Geraldina González C.
“La ceremonia para mí fue mágica, exactamente como me la había imaginado. Esa entrada fue la más emocionante de mi vida. Ver la reacción de Juan Carlos cuando me vio entrar, las expresiones de mis amigos y familiares y la presencia de Diosito entre nosotros. No cambiaría nada”, comparte Adriana Dorn de Zúniga, al recordar el maravilloso momento en que juró amor eterno a su esposo Juan Carlos Zúniga, en la iglesia de Las Colinas.
Al igual que Adriana, muchas mujeres sueñan con la noche que se convertirá en uno de los recuerdos más valiosos para la nueva pareja, esa noche donde el nuevo camino comienza.
Para la organización de la boda, recuerda que lo ideal es iniciar al menos un año antes, para revisar cada detalle y cumplir con todo en tiempo y forma.
Adriana comparte que un día después de su compromiso, ella y Juan Carlos comenzaron a buscar el local para la boda, la cual fue organizada con ayuda de una planificadora, con ocho meses de antelación.
“Nos comprometimos el 7 de junio del año pasado en Miami, y el 8 de junio mi mamá ya estaba llamando a reservar la iglesia y el lugar de la fiesta (risas), pero tuvimos que cambiar la fecha dos veces porque ya estaban reservados”, relata Adriana.
Una tarea de dos
Aunque por lo general es la novia la que toma más protagonismo en esta parte, la planificación de la boda es un trabajo en el que el novio también tiene que involucrarse.
“Una de las cosas que más me encantó de estar comprometida y organizar las dos bodas (civil y eclesiástica), fue que Juan Carlos también se involucró. Todos sus amigos que ya están casados le decían que no se metiera en nada, pero él no hizo caso y me salvó en muchas ocasiones cuando me tocó lidiar con proveedores o con la logística y eso nos unió aún más”, asegura Adriana.
Libre de estrés
La planificadora de bodas, Matilde Vargas, explica que para que todos puedan disfrutar la celebración de la boda con el mínimo de nervios y estrés, es importante tener bien definidos ciertos detalles que a veces no se toman en cuenta, como por ejemplo, la decoración de la mesa del libro de firmas, la inclusión de tela en la decoración, entre otras opciones que luego se van definiendo poco a poco.
Adriana, por su parte, sostiene que es importante tomarse el tiempo necesario para planificar la boda y que todo salga bien.
“Es bueno darse entre cinco y ocho meses para poder planear la boda, así uno puede organizar el presupuesto, ver ideas y reunirse con los proveedores. Si dejan pasar mucho tiempo corren el riesgo de cambiar sus ideas, las novias se empiezan a confundir sobre lo que quieren y se llegan a estresar más de lo normal”, sugiere Adriana.
Aunque el temor de que algo no salga bien en la gran noche no desaparece, es importante que por lo menos un mes antes los novios ya no estén estresados por la boda, y que una vez llegado el momento lo disfruten y atesoren para siempre.
“Es cierto que uno pasa mucho tiempo planeando para que todo salga perfecto, pero el día de la boda siempre va a salir algo diferente a como lo planeaste. Tienen que olvidarlo y lo más importante, solo los novios sabrán que algo no salió bien, los invitados no tienen la más mínima idea. Yo no paré de bailar, ¡la noche se pasa rapidísimo!”, aconseja Adriana.