- Vicente Muleiro
En tanto me esforzaba por ser contemporáneo
aparecí peleando en Waterloo. ¡Ah el alivio
de no tener vida privada y andar
vendado como Apollinaire!
En retirada
charlé con los muchachos
sobre el error de la ambición olímpica
y el amargo final de Napoleón, mientras
fumábamos exhaustos y aguardábamos
turno en el prostíbulo.
Era raro el placer de la noche amiguera,
las botas embarradas, el desgano, ese
gusto invisible del regreso sin gloria.