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Así se conformó la Comisión de Buena Voluntad, que intenta unir a la oposición

Tras las caras visibles de esta comisión, hay varios grupos de profesionales e incluso asesores internacionales especializados en resolver conflictos políticos. Es la primera comisión de este tipo que existe en la historia del país, pero no es el primer intento de unidad

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En los primeros días de enero de 2021, Carlos Tünnermann Bernheim se comunicó vía telefónica con el excandidato presidencial Fabio Gadea Mantilla para informarle de su decisión de crear un grupo e invitarle a formar parte de este.

Cuando el doctor Tünnermann dejó la Alianza Cívica el sábado 31 de octubre de 2020, sabía que no dejaría de participar en la vida política de Nicaragua. Desde ese día comenzó a crear lo que sería la Comisión de Buena Voluntad cuya misión sería unir a la oposición para ir a unas posibles elecciones en noviembre de este año en contra de Daniel Ortega.

En la historia de Nicaragua esta es la primera comisión de este tipo. Anteriormente solo existieron intentos particulares de diplomáticos y de la misma Iglesia católica para acercar las posturas de los partidos políticos a fin de enfrentar a Ortega.

Lo que impulsó a Tünnermann a crear esta comisión fue una especie de “déjá vu” al estar ante una repetición de lo ocurrido en las elecciones presidenciales de 2006, cuando los dos partidos políticos que encabezaban la oposición no lograron unirse y corrieron en dos casillas diferentes, lo que ocasionó que Ortega llegara al poder con el 38 por ciento de los votos.

“Es inadmisible que se repita el escenario del año 2006. En ese año la oposición se presentó en el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN) e iban divididos, lo que hizo que Ortega volviera al poder con todas las consecuencias que trajo”, dice el exdiplomático y escritor.

El reciente 9 de febrero el ex grandes ligas Dennis Martínez anunció que se incorporaría a esta comisión. Al deportista lo contactó Tünnermann y este no dudó en aceptar la invitación.

Desde entonces las reuniones se multiplicaron con partidos políticos, precandidatos, miembros de la sociedad civil, exiliados y otros sectores.

Lo que comenzó como una iniciativa de dos ciudadanos para buscar una candidatura única en la oposición, actualmente es un grupo de varias personas que quieren lograr la unidad opositora.

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En 2009 y 2010 el obispo Abelardo Mata fue el mediador en las conversaciones de los liberales. LA PRENSA/ Archivo

Estructura

La estructura principal de esta comisión es la siguiente: sus tres voceros principales son Dennis Martínez, Fabio Gadea Mantilla y Carlos Tünnermann Bernheim.

Luego hay un grupo de apoyo técnico conformado por varias personas, entre ellos el excandidato a la presidencia Edmundo Jarquín, Róger Arteaga —expresidente de la Cámara de Comercio Americana (AmCham)—, la abogada Azahalea Solís y la periodista Sofía Montenegro.

Este grupo trabaja en las estrategias y acciones de la comisión.

También existe un grupo de profesionales independientes especializados en “realizar acercamientos y resolución de controversias”, que prefieren no ser mencionados ya que aseguran que su anonimato les ayuda a mantener su independencia.

Según Fabio Gadea Mantilla, todos los miembros de la comisión están realizando este trabajo de manera voluntaria y desinteresada. “Nadie está recibiendo un centavo”, asegura.

La misión principal de esta comisión es reunir a todos los precandidatos, partidos políticos y movimientos de la sociedad civil para elegir a un candidato único.

Sobre el mecanismo de consulta que será utilizado para elegir al candidato oficial, Tünnermann únicamente detalló que hay un equipo de “asesores internacionales” que está trabajando en este método y que en su momento será presentado. Pero adelantó que será una consulta amplia que abarcará casi todo el país.

Casi la totalidad de las reuniones de la Comisión de Buena Voluntad se han realizado por videollamada, esto debido a la pandemia de Covid-19. Sus miembros no están interesados en ningún tipo de cargo público y dicen que su único interés es crear un mecanismo por el cual las diferentes facciones de la oposición elijan a un candidato único.

