Nada es más importante para el dictador Daniel Ortega en este momento que el retiro de las sanciones contra sus familiares y allegados. Este lunes 4 de mayo, Ortega aprovechó una cumbre virtual dedicada a la pandemia del Covid-19, realizada por el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), para insistir en que suspendan las sanciones.
Ortega también pidió que “se respeten los principios de Naciones Unidas”; habló del sufrimiento del mundo por “la violación de derechos humanos, sin faltar su acostumbrado discurso antimperialista y que “los más grandes terrorista del mundo son los Estados Unidos con su política de agresiones militares, económicas y lo que llaman sanciones que no son más que agresiones”.
Sancionados son sus familiares y allegados
Dieciocho funcionarios orteguistas han sido sancionados por Estados Unidos por violaciones de derechos humanos y corrupción, entre ellos la primera dama y vicepresidenta del país, Rosario Murillo, dos de sus hijos, Laureano y Rafael Ortega Murillo. También cinco directivos de la Policía Orteguistas (PO), entre ellos, el jefe de esta institución y consuegro de Ortega, Francisco Díaz; además, el presidente de la Asamblea Nacional, entre otros.
Ortega dejó claro una vez más que la pandemia por el nuevo coronavirus no es prioridad. Incluso ha hecho cuentas que los accidentes de tránsito, los suicidios y otras enfermedades matan más que el Covid-19, por eso no considera necesario aplicar medidas: llamar a cuarentena nacional, cerrar fronteras, cancelar las clases presenciales, entre otras acciones que han aplicado la mayoría de los países del mundo para evitar los contagios masivos.
Ortega pidió que se respeten los principios de las Naciones Unidas, porque solo así habrá paz en el mundo. “Los pueblos que estamos en el Movimiento de Países no Alineados tenemos que unir hoy más que nunca nuestro espíritu solidario, nuestro apego al derecho internacional y de esa manera influir para que se pueda cambiar el modelo que se ha impuesto sobre el planeta y que tiene sufriendo la violación de derechos humanos a millones de seres humanos”, dijo en una parte de su intervención.
En contraste, Nicaragua es un país donde la justicia no se aplica a los opositores del régimen de Ortega, quienes son perseguidos, asediados, agredidos y asesinados en todo el país. Más de 328 personas fueron asesinadas por los partidarios de Ortega en 2018; hay más de 100 presos políticos en las cárceles del país por protestar; la Policía y grupos armados afines a Ortega actúan de manera coordinador para reprimir cualquier tipo de expresión opositora.
La represión orteguista generó el repudió internacional. Estados Unidos es uno de los países que más ha presionado a Ortega a través de las sanciones ha buscar una salida negociada a la crisis que vive el país, pero Ortega ha hecho oídos sordos a todas las demandas de la comunidad internacional.