“Yo no le doy entrevistas a LA PRENSA”, así reaccionó monseñor Bismarck Carballo, cuando se le consultó qué pensaba de los ataques del régimen orteguista en contra del Obispo Auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez Ortega, a quien la dictadura acusa de golpista, terrorista, asesino y de incitar a la violencia en el país.
“Monseñor, se está haciendo una campaña de desprestigio contra monseñor Báez, queremos saber qué piensa usted de esos señalamientos”, se le explicó, pero él respondió: “No, no , no… no quiero hablar de eso. Calmate, calmate, calmate. Yo no quiero hablar de eso, calmate, calmateee”.
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A monseñor Bismarck Carballo, actual párroco de la iglesia Espíritu Santo, en Managua, se le recordó que él fue víctima de la conspiración orteguista en la década de los 80, pero se incomodó y su respuesta siempre fue “calmate, calmate”.
“A usted también le montaron una campaña en los años 80, ¿usted cree que monseñor Silvio Báez es terrorista, como lo quieren hacer ver en esta campaña de desprestigio?”, se le consultó al sacerdote, pero él insistió: “Calmate, calmate. Él es grande y que se defienda solo”, respondió incómodo finalmente Carballo al momento de abordar su vehículo en compañía del Arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo Brenes Solórzano.
El 11 de agosto de 1982, la Iglesia católica de Nicaragua sufrió una de sus más sentidas agresiones. Al mediodía, en una casa de Las Colinas, ubicada sobre la calle “Las Flores”, el entonces sacerdote Carballo, entonces vocero de la Curia Arzobispal, fue arrestado completamente desnudo en la casa de la activista orteguista Maritza Castillo, ante una batería de periodistas de la propaganda sandinista. El hecho luego fue considerado como un complot para la jerarquía eclesiástica. En ese entonces, toda la Iglesia católica juntó a su feligresía y se solidarizó con Carballo, ahora moseñor.
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Padre Antonio Castro: “No me consta que esté incitando a la violencia”
Por su parte, el padre Antonio Castro, párroco de la iglesia La Merced, cuando se le preguntó sobre la campaña en contra del Obispo Báez, dio una respuesta muy poco convincente sobre los señalamientos al obispo carmelita. “No me consta eso. No me consta que él esté incitando a la violencia”, sostuvo Castro, otro sacerdote, que al igual que monseñor Bismarck Carballo, es allegado a la pareja presidencial.
La campaña contra la iglesia
Fue el pasado 19 de julio, cuando el dictador Daniel Ortega, en plaza pública, inició la campaña contra los obispos de la Iglesia católica, llamándolos golpistas y asesinos. Desde entonces la campaña mediática no cesa contra la jerarquía católica y varios sacerdotes que estuvieron al frente de la crisis para socorrer a las víctimas de la represión gubernamental.
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Hace dos semanas, la denominada Comunidad Cristiana Santiago Apóstol, liderada por turbas a fines al régimen orteguista, desataron una campaña de desprestigio en contra de monseñor Silvio Báez. Además, han solicitado públicamente al papa Francisco que saque de Nicaragua al religioso carmelita.
Cardenal Brenes: El papa sabrá qué hacer
Al ser consultado sobre la campaña orteguista contra la Iglesia católica, al Arzobispo de Managua no parece preocuparle mucho.
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“No somos moneditas de oro. Me tiene sin cuidado lo que hagan”, respondió el cardenal Brenes, ante el asedio de los periodistas oficialistas, quienes le insistían que hablara de la paz de la que goza Nicaragua.
En relación a las supuestas miles de firmas que la comunidad orteguista San Pablo dice haber enviado al Vaticano para que tome medidas en contra del Obispo Báez, el cardenal Brenes dijo “todo puede llegar al Vaticano y el papa sabrá qué hace”.