Por Christiana Pedroni
Qué belleza.
encontrar gracia en la soledad,
descubrir risa en el silencio;
cuando se pasea en el pensamiento.
Detrás de cada árbol,
de cada hoja, de cada flor
hay jardines encantados
por musas categóricas
y un pajarito cantor.
He ahí nuestro mundo.
les presento al púrpura
que a como las estaciones
viene y va.
Es de cada ave la tarea de cantar
aquello que convenga
a lo que corresponda
poder así volar en avenencia.
Pero estos cantos convergentes
transmutados, iluminados
imitan al Mauve divino
y son efímeramente secuestrados.
Aquí es cuando danzan.
¡Beben las musas! ¡Beben!
Y con el engaño de la embriaguez
se abre un “llanto” nuevo
hasta que reine la aridez.
DOS NOMBRES QUE PUEDEN CAMBIAR ETERNAMENTE
Son estrellitas fugaces
grandes, pequeñas, doradas, plateadas
nunca brillantes.
Se posan en tus labios Y en tus piernas.
Felicidad perecedera
de inseguras mariposas.
Y con brazos sollozados en llamas
envolvés sus frágiles cuerpecitos
y en cuestión de segundos serás Dios.
Y mientras la noche con sus orquídeas de oro
deja caer su horrible aliento
a ternura y desesperación
todos se engañan y vuelven a caer.
Lo curioso cae en que
esto no deja de ser precioso.
Entre las bellezas de la vida
porque olvidar la genialidad del egoísmo
y las falsas idolatrías
Las inseguridades, las tristezas,
los errores, los engaños
Qué mas interesante que
la retorsión de un humano
en búsqueda de la supervivencia
y el bien estar.
TODO se justifica. Víctimas o asesinos
dignos de pesar ambos piedras del mismo río.
La misma corriente descuartiza sus caminos
se muelen en diversos molinos
pero nacen del mismo volcán.
y con ojos parpadeantes
como sus almas
se ven y tragan la seca flema de entendimiento. Se asimilan y ahí esta la aceptación.
Vienen las caravanas
anunciando alegrías tempranas
burros en verano ignorando el invierno.
Luto por la felicidad encontrada.
No es la correcta.
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