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Presidentitis contra la unidad

Los liderazgos actuales de la clase política están en deuda con la sociedad nicaragüense. Desde de abril de 2018 hasta la fecha no han podido consolidar una alianza sólida que aglutine a los diversos sectores del país para presionar al régimen Ortega Murillo para que libere al centenar de presos políticos y forzarlo a que brinde las garantías de unas elecciones libres y transparentes que cumplan con los estándares internacionales.

Actualmente tenemos tres grupos que se arrogan la representación de la oposición en Nicaragua: la Alianza Cívica y Ciudadanos por la Libertad (CxL) aglutinados en la “Alianza Ciudadana”; la Coalición Nacional y la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB). Las últimas dos dominadas por disidentes sandinistas, conocidos como los renovadores o rescate del sandinismo, a quienes la sociedad nicaragüense señala de autores o cómplices de crímenes de lesa humanidad cometidos en la década de los ochenta y ser corresponsables de la tragedia actual que vive el país.

La semana pasada la Comisión de Buena Voluntad, representada por Fabio Gadea Mantilla y Carlos Tünnermann, hizo un llamado a deponer candidaturas para buscar la unidad y presentar un solo bloque contra el régimen Ortega Murillo y buscar un candidato único en marzo. El problema de fondo sigue siendo el virus de la presidentitis donde todos los políticos quieren ser caciques. Ya tenemos cerca de 10 candidatos presidenciales.

El político conservador y analista político Emilio Álvarez Montalván sostiene en La Cultura Política Nicaragüense que vivimos en un círculo constante, difícil de romper donde los políticos siempre están ansiosos de perpetuarse en el poder.

“El gran problema de este país es la falta de educación y la miseria, eso nos vuelve muy frágiles para que un hombre audaz se apodere del poder y nos domine fácilmente. Para mí el caudillo y el dictador son un efecto de un medio débil y no una causa”, aseguró Álvarez Montalván.

Los egos de los que se consideran los nuevos líderes políticos han obstruido un verdadero frente opositor. Juan Sebastián Chamorro por la Alianza Cívica y Félix Maradiaga por UNAB —los más visibles en sus ambiciones personales— han mostrado ineptitud e incapacidad de aglutinar a la oposición en contra del régimen. ¿Cómo es posible que después de más de 300 personas asesinadas en las protestas —debidamente documentadas por la CIDH—, más de 100 presos políticos, varios torturados, desaparecidos y más de 100 mil exiliados solo por ejercer su derecho constitucional de pensar diferente, no se haya podido lograr aún la ansiada unidad? Después de más de dos años Juan Sebastián Chamorro y Félix Maradiaga han demostrado que no son parte de la solución sino que son parte del problema por sus ambiciones personales, obstruyendo con sus egos la unidad.

Existe un gran descontento por el comportamiento de estos activistas de ONG devenidos en políticos. Nicaragua requiere con urgencia recuperar su democracia, independencia de los poderes del Estado, fortalecimiento de sus instituciones, respeto a los derechos humanos, libertad de pensamiento, expresión y movilización.

“Una cosa que tenemos que tener claro los nicaragüenses es que solo la educación nos puede salvar de este círculo vicioso”, subraya Álvarez Montalván, cuyos análisis siguen teniendo gran vigencia en el país.

El obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, durante su homilía dominical aconsejó a los políticos que “cuando un equipo va a iniciar una carrera, se prepara y juega en equipo; cuando en ese equipo alguien impone su voluntad o quiere imponerse a los demás, todo se fractura. No fracturen más a Nicaragua, trabajen por Nicaragua”.

Oscar Wilde dijo: “La ambición es el último refugio del fracaso”. El problema es que las ambiciones de unos pocos arrastran al país hacia el abismo. Por la sangre derramada de los héroes de abril de 2018, por los presos políticos, torturados, desaparecidos y los miles de exiliados, la Alianza Cívica, la UNAB y la Coalición Nacional deberían de firmar el compromiso que ninguno de sus integrantes se postulará para presidente o vicepresidente de la República para agilizar una verdadera unidad.

El autor es periodista.

Opinión Alianza Cívica presos políticos protestas
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