El veterano periodista Edgar Tijerino es tajante: “En Nicaragua no hay líderes”. Pone como ejemplo el eclipse que provocaron la aparición de Cristiana Chamorro y del mismo Arturo Cruz, del que opina que es de todos el más preparado pero no tiene popularidad.
No cree en las elecciones, pero dice que hay que salir a votar para demostrar el fraude. También opina sobre la pelea de Román “Chocolatito” González y explica cuál es la diferencia del trato que recibe respecto al que recibió Alexis Argüello.
Ha pasado un año desde que se informó del primer caso oficial de Covid-19 en Nicaragua. Tijerino asegura que le tiene miedo al virus “como todo viejo”, cuenta que perdió muchos amigos y que pese a no tener mayor aspiración a su edad se pondría la vacuna.
Una semana después de la pelea en redes sociales se sigue hablando del Chocolatito González.
Todo lo anterior a la pelea nos preparó precisamente para las contradicciones que se vieron. Hay una confusión que es inevitable y es el asunto deportivo y el asunto político, que es el componente real. Es mucha la gente que mira mal al régimen y desean la derrota de alguien que está identificado con una causa que ha dañado enormemente al país. La inmensa mayoría considera que no podés ser ciego, ni sordo, ni mudo. No podés ser indiferente y eso se ve como un pecado gravísimo.
¿Se puede separar al deportista de sus inclinaciones políticas?
Yo me separo de la gente como cronista deportivo porque mi carrera que hice sin ser graduado ha sido mi vida. Llega un momento y yo puedo separarlo, pero no la gente. Hay tantos casos. Por ejemplo, Maradona, del que yo no me perdería un juego, pero no me interesa estar cerca de él porque es un tipo repulsivo. Tampoco me perdería una pelea de Mike Tyson, pero en lo absoluto me interesa estar cerca de Tyson. Así hay varios ejemplos y yo quiero ver una pelea del Chocolate, pero no estoy de acuerdo con ninguna de sus actitudes desde el punto de vista humano. Vas a salir vos sobre los sentimientos de la gente, los presos, tanta gente muerta y de un país secuestrado.
También agravó la reacción de la gente el ver al Gallo Estrada salir con la bandera de Nicaragua invertida. ¿Lo hizo por empatía o presión en las redes sociales?
No creo que el Gallo sienta nada por Nicaragua. Y es una apreciación muy personal. Primero, yo no lo veo a él, y a lo mejor estoy equivocado, pero no lo veo consciente de lo que está pasando en el país. Claro, él mira el montón de gente en redes sociales, pero aun así pidió disculpas por traer la bandera con el símbolo de la resistencia. Ni siquiera sabe por qué está el escudo al revés. Creo que la asesoría del Gallo ve una oportunidad y no le iba a ser útil, como no le fue porque el Chocolate le iba a ganar. Pero sí provocó un impacto.
Ahora que menciona que Román iba a ganar, ¿qué cree que pasó con el juez Carlos Sucre, quien fue el de la polémica decisión?
Este tipo de fallos no es porque este señor sea un venezolano exiliado ni nada. Este tipo de fallos han ocurrido toda la vida. Solo el que no está metido en el boxeo no está familiarizado con estos fallos. Hemos visto fallos más absurdos que este. Lo que digo yo es que el sistema de puntuación te permite este tipo de errores. Yo tenía dos compañeros por donde iba siguiendo la pelea y los vi por lo menos en cuatro rounds no ponerse de acuerdo. Yo acostumbro a dar round empate, aunque los han prohibido. Yo di dos empates y estuve a punto de dar un tercero. El nuevo reglamento te exige que des un ganador en cada episodio. Este señor miró cuatro rounds difíciles y votó por el Gallo. Este asunto terminó de enredar el boxeo.
Volviendo al deporte y la política, ¿por qué al Chocolate lo atacan tanto y a Alexis Argüello le dejaron pasar algunos episodios con Somoza, los sandinistas y la Contra?
Es que hay una diferencia y es muy grande. Este muchacho (Chocolatito) tiene un compromiso y es obvio. Porque solamente con un compromiso se explica que tengás una visión tan lineal de lo objetivo que está pasando. Tiene derecho a eso, pero la gente lo ve y con Argüello no. Recordemos que a Alexis lo montan en el caballo en la manifestación de Somoza y le explica un diputado que Somoza tuvo que ver en la pelea de Marcel y lo apoyó. En medio de la insurrección y echando humo Nicaragua, le ponen una bandera del Frente Sandinista. Se la pusieron, él no dijo que se la trajeran. Se la pusieron. Cuando aparece en la Contra es porque le quitaron todas sus propiedades y ahí sí reacciona consciente. Cualquiera que le quiten sus propiedades se va porque te las están robando. Es más, a mí me mandaron a devolvérselas. Yo fui a Venezuela con Samuel Santos.
¿Qué les dijo Alexis?
