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¿Quién le quita el cascabel al gato?

¿Alguien ha reclamado a los vecinos por los fuertes maullidos del gato? A nadie le gusta que lo desvelen, aunque digamos que nuestro gatito es inofensivo. O puede haber tantas preocupaciones, que el ruido del felino se olvida. También, debido a la situación que se vive, el estrés puede aumentar y hacernos más susceptibles. En todo caso, afecta, al interferir en el sueño.

Desde el punto de vista subjetivo (cómo se perciba), el ruido se define como un sonido no deseado, molesto. Pero aun si no molesta, puede afectar, dependiendo del nivel sonoro, la actividad que se realice y las circunstancias de quien lo percibe. Porque la percepción tiene un componente sicológico, puede ser más fastidiosa una gota de agua constante, que una lluvia recia. También a veces tenemos música a todo volumen sin importar el vecino, pero no soportamos los maullidos del gato. Hay elementos que hacen que el ruido resulte indeseado, por ejemplo, cuando da sensación de desprotección o cuando se puede evitar.

Para reponer las energías y mantener la salud, necesitamos dormir bien ocho horas diarias. El ruido que invade el sueño puede aumentar la presión arterial, la frecuencia cardiaca, provocar cambios en la respiración y en secreciones hormonales, bajar las defensas. Y al día siguiente, fatiga, dolor de cabeza, somnolencia, bajo rendimiento en el trabajo y estudio, depresión, ansiedad, estrés, agresividad, mal humor, problemas de memoria y concentración. ¿Cuántos accidentes se dan por esto?

Si el ruido de perros y gatos causa problemas de convivencia en el vecindario, puede ser porque no tengan condiciones. El caso de los gatos es más complicado, pues es difícil que no se salgan, más cuando la mayoría de las viviendas están contiguas, no hay muros, o hay árboles por los que se escapan; además, muchos no se dejan quitar su congénita libertad. Y así los tenemos en su comunidad de techos, corriendo, buscando pareja, palomas o jugando. El reto es acostumbrarlos desde pequeños a estar en casa, es difícil, pero a veces es posible. Un veterinario nos puede ayudar.

Muchas veces la persona afectada reclama o no dice nada para evitar problemas, pero hay casos en que la situación es difícil, quiere interponer una denuncia y no encuentra la ley que la ampare o funcionario que le escuche. Antes de recurrir a las autoridades es mejor resolver hablando.

Otra alternativa es la esterilización o castración. Así no van en busca de aventuras que aumenten la población desatendida y el ruido gatuno; además, se puede evitar contagios o que salgan heridos en peleas. Hay que valorarlo, da pesar que los mutilen, pero también que los envenenen o abandonen.

Como sucede en otros casos, hay leyes, pero se desconocen o no se aplican. La Ley de Protección Animal incluye responsabilidades para el dueño por los daños que cause su mascota. Darle atención, alimentación, salud, ambiente adecuado, hacerse cargo solo de los que pueda mantener. Si no tenemos tiempo ni recursos, esto puede hacer que con sus sonidos reclamen, por hambre, frío, enfermedad, desatención.

Les compete aplicar la ley a la Policía, la municipalidad, Ministerio de Agricultura y Ganadería. También están las ordenanzas ambientales, las normas sociales de convivencia, los derechos constitucionales, etc. Faltan ordenanzas específicas, una ley para prevenir y controlar el ruido, información y sensibilización.

La tranquilidad, el natural sueño reparador, la salud, son derechos en peligro de extinción debido al ruido de tantas fuentes, no necesariamente por los gatitos en celo.

¿Quién le quita el cascabel al gato?

La autora es educadora.
[email protected]

Opinión animales Ley de protección animal
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