La primera dama y vicepresidenta del país, Rosario Murillo, pidió este martes que se solucione el problema de los transportistas varados en la frontera con Costa Rica, combinando esta demanda con una indirecta a los “países que se dicen europeos”.
“Esta situación que está planteada en Centroamérica, donde miles de familias dependen del trabajo honrado de los transportistas centroamericanos y donde se impondrá, estamos seguros, el bien. Es decir, el derecho que tienen las familias de todos los países de Centroamérica a vivir con trabajo, porque nadie está encima de nadie. Vivimos en Centroamérica, no vivimos en Europa. No hay un país europeo y los demás países centroamericanos. Países que se dicen europeos donde se desprecia la identidad y la idiosincrasia de los pueblos originarios. Nos dicen indios…”, dijo Murillo casi al finalizar su intervención de este martes, a través de los medios de comunicación oficialistas.
El desarrollo económico de Costa Rica le ha valido ser llamada la “Suiza centroamericana”, por eso la indirecta de Murillo hacia los “países que se dicen europeos”. Costa Rica, país limítrofe con Nicaragua, es, además, uno de los principales destinos de los nicaragüenses para buscar trabajo, lo que nunca menciona Murillo.
Tampoco se debe a que el cierre de la frontera de Costa Rica se debe a que 39 transportistas nicaragüenses, que querían pasar la frontera hacia ese país, dieron positivo la prueba de Covid-19, por lo cual no se les permitió el ingreso y el gobierno de Costa Rica tomó la decisión unilateral de cerrar la frontera, lo que generó el problema regional. Este lunes, el dictador Daniel Ortega también atacó al gobierno de Costa Rica y lo acusó ser responsable del cierre de la frontera.
La semana pasada se intensificaron las diferencias entre Nicaragua y Costa Rica, desde que la Asamblea Legislativa costarricense envió una carta a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), para que evalúe la situación del Covid-19 en Nicaragua, debido a que este país no ha declarado medidas nacionales para prevenir los contagios masivos de esta enfermedad. La Asamblea Nacional de Nicaragua, controlada por el orteguismo, contestó a sus homólogos de Costa Rica con una declaración de insultos, en la que los llamó “sórdidos sirvientes del imperialismo”, entre otros descalificativos.