14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Edgard Pasquier tiene en su pintura facilidad de expresión en grandes formatos, las formas geométricas orgánicas. FOTOS: LA PRENSA/CORTESÍA.

A través de la ventana

Estaciones es el título de la exposición de pinturas de gran formato de Edgard Octavio Pasquier (Managua, 1963). Vivaldi con Las cuatro estaciones eternizó aquel conjunto de doce conciertos escritos para violín y orquesta, reunidos, entre 1723 y 1725, en Il cimento dell’armonia e dell’inventione , “La lucha entre la armonía y la invención”, que en buena traducción sería “La terrible experiencia de la armonía y la invención”. Pasquier, como Vivaldi en la música, tiene en la plástica nicaragüense como asunto las estaciones del año.

Porfirio García Romano

Estaciones es el título de la exposición de pinturas de gran formato de Edgard Octavio Pasquier (Managua, 1963). Vivaldi con Las cuatro estaciones eternizó aquel conjunto de doce conciertos escritos para violín y orquesta, reunidos, entre 1723 y 1725, en Il cimento dell’armonia e dell’inventione , “La lucha entre la armonía y la invención”, que en buena traducción sería “La terrible experiencia de la armonía y la invención”. Pasquier, como Vivaldi en la música, tiene en la plástica nicaragüense como asunto las estaciones del año.

Estaciones, la tercera exposición individual de pintura de Edgard Octavio Pasquier, y la segunda en Galería Códice, nos explica en lenguaje abstracto la sorpresa de los cambios del tiempo a través de los meses, vistos en una ventana. Los colores y texturas de estas pinturas son materiales secuestrados del ropaje de los espíritus que visten las estaciones de la tierra. La primavera disertando con verdes y floraciones. Ocres y rojos que hablan del verano. Naranjas, óxidos y amarillos explicando el viento fugaz o el brillo del agua de los aguaceros de otoño. Blancos tonos enseñando los copos de nieve como la espuma de un oloroso “capuchino”.

Edgard Pasquier cree, prioriza y practica la composición. A la observación del paisaje de sus estancias en Nicaragua y Canadá, lugares de su vivencia personal, donde transita a lo largo del año, le suma: sus procesos y luchas entre la armonía y la invención, el recorrido y reconocimiento de maestros de aportes y permisos. Así personaliza el accidente pictórico de Paul Klee, se apropia del neoplasticismo de Piet Mondrian o interioriza los campos de color de Barnett Newman (1905–1970).
288x318_1275690033_050610 EDgar Pasquier01

Con excelente manejo de la técnica acrílica sobre tela, y su facilidad de expresión en grandes formatos, las formas geométricas orgánicas, muy exactas de su última exposición individual: Paisajes Direccionales (2008), han dado paso, en muchos de sus cuadros de hoy, a la desintegración, la discontinuidad en pro de la línea recta vertical y los grandes espacios de vacío aparente. Al parecer, y en otro punto de la espiral de su incesante trabajo, ha entablado conversación con la mancha informal y la técnica de la veladura de su otra serie, Semblanzas (2005). Ante sus pinturas la persona escudriña a través de los barrotes o verjas de una ventana: la luz, el color, la transformación de las hojas o la lectura cambiante de las nubes.

288x318_1275689993_050610 EDgar Pasquier013
Edgard Pasquier nos acerca a la orilla de una ventana donde nos enseña en su lenguaje de iconos los mundos sutiles de los paisajes de nuestros cuentos, (la nieve apenas enseñando el ladrillo de las chimeneas) y las postales del reino de lo imposible, de lo imaginario, de lo nunca soñado. Ante su pintura Edgard Octavio busca el Hada Harmonía, cual personaje de los cuentos de Azul de Darío, para apartarla del caos y la monotonía. Las transparencias, superposiciones, gradaciones de tamaño, el logro de la perspectiva atmosférica en estas obras nos atrapan en otro mundo.

La lógica de estas pinturas, abstracciones del tiempo que cambia por los ángulos del Sol sobre la Tierra, más perpendiculares o más oblicuos, nos lleva a ese mundo de formas no objetivas, que aparecen y desaparecen. Un lugar donde no hay temor pero sí búsquedas e interrogantes. A través de la ventana de Edgard Octavio, ante nuestros ojos las distancias se alejan y se acortan y todo está cargado como de viejos chamanes, que pueblan y salpican con viajes de un infinito y riquísimo relato.
288x318_1275690005_050610 EDgar Pasquier014

La Prensa Literaria

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí