1. Cuna de oro. Su familia era culta y rica. Su padre era consejero entre los altos cargos de Inglaterra y su madre, una feminista muy activa al escribir.
2. Aporte. Se le considera precursor de la “autoentrevista”.
3. Amante del arte. Fue uno de los máximos exponentes del esteticismo. Defendía la importancia del arte en todos los aspectos de la vida.
4. Rubén Darío. El poeta nicaragüense lo conoció y, ocho días después de su muerte, escribió los detalles del encuentro en una crónica titulada “Las purificaciones de la piedad”.
5. Excéntrico. Decoraba sus cuartos en el College con plumas de pavo real, lilas, girasoles y porcelana erótica.
6. Frases. Son famosas sus citas satíricas, como “El trabajo es el refugio de los que no tienen nada que hacer”.
7. Vicios. Fue un gran fumador, bebedor y engreído. Sus manos estaban llenas de anillos y vivía entre fama y rumores.
8. Decadencia. En la cúspide de su carrera fue acusado de sodomita y encarcelado.
9. Abandono. Alejado de sociedad, dejó Reino Unido y se trasladó a París, donde tomó el seudónimo de Sebastián Melmoth.
10. Muerte. Falleció como indigente en París, a la edad de 46 años.
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