La llegada de la pandemia a Nicaragua y la atención a pacientes de Covid-19 ha mostrado que los médicos son todo terreno, superando la falta de medidas, la falta de recursos y el impacto que para los médicos representa garantizar el derecho a la salud en estas condiciones.
Los médicos en Nicaragua hacen lo posible por brindar el derecho a la salud, establecido en el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pero en este esfuerzo les ha tocado: ponerse en riesgo y enfrentar
historias de una pandemia que muchas veces como ciudadanos desconocemos, porque únicamente se ven en los hospitales.
De acuerdo al Dr. Bermúdez, médico internista nicaragüense que solicitó que solo se le identificara con el apellido, el país tardó en reportar casos oficialmente, por lo que los recursos de información con que contaba era la experiencia de otros países.
“Al principio tuvimos un poco de miedo porque no sabíamos mucho de esto, pero viendo la experiencia de otros países donde se miraban las catástrofes, dijimos que debíamos estar al frente, tenemos que ayudar a nuestra población y luchar con todo lo que tenemos”, nos dice el Dr. Bermúdez.
Por su lado el Dr. Quant, especialista en medicina de emergencia, asegura que él ha sido “un médico todo terreno y en estos momentos por la necesidad de la atención a los pacientes con Covid-19, y dada a la escasez de recursos de
médicos decidí atenderlos para ayudarlos a mejorar y ayudar un poco durante esta pandemia en el área de cuidados intensivos”.
Sin embargo, los médicos se han enfrentado a esta pandemia sin dirección u organización de parte de las autoridades. En la resolución 1/2020 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se establece que es el gobierno es quien debe garantizar capacitaciones para preparar mejor a los médicos, establecer medidas y velar por su salud mental, pero estas directrices no se han seguido en Nicaragua.
“Hemos recibido capacitaciones, clases en línea y leyendo por nuestra parte artículos que vienen de otros países compartidos por colegas y eso nos está ayudando a ser más productivos y ayudar al paciente que es nuestro fin”, dice el Dr. Bermúdez como muestra de que han sido autodidactas en el tema de Covid-19.
En el caso de las medidas, el Ministerio de Salud (MINSA) únicamente cuenta con un comunicado de cinco puntos que se resumen en: No declarar cuarentena, ingresar a las personas con síntomas en unidades de salud para seguimiento; casos comprobados se ingresan para su seguimiento; personas que vengan del extranjero sin síntomas mantienen libre movilidad y continuar promoviendo medidas preventivas.
Enfrentan no solo el riesgo al contagio, sino afectación sicológica
Por otra parte, se debe tomar en cuenta que atender a pacientes con Covid-19 implica un riesgo para la salud psicológica y mental de los trabajadores de la salud, pues, aunque hay casos en que los pacientes con afectaciones graves van mejorando día a día y logran salir gracias a la atención, “hemos tenido pacientes que están graves y al salir del turno sabes que tal vez cuando regreses ya no los vas a encontrar”, cuenta el Dr. Quant Según datos del Observatorio Ciudadano COVID-19 hasta el 17 de junio se reportan 614 trabajadores de la salud que han tenido sintomatología asociada al COVID-19 y 72 muertes dentro de este gremio han sido asociadas a la misma causa.
Tomando esto en consideración, la resolución de la CIDH indica que se debe mejorar la disponibilidad, accesibilidad y calidad de servicios de salud mental, particularmente de profesionales de la salud, porque al ver cifras mencionadas en el personal de la salud y el estar en contacto directo con pacientes positivos preocupa al personal médico, les provoca estrés o ansiedad que puede llegar a afectar su labor.
Según la experiencia de los médicos entrevistados, la cantidad de trabajo es intensa, estar en un área donde a veces están incomunicados hasta por 24 horas, saber que es una enfermedad nueva, ver que los pacientes son personas
conocidas, médicos que se graduaron o trabajaron con ellos, etc., les afecta y a la vez los impulsan a buscar formas de estar bien mentalmente para dar un mejor desempeño en la atención.
“No siento que me ha afectado tanto emocionalmente hasta el momento, pero la carga de trabajo es intensa, trato en los días siguientes (a los turnos) reposar, distraerme y agarrar energías para así entrar con lo mejor que se pueda en el próximo turno”, dice el Dr. Quant.
Dificultades para garantizar el derecho a la salud
Los médicos innovan en la atención de pacientes con COVID-19, innovación recomendada en la resolución de la CIDH, pero se enfrentan con la desigualdad del acceso al servicio de internet o teléfonos con acceso de cámara, para realizar la teleconsulta o telemedicina,que consiste en atender a la población por medio de llamadas, videollamadas o mensajes de texto.
Este método de atención lo han utilizado últimamente con familiares, amistades o pacientes conocidos, a los cuales les dan seguimiento para indicar el tratamiento o si es necesario que asistan a los hospitales.
Aseguran que esta nueva forma de trabajo es parte del ejercer médico y de ayuda para proteger tanto a los médicos como a la población, ya que hay pacientes que tienen afectaciones leves y pueden ser tratados en su casa con guía médica.
Se suma a estas dificultades el alza de los precios de los medios de protección y diagnóstico, como por ejemplo las mascarillas, caretas, trajes impermeables, guantes, medicinas, tanques de oxígeno, saturómetros, entre otros artículos que los pacientes puedan necesitar tener a mano para su tratamiento.
En medio de la atención en estas circunstancias que pueden causar impactos psicológicos en los médicos, se encuentran esos momentos de satisfacción cuando los pacientes que atienden logran vencer al virus, pues les hace sentir que están cumpliendo con su trabajo y misión de garantizar la salud de los nicaragüenses.