Siempre que escucho la expresión “Lo que buscamos en Nicaragua es una salida pacífica”, no puedo hacer otra cosa que preguntarme qué significará eso. Una salida pacífica, ¿para quiénes?
Después de que más de 300 ciudadanos nicaragüenses desarmados fueron asesinados, una gran cantidad de ellos “cazados” a distancia por francotiradores, considero inapropiado que se hable de una “salida pacífica”. En Nicaragua ya no cabe hablar de una salida pacífica. Los asesinados, los desaparecidos y los torturados en las cárceles, víctimas de la violencia, represión y saña, con la que la dictadura de los Ortega Murillo, se mantiene en el poder, son pruebas contundentes de violación a los derechos humanos y de crímenes de lesa humanidad. Lo que ha habido en Nicaragua es una masacre y esta palabra es antagónica a la paz. Lo único que puede haber es una “salida” sin más sangre, y esta es: Que Ortega se vaya.
El diálogo acordado por el Gobierno y la Alianza Cívica se justifica, según sus participantes, como el único medio para encontrar “una salida pacífica” a la crisis actual de Nicaragua. Y han expresado que la liberación de los reos políticos no podía ser una exigencia previa al diálogo porque en tal caso el Gobierno “no se sentaría a dialogar”. ¡Por supuesto que no se sentaría a dialogar! Pues que no se siente, no hay nada más que hablar, y no hay diálogo. Que se quede el tirano en El Carmen esperando el colapso del país, que sin lugar a dudas será apocalíptico, e inevitablemente él y su familia van a correr una suerte aún peor que la del resto de la población. Porque quienes han cometido crímenes de lesa humanidad, han destruido la economía del país, han reprimido de manera cruel y salvaje a la población, y tienen rehenes a cientos de ciudadanos inocentes; tarde o temprano pagarán por sus crímenes. Por lo tanto, opino que la Alianza Cívica se ha equivocado al aceptar un diálogo o negociación, como lo quieran llamar, sin antes liberar de la tortura física y psicológica a los hermanos y hermanas nicaragüenses, reos políticos, juzgados por el sistema judicial como terroristas. Entre ellos varios integrantes de dicho grupo.
Francys Valdivia, de la Asociación Madres de Abril, que demandan verdad, justicia y reparación integral, expresó que no fueron invitadas a participar a esta negociación. Considero, que sin la previa liberación de los reos políticos, y sin representación de las Madres de Abril y del Movimiento Campesino, lo que va a facilitar la Alianza Cívica al dictador es un salvavidas. ¡Y lo peor!, enviarán a la comunidad internacional el falso mensaje de ya “salió humo blanco”.
Decepciona que la barbarie y el crimen dicten las reglas del juego.
La autora es socióloga.