PERROS
Por Eliécer Antonio Meneses
No por mucho tiempo.
Los perros siempre tienen la razón
muerden, ladran, hasta te vomitan
y hay que callar
una mierda llamado dinero los hace inmunes
y a nosotros sumisos.
Estoy contorsionándome
si mi saliva matara lo mato,
retorcidas palabras
por qué hieren más que un puñetazo
y el perro sigue rabioso, agresivo.
Sin haber por qué
y cómo si no me doliera
simulo una sonrisa
para extenuar el sonrojo encachimbado
que hay en mi rostro,
acepto que me equivoqué.
Aunque no lo haya hecho
yo también tengo cara de perro
pero no tengo dientes
el hambre me los quitó.
Y me voy a lamer a un rincón
sin quejarme
después de un rato
habrá pasado el dolor
pero sin olvidarlo.
MIS VIEJOS DEMONIOS
Por Luisa Estrada
La vieja herida se abre,
la piel se desgarra fácilmente,
el rencor comienza a roer la caja que lo envuelve.
La malicia por tanto tiempo exiliada
se posa en mi cama sonriente esperando que la suelte
el odio satura cuanto espacio encuentra
—mis partes oscuras, frescas como selvas, intactas, pasillos olvidados—
y adormece mis sentidos.
Las puertas que antes estaban cerradas
ahora se encuentran entreabiertas
y de ellas salen sigilosos, escurridizos
los malos pensamientos
demonios de antaño que habían sido vencidos y sellados.
DESTINO
Por Aurelio Núñez
No le temo a la vida, ni a la muerte
sino a la relación macabra existente
entre ellas.
A ese casamiento ilícito
donde los muertos reciben la vida eterna
y la eternidad de la muerte se le ofrece a los vivos.
Para llenar los abismos de vagas esperanzas
mientras la desesperanza abismal
corrompe nuestros sueños
entrelazando los confines del infierno
dentro del pensamiento celestial
que habita en nuestras almas
que muere en nuestros versos
y así se conjuga,
esa poesía
de métrica perfecta
a la que todos llamamos destino.
ODA AL CIGARRILLO
Por Alberto Zavala López
Hojas de tabaco,
desechadas y desechas
comprimidas
en un cilindro
de papel
con un filtro,
que de filtro
no tiene nada,
que sólo sirve
para no quemarse
los dedos
y los labios.
Ah, cigarrillo
¿por cual escoger?
¿por qué precio?
¿Por qué marca?
¿Si por su suavidad?
¿Si por su sabor?
Ya sea
menta
cereza
chocolate.
enciende el cigarrillo
con ese olor a fósforo,
aquel humo cegando
mis ojos,
lo aspiro
y aquella brasa
incandescente
va reduciendo
a cenizas
el tabaco
cayendo el pedazo
al suelo.
Exhalo de mi boca
el humo aspirado
que se mueve
en cámara lenta
al viento,
dejando en mi boca
un sabor
amargo
y mi garganta rasposa.
Paseo el cigarrillo
por mis dedos
llevándolo
a mi boca
consecutivamente,
disfrutando
como el humo pasa
a través
de mi garganta
llegando a mis
pulmones
absorbiendo la nicotina
que irrumpe
en mi cerebro
descontrolando mis sentidos.
Tras cada sorbo
se reduce el tamaño
del cigarrillo
sintiendo la
brasa más cerca
de mis dedos
ya mis labios
se calientan
en cada sorbo.
Se acabó
tiro al piso
lo que queda de él
y lo destrozo
con mis pies.
Bueno,
toca encender otro
y seguir fumando.
LA FRAGATA
Por Róger Vanegas
La fragata deambula por el vacío
y como colibrí que zumba de lado a lado
así navega por el horizonte
¿Por qué Cupido no se atreve a flecharla?
Porque la vida es injusta
y la fragata tiene dueño.
La fragata pasa por mi horizonte
he iza las velas en pos
de alarde y elegancia.
Pero lo hace para llamar la atención
“eso creo”
afirma el vidente que conoce dicho navío.
“Pues yo no lo creo” dice el tuerto
“a mi ojo ella no engaña,
y esta fragata a como ustedes dicen
está enamorada”.
Está enamorada del capitán pirata
cuyo propio navío se abate contra las olas
y se deja a la suerte.
UN REGALO
Por Nubia Molina
Regálame tus lágrimas
permíteme conocerlas
no las cristalices
sólo es dejarlas caer.
MIS SOLEDADES
Permanezco callada
resaltando mis más breve momento
pero lo que realmente sé escuchar
son los lánguidos pasos pequeños
invitándome a jugar al maestro.
ENTRE LAS SÁBANAS
Por Ariel Sandino
De aquella cama…
llevarte a sus aposentos
abarcar con ellas la anatomía
de tu cuerpo.
Brindar un favor a los instintos
placeres de la carne, con los tones
de tus quejidos y el incesar de mi…
gritos, golpes producto de un orgasmo.
Revela con mordacidad que somos
irreverentes paganos. En la penumbra
de lo inaudito. Mis manos con vértigo
caerán en las beldades
más allá de las llanuras de tu ombligo.
Entre las sábanas de aquella cama
llevarte a deambular en éxtasis lujurioso
a la misteriosa sexualidad de vuestras almas.
Escuche y lea los poemas de Luisa Estrada, Sarahí Mendoza, Aurelio Nuñez y Eliécer Meneses, en https://www.laprensani.com/tv/
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