Mientras el comandante Daniel Ortega daba su discurso en un campo deportivo en las afueras de Masaya, en Monimbó, el barrio indígena del corazón de la ciudad, las puertas se cerraron. Solo algunas casas, con banderas rojinegras en las paredes, mostraban su apoyo al partido orteguista.
Ortega junto a simpatizantes, en su mayoría trabajadores estatales, celebraron este sábado el 40 aniversario del Repliegue Táctico a Masaya, una acción guerrillera previo al triunfo insurreccional contra Anastasio Somoza Debayle. “Hoy se escucharon dos explosiones fuertes”, comentó a LA PRENSA un ciudadano de Masaya que prefirió no identificarse. “Pero a lo mejor fueron ellos mismos (policías o fanáticos sandinistas) para justificar la militarización que hay en Masaya”, dijo.
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Mientras avanzaba el repliegue desde Managua, Masaya se mantenía casi con la misma presencia de antimotines que existe desde que el orteguismo ejecutó la “operación limpieza” en este barrio y ha impuesto una especie de ocupación policial.
Lo diferente en Masaya este sábado fueron las brigadas de motorizados, que para muchos forman parte de su aparato paramilitar, rondando por la ciudad desde tempranas horas. Algunos llenaban sus tanques de gasolina en Petronic, que pertenece a la familia presidencial, y otros empezaban a reunirse en la plaza de la estación del antiguo ferrocarril.
“En la mañana todos salimos con normalidad”, dijo Auxiliadora Cardoze, esposa de Marcelo Mayorga, una de las 46 personas que los organismos de derechos humanos calculan que fueron asesinadas en Masaya durante la represión contra el pueblo opositor. “Sin embargo, ahorita todas las personas nos estamos encerrando porque ya viene el dictador”, agregó Cardoze, a las 2:00 de la tarde, una hora antes de que llegara Ortega a Masaya.
A las 10:00 de la mañana las calles de Masaya lucían en relativa normalidad: las personas abrían sus negocios, caminaban por los andenes, los buses y taxis entraban con regularidad. Sin embargo, a las 3:40 p.m., justo en el momento que Ortega finalizaba su discurso, las mismas calles estaban desérticas, a como dijo Cardoze, viuda de unos de los asesinados de esta ciudad.
Por las calles solo se escuchaban las bocinas de las decenas de motocicletas que entraron por el barrio San Carlos, al este de Masaya, por donde era el original recorrido del Repliegue del 27 de junio de 1979. Cientos de fanáticos orteguistas en motocicletas, autos, camionetas y algunos buses, recorrían varias calles de la ciudad. Unas pocas personas salieron para saludarlos ondeando banderas rojinegras.
La caravana de motorizados, conformada por una brigada de Masaya y una de Managua, llegó hasta el barrio Monimbó, donde hasta hace dos años finalizaba esta celebración política, incluso en horas de la madrugada.
En el barrio donde se celebró el acto había decenas de policías y antimotines recorriendo sus calles. También se detectaban personas de seguridad en hospedajes de dos pisos ubicados justo detrás de la tarima orteguista.
El momento más tenso del día en Masaya se vivió cuando la caravana de motorizados llegó al barrio Monimbó. Los fanáticos ubicaron altoparlantes con la música “Daniel se queda”, el himno oficial del orteguismo tras la represión en 2018, y por los megáfonos gritaban: “Daniel 2021” y “No pudieron ni podrán”.
Los motorizados estuvieron apostados unos minutos hasta que les ordenaron que una de las brigadas abandonara el lugar. La música bajó un poco y algunos fanáticos fueron ubicados en la placita de Monimbó, muy cerca de donde se levantó la primera barricada opositora en abril de 2018. Las puertas, en cambio, siguieron cerradas.
Un detenido
En medio del fuerte despliegue policial, se reportó la detención, por supuesta tenencia de armas, de Mario de Jesús Salinas Lanzas, un hombre de 41 años de edad que vive en el Héroes y Mártires de Monimbó, un barrio cercano al campo deportivo donde Ortega dio su discurso.
“Nos dijeron que está aquí (Masaya), mañana (hoy) iremos a ver su situación para ver si lo liberan, porque él es inocente”, dijo escuetamente Karla Morales, esposa de Salinas.