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Unidad no es uniformidad

A lo largo de nuestra historia, los nicaragüenses nos hemos debatido entre la división y, en algunas oportunidades, la unidad. Producto de esa falta de entendimiento, y como ejemplo dramático sangriento cabe mencionar la guerra civil de 1855, que al final terminó en una guerra nacional.

Así como esa lamentable división del siglo 19, también han existido en los últimos años unidades como la UNO, que en 1990 llevó a la presidencia de la República a doña Violeta Barrios de Chamorro, unidad que aunque exitosa al inicio, resultó efímera, porque una vez en el poder, lastimosamente por ser electorera terminó dividiéndose por las ambiciones personales de sus líderes.

La historia es fuente inagotable de enseñanzas políticas, sin embargo, los nicaragüenses continuamos siendo torpes y poco inteligentes en este aprendizaje. Producto de la división, hemos permitido que dictaduras de derecha y otras que dicen ser de izquierda, hayan pretendido o estén pretendiendo entronizarse en el poder.

Actualmente, a pesar de tener más de dos años en el esfuerzo de formar una unidad nacional, aún no se logra, y no se logra por las razones de siempre. Unos porque están trabajando no para Nicaragua, sino para sus propios intereses personales, políticos y económicos, promoviendo de forma velada sus candidaturas presidenciales, candidaturas que en las actuales circunstancias resultan ser antipatriotas.

Y otras organizaciones o partidos políticos no toman iniciativas para unirse, o porque no se les acepta que ejerzan un rol hegemónico dentro de la unidad, o porque están en un juego político tipo pacto con la dictadura. También existen otros que estando adentro de ese esbozo de unidad, quieren que exista una uniformidad en el actuar y pensar, de tal manera, que si no piensan de la misma forma no puede haber unidad.

Uniformidad no es lo mismo que unidad. Uniformidad existe en el partido de gobierno, donde todos o piensan igual al caudillo, o no piensan, y son sometidos al pensamiento único de líder. No hay debate ni discusión, sin embargo, en una democracia la diversidad de pensamiento y el libre debate de ideas son la base fundamental de la misma. Es vergonzoso, que mientras el Parlamento Europeo, la OEA, gobiernos y personajes latinoamericanos y europeos se pronuncian en contra del régimen, la oposición permanece desunida. Para lograr la unidad se necesita pensar como Nación. Y pensar como Nación es pensar en sus intereses y no en los personales, y pensar como Nación es apartar todo aquello que pueda dividir y fortalecer todo lo que pueda unir. Es importante que la unidad tenga un sentido programático y un carácter estratégico.

Un ejemplo de unidad estratégica, y lo vuelvo a repetir porque soy un apasionado de ese ejemplar acontecimiento histórico, fue el Pacto de Punto Fijo de los venezolanos. Tres personajes, Rómulo Betancourt —socialdemócrata—, Rafael Caldera —socialcristiano— y Jovito Villalba —liberal—, después que fue derrocado el dictador Pérez Jiménez en enero de 1958, se pusieron de acuerdo en tres puntos esenciales y sencillos en octubre del mismo año, como fueron: un programa de gobierno mínimo común, defensa de la constitucionalidad y la formación de una gobierno de unidad nacional. Gracias a ese pacto, no como el de aquí, los venezolanos gozaron de 50 años de democracia.

Si la OEA dio un plazo perentorio a mayo del 2021 al régimen, para aprobar las reformas electorales pertinentes, también las organizaciones de oposición deben tener otro plazo perentorio que le demos los ciudadanos para unirse en la Coalición Nacional, o como determinen llamar a esa unidad nacional. Este plazo debería ser el 31 de diciembre de este año.

Tanto las personas como las organizaciones que no quieren la unidad y que actúan como elementos disociadores, así como los que promueven sus candidaturas, deben ser denunciados con nombre y apellido, y si fuera necesario por el bien de la unidad y Nicaragua, separarlos o expulsarlos expresando la razón de su separación. Decía un pensador: “La Patria posiblemente es como la familia, solo sentimos su valor cuando la perdemos”. No perdamos la nuestra.

El autor es médico.

Opinión unidad
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