Uno de los primeros pasos de la Comisión de Buena Voluntad y que, según sus voceros, es una de sus acciones más exitosas hasta el momento, es haber logrado que casi la totalidad de los precandidatos que han surgido hasta el momento firmaran un compromiso para apoyar a un candidato único y someterse a un proceso de consulta para elegir a este líder.

Miguel Mora, Luis Fley, Juan Sebastián Chamorro, George Henríquez, Cristiana Chamorro, Félix Maradiaga y Medardo Mairena ya firmaron el documento “Unidad Nicaragua primero” que fue impulsado por el organismo Hagamos Democracia, el cual apoya a la Comisión de Buena Voluntad.

Hasta el momento el único precandidato que no ha firmado este acuerdo es el catedrático Arturo Cruz. Según Dennis Martínez, ya recibieron de parte de Cruz un agradecimiento por invitarlo a firmar dicho documento y, hasta donde saben, todavía no han recibido ninguna respuesta positiva o negativa.

La comisión también envió una invitación por separado a los representantes de la Alianza Cívica y Ciudadanos por la Libertad (CxL), para sostener una reunión. Hasta el momento no han respondido para fijar una fecha.

Las protestas de 2018 unieron a la ciudadanía que se opone a la dictadura. La Comisión de Buena Voluntad intenta ahora unir a la oposición política. LA PRENSA/ Archivo

Primer intento logrado

La formación de la Unidad Nacional Opositora (UNO) en 1989, para enfrentar a Daniel Ortega en 1990, fue un momento histórico pero sumamente difícil. Detrás de esta agrupación en las sombras y sin llamar la atención, varias embajadas extranjeras realizaron reuniones de acercamiento para lograr conformar la UNO. Esta acción es similar a la que está realizando la Comisión de Buena Voluntad, pero estos acercamientos eran realizados a título personal por cada cuerpo diplomático.

Entre las embajadas que realizaron reuniones, cocteles, almuerzos y cenas para reunir a miembros de los diferentes partidos políticos estuvieron las de Japón, Alemania, Costa Rica y el encargado de negocios de Estados Unidos, en Nicaragua, Ronald D. Godard.

En 1988 Nicaragua se quedó sin embajador de Estados Unidos luego de que el 11 de julio el gobierno sandinista expulsara al embajador Richard Melton. La reacción de Estados Unidos fue expulsar al embajador nicaragüense en Estados Unidos, que casualmente era Carlos Tünnermann Bernheim.

Godard quedó al frente y fue un gran impulsor de esta serie de reuniones para acercar a la oposición que derrotaría a Ortega en las elecciones de 1990.

El cuerpo diplomático sabía que la única manera de ganar las elecciones al Frente Sandinista era creando la UNO, pese a que en casi todas las encuestas se daba por ganador a Daniel Ortega.

Luis Sánchez Sancho, editorialista del Diario LA PRENSA, recuerda que una de las pocas encuestas que daban por ganadora a doña Violeta Barrios de Chamorro eran unas consultas realizadas por “Víctor Borges, que fueron patrocinadas por el diario”.

Finalmente, estos esfuerzos de unidad rindieron frutos y Ortega no ganó aquellas elecciones. En los siguientes años se llevarían a cabo varios intentos por volver a unir a la oposición de Daniel Ortega, pero no tuvieron éxito.

La dictadura llenó las calles de policías y paramilitares para mantener bajo control los intentos de protesta. LA PRENSA/ Archivo

La experiencia liberal

Hace doce años, en 2009, otro grupo político intentó alcanzar la unidad, previo a las elecciones presidenciales de 2011 y luego de haber ido divididos a las de 2006, en las que el Frente Sandinista logró volver al poder, encabezado por su eterno candidato: Daniel Ortega. El obispo Juan Abelardo Mata hizo de testigo y mediador en las conversaciones liberales, a petición de José Rizo (q.e.p.d.), exvicepresidente de Nicaragua y miembro del Partido Liberal Constitucionalista (PLC).

