La muerte de un familiar es por sí solo un proceso doloroso para cualquier persona, más cuando no se tiene la oportunidad de acompañarle en sus últimos minutos de vida o brindarle ese adiós final antes de sepultarlo. Esto puede significar un golpe emocional muy fuerte, por ello la Comisión Interamericana de la Derechos Humanos (CIDH) llamó a los estados miembros a respetar y garantizar los derechos de los familiares de las personas fallecidas en el marco del Covid-19.
En Nicaragua desde la llegada del Covid-19, muchas familias de fallecidos por el virus han sufrido este proceso doloroso y angustiante debido al protocolo de los “entierros exprés”, del Ministerio de Salud (MINSA), el cual indica que las personas que mueren por síntomas relacionados al virus deben ser entregados en ataúdes sellados, inmediatamente y acompañados a su sepultura únicamente por 1 o 2 familiares que no tienen la oportunidad de verificar que el cuerpo corresponde a su ser querido.
Dicha orientación, implica una violación a los derechos humanos. En el artículo 12 de la de la Declaración de los Derechos Humanos indica que “nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o reputación”.
La CIDH en un video en su sitio en Facebook hace este llamado “Permitir los ritos mortuorios de manera adecuada a las circunstancias y, con ello contribuir a la preservación de su memoria y homenaje”, así como adoptar medidas que permitan su identificación y garantizar la investigación de las muertes potencialmente ilícitas para asegurar el derecho a la verdad, justicia y reparación de sus familiares”.
En este aspecto, se está violentando claramente la privacidad de las familias nicaragüenses al no permitirles tomar decisiones sobre el manejo del cuerpo de sus seres queridos, además de no poder honrar sus últimos deseos, por la prisa de llevarlos directamente al cementerio “para evitar contagios”.
“Los familiares y amigos pueden ver el cadáver una vez que se haya preparado para el entierro, si es esa la costumbre local, pero no deben tocarlo ni besarlo. Además, deben lavarse bien las manos con agua y jabón después de verlo”, orienta la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según la OMS, hasta el momento no se ha conocido de casos de coronavirus transmitidos por cadáveres, pero sí dio recomendaciones para el manejo de los mismos, en su documento “Prevención y control de infecciones para la gestión segura de cadáveres en el contexto de la COVID-19”.
También con este protocolo se violenta el Artículo 18, que indica, “toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencias, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.
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Si bien por precaución se deben omitir los velatorios, las familias deberían poder hacer una pequeña ceremonia según sus creencias, pues muchas veces estas costumbres sirven de consuelo y ayudan en el proceso de duelo. “En el caso de que se celebre una ceremonia, el número de asistentes debe ser el menor posible. En todo momento, los asistentes deberán guardar una distancia física”, relata el documento de la OMS.
Además de demandar el poder ver a su familiar fallecido, las familias nicaragüenses han denunciado ante diferentes medios de comunicación, que los cadáveres los entregan envueltos en bolsas plásticas y sobre esto la OMS dice: “No es necesario utilizar bolsas para cadáveres, aunque puede hacerse por otros motivos (por ejemplo, por una fuga excesiva de líquidos corporales”, por lo que en Nicaragua se debería permitir ver al fallecido y asegurarse de que se está entregando el cadáver a los familiares correspondientes.
Por otra parte, se debe tomar en cuenta que el MINSA está siguiendo el mismo protocolo con los pacientes que fallecen por otras causas y enfermedades, negándoles también a las familias la oportunidad de despedirse de su ser querido siguiendo las costumbres según su cultura.
“Las autoridades deben abordar las situaciones caso por caso, teniendo en cuenta los derechos de la familia, la necesidad de investigar la causa de la muerte y los riesgos de exposición a la infección”, además “se debe respetar la cultura local y, al mismo tiempo, los familiares deben estar expuestos al cadáver el menor tiempo posible”, indica la OMS.
Por estas razones, muchos de los nicaragüenses afectados por la pandemia y otras enfermedades comunes están tomando la decisión de no asistir a las unidades de salud pues temen morir aislados, sin poder despedirse de sus familiares y sin posibilidades de realizar honras fúnebres según sus creencias.