Para el aficionado del Real Madrid lo único seguro es el boleto a la tortura y al sufrimiento. Después de la deplorable actuación del equipo ante el Mallorca en Liga, triunfó (0-1) en el infierno de Turquía contra el Galatasaray. La victoria significaba espantar los fantasma de la Europa League que le rodeaban y salir del sótano del grupo. El cómo sería asunto de otra evaluación, pero el resultado era lo importante. Y el equipo de Zidane lo hizo, siendo como eje central de la victoria el belga Thibaut Courtois, el mejor jugador del encuentro, debido a que sacó tres disparos con olor a gol: dos en los primeros 10 minutos.
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Existieron dos tipos de Real Madrid en el campo. En el primer tiempo se desafiaron con los turcos a un duelo de matar o morir, de ida y vuelta, de contras constantes y de sálvense quien pueda. Curiosamente, en el tipo de juego que menos le convenía a los de Zidane lograron el resultado. Un contragolpe al minuto 17 comandado por Hazard encontró compañía en el delantero que todo equipo deseara tener: Benzema, tras varios intercambios el belga tenía la opción de disparo, pero decidió dar otro pase más, el francés se había adelantado y, fortuitamente, ahí estaba el alemán Toni Kroos para romper las redes.
El sacrificio por plantear el duelo de esa manera casi cuesta el desafío. Como si fuera un rayo Andone disparó solo frente a Courtois al 9′, debía ser el primer gol, no obstante, el belga recobró su magia para detener lo imposible y un minutos después el mismo Andone recogía un centro y cruzaba de palo al guardameta… otra vez el arquero que siempre esperó el Madrid apareció.
Benzema siendo el hombre más activo en el ataque se combinó en varias ocasiones con Hazard y Rodrygo, pero un Fernando Muslera bien ubicado rechazó los disparos. El tercer acto de Courtois fue al 37 cuando tras el centro de Babel, Belhanda le imprimió veneno pero pudo más el antídoto belga.
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En la segunda parte, el Madrid retuvo más la pelota. Influía un poco el cansancio pero también las incorporaciones. Ya no necesitaban el duelo de viejo oeste, debían sostener el esférico y anular al oponente, por momentos funcionó, pero el encuentro se tornó en un bostezo con algunas mordidas del Madrid comandadas por Benzema y la jugada más clara para ampliar el conteo en los pies de Hazard, cuando al 64′ se llevó al arquero y en la definición la estrelló en el travesaño.
El Madrid por el momento espantó los fantasma, pero sigue siendo una moneda al aire. Este martes en Estambul tocó cara, ojalá superen la cruz.