de varias organizaciones internacionales; y la acción cívica y pacífica de la ciudadanía, a través de marchas, barricadas, plantones, paros, etc.

Los aspectos mencionados constituyen una forma de acción de la ciudadanía, y su permanencia y ejercicio significan una reafirmación de valores y principios como la libertad, la justicia y el respeto a los Derechos Humanos, y la posibilidad de un nuevo sistema político basado en la democracia y el Estado de Derecho.

Estos objetivos han sido reafirmados en la resolución adoptada por el Consejo Permanente de la OEA, en su sesión del 18 de julio, lo que abre nuevas opciones, y de alguna forma puede considerarse como un respaldo a la lucha de la sociedad nicaragüense.

El autor es filósofo y académico.

Opinión democracia derechos humanos Justicia
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