Si decide postergar su visita al odontólogo como una estrategia para no gastar dinero, piénselo dos veces. Podría estar aplicando un lógica contraproducente que puede llevarlo a invertir más de lo necesario.
Al posponer su cita con el especialista, el problema que tenga no solo seguirá presente, sino que se agudizará, lo que le podría llevar a un punto de no retorno en la salud de alguna de sus piezas dentales, que tendrá que ser removida y reemplazada.
El endodoncista Gadmal Farach Reyes asegura que es “más caro reemplazar un diente que salvarlo”. Para reemplazar una pieza dental existen dos opciones, explica el médico: el puente y la prótesis, las dos intervenciones más caras.
“El puente tiene un costo que oscila entre los 1,000 y 1,200 dólares, mientras que la prótesis que se ha vuelto muy popular, va de los 1,500 a los 2,000”, asegura el especialista.
Sin embargo, si no se ha llegado al punto de no retorno, la posibilidad de salvar el diente recae en la endodoncia. “Una endodoncia tiene un precio promedio de 600 dólares”, dice Farach. Este procedimiento, apunta, consiste en remover el nervio del diente afectado, que es el que causa el dolor.
En el caso del puente se utilizan dos dientes sanos, para fijar en medio de ellos el reemplazo del diente que es desechado. Con la prótesis se fija el diente de reemplazo con un tornillo especial. En cambio “la endodoncia es un procedimiento conservador, ya que no se coloca ningún elemento extraño en la boca”, enfatiza Farach.
Según este experto, la endodoncia se debe practicar cuando el paciente experimenta dolor ante cambios térmicos, por el consumo de dulces o ácidos, y también en casos extremos, como inflamación de la cara.
Para Farach la clave está en el tiempo, pues entre más largas se le dé a la consulta con el especialista, menos posibilidades hay para salvar el diente. No hay que tenerle miedo al dentista, dice el doctor. Y cuenta: “Con mis diez años de experiencia puedo decir que el 90 por ciento de los pacientes viene con miedo, porque creen que la intervención va a ser dolorosa. Al principio sí lo era, pero ya no, pues los equipos y las técnicas han cambiado. Ahora las intervenciones se hacen con calidad, rapidez y sin dolor”.
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