Por Róger Almanza G.
Nació en Chinandega, pero desde hace 16 años vive en Managua, donde los últimos 13 años ha trabajado para convertirse en un destacado diseñador de modas. Renunció por vestir misses y apostó por una marca, la de Vicente Castellón.
:::¿Por qué buscan al diseñador?
Quien me busca quiere exclusividad. La mayoría de clientes buscan vestidos de noche y definitivamente estos son buenos meses para quienes diseñamos este tipo de vestidos.
:::¿Un público muy pequeño?
Es que las opciones son pocas al igual que la publicidad y no todos nos conocen y no se les ofrece la opción de un diseñador de moda.
:::Pero ya tenés un grupo de quienes visten tu ropa…
Claro. Tengo mis clientas que me buscan siempre que tienen un evento de gala, pero también tengo otro grupo que usan mis diseños de “diario”. Esta es la clientela que regresa más seguido y están adecuadas y conocen todo el proceso del diseño.
:::¿Cómo ves el futuro de esta profesión?
En lo personal ya tengo 13 años como diseñador y 11 años profesionalizándome. Le veo muy buen futuro siempre y cuando haya mayor preparación.
:::En tus inicios se te vio bastante en los concursos de belleza…
No era lo mío. Me di cuenta que no solamente soy vestidos de noche porque siempre quise hacer moda casual. Al hacerlo me convertí en empresario y mi meta es lograr mis dos tiendas en el país y vendiendo también en Centroamérica.
:::¿Cómo está la salud del gremio?
Creo que lo que nos hace falta es capacitación, educación, buscar cómo avanzar en técnicas. La especialización hace falta porque aquí de la noche a la mañana cualquiera se convierte en diseñador solo porque la abuelita le dijo que podía coser sin saber el trasfondo de este negocio.
:::Está “Nicaragua diseña” como plataforma…
Sí, pero no puede ser el único. Es un evento que expone el talento del diseño, es una iniciativa muy bien planteada pero debe crecer para tener mayor proyección. La empresa privada debe entrar a esto también y dejar de vernos como un sector que no existe.
:::¿Cómo es el ambiente entre ustedes los diseñadores. Hay celos?
No me manejo en el segmento de diseñadores farándula. Mi vida personal la manejo distante de roces con otros colegas. En lo personal mantengo buenas relaciones con los colegas que conozco y una con las que mejor me llevo es con Shantall Lacayo, con ella nos retroalimentamos.
:::A Shantall es a la que mejor le ha ido, al menos en proyección…
El Project Runway le ayudó mucho… Shantall estudió diseño de modas, sigue profesionalizándose, sigue estudiando, no se detiene y es eso lo que todos los diseñadores necesitamos, estudiar para perfeccionarnos. Ahora, muchos estudian un cuatrimestre de la carrera y ya dicen que son diseñadores sin haberse preparado realmente y esto es un peligro en que el rubro puede sufrir un desprestigio.
:::¿Cuál es la mayor dificultad del diseñador?
Una es que todo surge en la capital. Otro factor en contra es la falta de recursos económicos y sobre todo la falta de cultura de moda.
:::Pero los ven con señoronas, modelos, y parece una vida bonita…
Parece fácil verdad… pues no. Detrás de eso hay un trabajo enorme. Yo paso muy poco tiempo con las señoronas y en la vida social de las modelos. Aquí te desvelas para cumplir a la clientela.
:::Sin embargo se disfruta…
Sí porque te tiene que gustar. Pero esta es una carrera de mucho ego, y si no se sabe controlar te disparás y perdés el control. El hecho de llegar a tener un nombre, salir en los medios, la gente te conoce, empezás a viajar, llega un momento en que la fama y el prestigio pueden jugar en tu contra. El diseñador debe cuidar eso, diseñar bien y estar en su cabales, de no pretender ser el mejor.
:::¿Ya caíste en ese juego del ego?
Sí he caído. Sobre todo cuando veo que he mejorado. Me ha pasado con mis costureras y ellas saben coser mejor que yo.
:::¿El diseñador debe saber coser?
No necesariamente. Es un plus. Lo que el diseñador debe saber es plasmarlo en un papel para que la costurera lo haga tal como querés, que capte tu idea a la perfección.
:::¿Cómo comenzaste?
Dibujo desde los 2 años y en el colegio ya dibujaba moda y todos me conocían como el diseñador.
:::¿Y esa era la carrera que querías?
No existía esa carrera. Yo sería psicólogo y mi mamá me decía que sería diseñador gráfico o arquitecto como quiso ser mi papá.
:::¿Y qué te dijeron cuando dijiste que serías diseñador de moda?
Fíjate que en mi casa nadie opinó mal. No fue una cuestión ni moralista ni machista, mi mamá fue la única que me dijo que no, me dijo que me moriría de hambre porque nadie hacía esto en el país. Ella quería verme sentado en un escritorio y con un salario fijo mensual.
:::¿Y ahora?
La he traído al atelier y hasta hace tres años insistía en eso. Ahora ya conoce mi trabajo y viste muchas prendas que yo diseño.
:::En Chinandega debés de ser un personaje.
No. Ya tengo 16 años de vivir en Managua y cuando llego a Chinandega me relajo porque casi nadie me conoce. La mayoría de mis amistades ya no están en el país y con los pocos que están de lo que menos hablamos es de mi trabajo.
:::Pero seguro hay alguna amiga que se aprovecha de su amigo el diseñador…
(Risas) fíjate que ninguna. Quizá, a veces con algún descuento… (risas).
:::La colección que presentaste en el Fashion Week Panamá tuvo buena aceptación…
Sí y fue con una colección muy nicaragüense. Quería que la gente entendiera lo que es Nicaragua a través de mis diseños y que se está haciendo moda. En mi colección estaba presente el güegüense, la bandera y Rubén Darío, y a la gente le gustó.
:::¿Y las ventas?
Presenté 62 piezas la noche del sábado y el día martes ya estaba la colección en una tienda en Panamá. La tienda me compró al contado y a los veinte minutos de estar en la tienda empezó a venderse. Hoy, a tres semanas ya estamos preparando el segundo pedido.
:::¿Con cuánto dinero en el bolsillo se entra a tu atelier?
Competimos con precios de tiendas. Pero te debo decir que encontrás prendas de 60 dólares, vestidos de 300 dólares o más de 500 dólares. Creo que hay variedad para quien le gusta consumir moda.
:::¿Y vos qué vestís?
Yo soy muy cómodo al vestir. Gasto más en zapatos, ya superé los treinta pares.
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