Nos dijo que no. Él dijo que se las compraran y le dijimos que nosotros no teníamos ninguna autorización de venta, que era devolverle las propiedades. No aceptó y siguió en el asunto de la Contra. Luego viene en un momento económico difícil y encuentra una salida en la política. La política siempre es sucia y no es de conciencia. Entonces miró la posibilidad de estabilizarse y la tomó. Llegamos a un punto que va a ser intrigante no sé por cuánto tiempo. Porque quizás algún día se sepa la verdad. Alexis muere, en un momento que se dicen tantas cosas. Que iba a dar una conferencia de prensa que nunca se supo si era cierto, incluso su apoderado dijo en TV Noticias que le dolía, que él podía haber evitado eso. Quedaron tantas intrigas flotando que Argüello es un caso diferente de utilización. No estaba con Somoza, no estaba con el sandinismo a pesar de la bandera y tampoco fue contra, la gente estaba clara, pero cuando te identificás con un sistema y si Alexis se muestra indiferente ante los atropellos, otra cosa hubiera sido.
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¿Cómo van a recordar a Román González?
Es interesante porque la gente lo va a recordar de dos maneras. Solo los que no sean deportistas lo van a recordar de una sola manera. Es mi caso, y técnicamente hablando o en recursos, es el mejor peleador que ha producido este país. El segundo en impacto y producción de emociones después de Alexis Argüello. Pero en recursos es el boxeador más grande que ha producido Nicaragua y lo voy a recordar así. Ahora, como humano, y aquí hay una confusión de que el agradecimiento no puede someter. Te puedo hacer el favor más grande del mundo, pero si me convierto en un pillo, inhumano, cambia. El ser humano solo mejora si aplica cambios, yo creí en estos (sandinistas) hasta cierto punto, pero no hasta abril de 2018. Estuve 19 años en La Primerísima llevando un criterio contra el sistema.
Ya que menciona esa emisora, ¿reconoce a su director William Grigsby en su papel de uno de los que más ataca a la oposición?
William nunca se metió conmigo. Muchas veces a mí se me iba la mano y le decía: “William, yo sé que te comprometí hoy” y me decía: “¿Alguna vez te he dicho algo? No, ¿y entonces?”. Yo lo agradezco y él tiene su postura, con la que no estoy de acuerdo. A mí no me sacan de la radio, yo decido irme de la radio y es porque yo sé que vamos a llegar a un punto que no se va a poder sostener esta relación. Los empleados estaban viendo que mi presencia era un problema y tenían razón. ¡Tiraron cohetes cuando nos fuimos! Y no me molestan esos cohetes, los entiendo. Se quitaron un peso. Ahora, las actitudes de William, él siempre ha sido muy drástico. Ahora tendría que hablar con la persona, hay una serie de gente que ha tomado una posición que a uno lo sorprende y es triste.
Cumplimos un año del primer caso oficial de Covid-19. ¿Cómo vivió este año?
Como todo viejo, yo le tengo miedo al coronavirus. Pero tengo una ventaja. ¿Qué puedo pretender yo a los 77 años? Si a esta edad todavía tengo asignaturas pendientes, es que ya no las hice.
¿Perdió bastantes amigos debido a esta pandemia?
Sí, perdí bastantes. He tenido la suerte de tener amigos que siempre están listos para ayudarme.
¿Se pondría la vacuna?
Sí lo haría.
Estamos en marzo y la oposición sigue dividida. ¿Se puede justificar esto?
No estorba que existan 100 candidatos. Aquí hay un 70 por ciento del pueblo esperando votar. Aquí lo necesario es un candidato único o si no hay un candidato único que sea uno confiable como doña Violeta. Dicen que falta liderazgo y ¿doña Violeta tuvo liderazgo? Que me expliquen eso. No es liderazgo, es alguien confiable. Era una señora confiable y vamos con ella. Eso mismo va a ocurrir ahora. Ahora el problema es que aquí no hay ningún líder opositor. Ninguno.
¿Por qué dice que no hay líderes?
Aquí hay dos detalles rapiditos y te los voy a decir. Aparece Cristiana Chamorro y ya es la primera. Entonces, ¿y los líderes y quién era el primero? Luego sale Arturo Cruz y se apodera del escenario, que no de la popularidad, pero sí del escenario. No hay líderes, la gente está esperando alguien confiable. Podría ser un campesino como Mairena, doña Chica o la Mónica López, que tanto hizo, y decimos con esta muchacha vamos. Pero hay un 70 por ciento que es indestructible y que está en contra. Dicen que Daniel Ortega se está riendo. No sé está riendo y está viendo el 70 por ciento.
¿Entre todos estos candidatos mira a uno confiable y que reúna estas características y esté preparado?
La gente no está fijándose tanto en lo preparado. Están esperando a ver quién es el candidato único. Le tiene sin cuidado quién sea y me incluyo. Voy a votar por el que sea. No tengo candidato, el que salga por ese voy. Ahora la otra cosa es que yo no creo en las elecciones. (Ríe).
¿Y entonces?
Es que yo no veo que esta gente vaya a soltar los resortes del poder.
Es entendible hasta cierto punto viendo el actuar de la dictadura, pero la gente está esperanzada en las elecciones.
