Por José Denis Cruz
Dice que su ballet es amado y admirado. Ronald Abud Vivas no concibe la vida sin el Ballet Folklórico Nicaragüense, el cual este año se asoma a los 44 años de fundación. Este personaje de la cultura lamenta que en el país no se le reconozcan sus méritos.
:::¿Qué es lo que más recuerda de su niñez?
La Navidad, yo quería que siempre fuera Navidad.
:::¿Qué le gusta?
Actuar, bailar en escena.
:::¿Algún pasatiempo?
La televisión y la computadora.
:::¿Tiene algún programa favorito?
Ninguno, hay más de cien canales y uno ve lo que le sale.
:::¿Qué le enoja?
Que las instituciones que se anuncian como promotoras de la cultura, entre comillas, no reconozcan mis méritos.
:::No han valorado su trabajo pues…
Así es, pero tengo el reconocimiento del público que es lo más importante.
:::¿Es vanidoso?
Súper vanidoso. La vanidad me da la exigencia de hacer lo mejor.
:::¿Y perfeccionista?
También. Antes no me duraban las empleadas, porque si un cuadro en mi casa está movido yo regañaba (ríe).
:::¿Qué le hace llorar?
La injusticia, los niños hambrientos.
:::¿Se siente el mejor en su campo?
Mis colegas aprendieron de mí. Mi nombre es una marca.
:::¿Le envidian?
No es envidia, sino que ellos son vanidosos y no reconocen mis méritos.
:::¿Cuál de los bailes le gusta más?
Me gustan todos, pero prefiero el Toro Guaco.
:::¿Aún no piensa en retirarse?
No, me retiro hasta que no pueda bailar.
:::¿A qué le teme?
A la ceguera.
:::¿Qué no le gusta del ballet?
La indisciplina de los estudiantes.
:::El momento más duro de su vida…
Despedir a mi mamá, aunque era una etapa anunciada.
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