Los liberales buscaron al sacerdote para ver si con su ayuda podían ponerle fin a un proceso que ya llevaba mucho tiempo y no rendía frutos. La primera reunión fue en agosto de 2009. Durante el resto de ese año y parte de 2010, Mata se colocó en el centro de las negociaciones, tomando nota de las posturas de cada facción, mientras Eduardo Montealegre y Arnoldo Alemán intercambiaban miradas llenas de desconfianza.

“Yo sabía que si los liberales iban desunidos, perdían”, recordó el sacerdote en abril de 2019, en una entrevista concedida a Revista Domingo. “Pasamos once meses y llegamos a muchos acuerdos bellísimos, pero todo se rompió. Me di cuenta que no había voluntad de unión ni de amor patrio siquiera”.

Para el obispo, el obstáculo que impedía la unidad liberal siempre estuvo claro. Lo dijo en octubre de 2009, cuando Montealegre y Alemán todavía se hacían promesas y repromesas, asegurando que buscaban la “reunificación de los liberales”, pero dando declaraciones por separado.

“Que cada uno en verdad crea en el otro, ese es un punto toral”, señaló el obispo. “No se termina de creer, siempre se piensa que hay una agenda oculta de una parte y de otra y entonces la confianza plena no está y mientras no hay confianza, mentira, no hay nada”.

A juicio del político liberal Eliseo Núñez Morales, quien fue parte de esas tensas negociaciones como miembro de la facción de Montealegre, esa frase de Mata lo resume todo.

Los liberales arrastraban viejas desconfianzas que nunca superaron. En 2008 se habían unido en la Alianza PLC para enfrentar al sandinismo en los comicios municipales; pero los resultados fueron “un golpe durísimo a cualquier posibilidad de generar un proceso de unificación”, sostiene Núñez Morales, también analista político.

Lo que sucedió, afirma, es que de las “42 alcaldías robadas” ese año por el Frente Sandinista, “39 pertenecían a la facción de Eduardo”. Por otro lado, agrega, de las alcaldías que el Consejo Supremo Electoral “respetó”, asignándolas debidamente a los liberales, solo dos eran de la facción de Montealegre y el resto pertenecía a la de Alemán.

El grupo de Eduardo Montealegre interpretó esto como el resultado de un arreglo para despojarlo de sus alcaldías y, después de esta experiencia, “Eduardo jamás sintió que podía confiar en Alemán”, explica Núñez Morales. De manera que “las conversaciones con Mata de intermediario tuvieron como telón de fondo que Alemán era capaz de violentar cualquier acuerdo al que se llegara y aliarse con Ortega”.

La mediación de Mata duró casi un año, pese a que el obispo no mostraba demasiada fe en la posibilidad de unificación. En abril de 2010, por ejemplo, lanzó un ultimátum, exigiendo al PLC que aclarara de una vez por todas si tenía “una agenda oculta” o arreglos con el sandinismo, para así dejar de “perder el tiempo” en reuniones. Pero las pláticas todavía duraron un par de meses más.

Ese año, recuerda Núñez Morales, las conversaciones entre las facciones liberales se enfriaron y sus líderes se distanciaron. En junio de 2010 Montealegre rechazó la candidatura a la vicepresidencia y llamó a Alemán a respaldarlo como candidato oficial a la Presidencia. Alemán dijo que “nooooo” y lo retó a unas elecciones primarias interpatidarias; pero, eso sí, sin la participación del Movimiento Vamos con Eduardo (MVE), porque no tenía personería jurídica.

Nunca se llegó a ningún acuerdo. En julio de 2010, el expresidente Alemán —quien gobernó el país entre 1997 y 2002 y fue condenado a 20 años de cárcel en 2003 para posteriormente ser absuelto— fue confirmado por su partido como candidato oficial a la Presidencia. En diciembre don Fabio Gadea Mantilla aceptó la casilla del Partido Liberal Independiente (PLI), apoyado por la alianza Unidad Nicaragüense por la Esperanza (UNE), a la que también pertenecía el MVE.