¿Entregarías el poder teniendo todos los recursos para mantenerlo, sabiendo que el mundo se te va a venir encima? Que vienen juzgamientos, que vas a perder la Asamblea, la Corte Suprema de Justicia, las instituciones y la presencia internacional. No, no lo va a entregar. Porque sos una dictadura. Maduro se sentó a esperar e invitó a Capriles para que hiciera lo que quiera porque iba a ganar. Estos llegaron al punto en el que ya no pueden perder. Lo tienen todo y ni siquiera tienen capacidad de negociar. Aquí también hay una equivocación y es que ganando las elecciones no queda una Nicaragua manejable. Doña Violeta lo que hizo y es impagable es que coexistiéramos.
Hay un sector que le tiene cierta manía a la palabra coexistir.
Pero es legítima y es la única. No tenemos otra salida y que me digan que no podemos coexistir es que estamos muertos todos.
Si no cree en las elecciones, ¿qué salida cree usted que exista?
La respuesta a esa pregunta tuya vale oro. Yo no la veo. A todo el que se la hice tampoco me respondió. Daniel fue claro, y ahí si me quedaba un ápice de esperanza la vi morir, cuando dijo que iba a dialogar después de las elecciones. ¡Ya! Se acabó y terminó con la intriga. Después de las elecciones se puede sentar. Y como dijo doña Violeta y Toño Lacayo en su libro: Ortega dice una cosa en la mañana y otra en la tarde.
¿Se ha sentido defraudado por la oposición?
Yo no me siento defraudado. Al contrario, entusiasma ver tanta gente metida, tanta gente buscando qué hacer. ¡Me encanta eso! Todos están peleando por hacer algo. Si Maradiaga pelea por aquí, el otro por allá, sale Cristiana que está lista y sale Medardo. Pues esos no me pueden defraudar y están listos para la pelea. Yo hasta lo veo irracional el que quieran estar ahí. Estos tipos son medio suicidas porque no saben qué país les va a quedar. Estos muchachos lo que están haciendo es una sumatoria. Yo creo que se va a desembocar en un candidato único. Están peleando democráticamente sus posiciones. No queremos ser borregos.
Usted dijo que ha conversado con Kitty Monterrey. ¿Qué piensa de su posición, que parece de resistencia a la unidad con los demás?
Es difícil simpatizar son la posición de ella. Se ve como una posición complicada. Ha afectado al movimiento, pero el movimiento opositor está por encima de todo eso. De nuevo insisto en que no hay líderes. La aparición de Cristiana Chamorro les dio el portazo a todos en cuestión de 24 horas. La aparición de Arturo Cruz fue la que más golpeó a los liderazgos. Alguien rechazado golpea a los liderazgos. Se convierte el rechazado en el centro del escenario. Él era conocido en las altas esferas, ahora la gente en las calles pregunta, habla, lo atacan de aquí y de allá. La aparición de Cristiana bajó con la aparición de Arturo, aunque este no tenga ni 10 votos el día de las elecciones. Pero habrá que ver, porque esto puede cambiar. Es una situación cambiante.
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¿Qué opina de Arturo Cruz?
Lo considero un tipo muy inteligente. Muy competente y desde mi punto de vista es más competente que cualquiera. Catedrático, historiador, charlista en toda Centroamérica. Siempre le conocí honrado, nunca le conocí ambiciones, por eso me sorprendió que apareciera ahora. Arturo puede optar a un puesto como en la embajada de Estados Unidos, pero no pensé verlo metido en asuntos de la presidencia.
¿Qué cree que pasaría si CxL y la Alianza van con Arturo Cruz a parte de la Coalición Nacional?
Es que Arturo no tiene base popular y ese es el asunto. Comenzar a construir base popular ahora es un problema. El fenómeno sería que aparezcan inhibiciones de candidatos y al final Arturo sea la opción. Pero aquí veo un pleito por algo que no veo real y es ganarle a Ortega las elecciones. Lo veo imposible.
Nos está quedando un final de entrevista bien pesimista.
Me ha dicho la gente, incluso sacerdotes, que soy pesimista. No, yo soy realista.
Solo queda la opción a la española, como pasó con Francisco Franco y que Ortega muera de viejo en su cama.
Esa sí es una posibilidad y se la he compartido a mi familia y están en contra mía todos (ríe). Alguien dijo que Ortega es un anciano de 76 años y me sentí agredido porque yo tengo 77 (ríe).
La última vez que hablamos surgió este mismo tema de la edad y concluyó que usted duerme mejor que Daniel Ortega.
Eso sí es seguro. Esta gente lo perdió todo y no es recuperable. Esta gente no vuelve a tener un país manejable. El paraíso que tenían hasta el 17 de abril de 2018 se acabó.
Plano personal
Llegó al periodismo de “manera casual” en 1970.
Tiene cinco hijas y un hijo. Se ha casado en dos ocasiones.
Cuenta que cuando estaba en la secundaria prefería no comer en el colegio con tal de comprar revistas.
Nació en febrero de 1944.
Nunca aprendió mecanografía. Hasta el día de hoy escribe con dos dedos.
Fue un gran amigo de Pedro Joaquín Chamorro, con el que jugó varias veces ping-pong en la redacción de LA PRENSA.