A finales de octubre de 2011, solo unos días antes de las elecciones, en los medios de comunicación todavía se hablaba de la posibilidad de que Arnoldo Alemán renunciara a su candidatura a favor de Gadea Mantilla, quien iba arriba en las encuestas. En lugar de hacer eso, Alemán solicitó el “voto útil” de los liberales “para vencer a Ortega”.

“¿Tendrá una empresa un gerente de 80 años?”, replicó el expresidente, refiriéndose a Gadea Mantilla. “Nicaragua es más que una empresa, necesita capacidad y experiencia”. Dijo, además, que la candidatura de Daniel Ortega era inconstitucional y que, por lo tanto, incluso si resultaba electo, su reelección no le daría “legitimidad”.

En aquel momento Carlos Tünnermann Bernheim señaló con tristeza que la unidad era frenada por una “piedra” llamada Arnoldo Alemán. “Alemán vive diciendo que quienes dividen la oposición le hacen el juego a Ortega, pues él es el que le está haciendo el juego, es el principal causante de la división”, manifestó en diciembre de 2010.

El obispo Mata, por otro lado, opinó en 2019 que la situación política de Nicaragua es una responsabilidad compartida. “Si llegamos a esto no solo es responsabilidad de quien gobierna (Ortega y Rosario Murillo), sino que ha habido otra gente responsable”, destacó. “Se los dije en su momento: ‘La sangre de muchos nicaragüenses va a caer sobre ustedes’, y creo que está cayendo. Yo llamé aparte a Montealegre y Alemán, y les dije que eran cartuchos quemados y que buscaran la unión y relevo para que no llegara el Frente Sandinista, porque nunca nos ha traído ni paz ni desarrollo”.

A juicio de Núñez Morales, el trabajo de la actual Comisión de Buena Voluntad es distinto del que tuvo que asumir Mata. “Lo de ahora es más complejo”, dice. Aquello era un asunto entre liberales. Sin embargo, el propósito es el mismo: lograr la unidad para salir de Ortega.

Pese a que el escenario actual tiene una mayor complejidad, “ahora hay más acuerdo”, afirma el abogado. “Hay más acuerdo porque Ortega te ha obligado a que tengás bien claro que unirte es un asunto de sobrevivencia”.

En 2009 y 2010 los liberales entraron a negociaciones buscando una unidad, sin éxito. La facción de Eduardo Montealegre y la de Arnoldo Alemán no se tenían confianza. LA PRENSA/ Archivo

El reto

Sobre la posibilidad de que la Alianza Ciudadana, conformada por el partido político Ciudadanos por la Libertad (CxL) y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, haga un solo bloque opositor con el resto de fuerzas, hay varias respuestas desde la Comisión de Buena Voluntad.

El más optimista de todos es Carlos Tünnermann, quien asegura que esa unidad total es posible; en cambio, Fabio Gadea Mantilla señala que si antes no pudieron unir a la familia liberal en un solo partido, ahora la situación es aún más difícil.

Por su parte, Dennis Martínez dice que existe la posibilidad de que la Alianza Ciudadana y la Coalición Nacional vayan en diferentes casillas, pero que en ese escenario los nicaragüenses deberían de estudiar a cada candidato y ver cuál es la mejor opción.

Los tres voceros concluyen que hasta el momento las reacciones han sido buenas y esperan que a medida que avancen las pláticas, cada vez sea más visible la unidad que buscan.

La comisión actualmente está en una segunda fase de este proceso. Se envió el pasado 22 de mazo una invitación a todos los precandidatos para una reunión virtual con el fin de acordar los “fundamentos de un gobierno democrático”.

La charla girará sobre la base de un documento elaborado por uno de los grupos de apoyo de la comisión, que recoge varias iniciativas y propuestas de futuro para Nicaragua que están plasmadas en un solo documento para ser debatidas. Esta sesión se llevará a cabo el siete de abril.

La comisión quiere, además de unir a la oposición, facilitarle al candidato ganador todas las herramientas para presentar una propuesta sólida de gobierno.

El plazo para lograr las metas de la Comisión de Buena Voluntad es mayo. Mes en el que la Organización de Estados Americanos (OEA) fijó para que la dictadura de Daniel Ortega presente las reformas al sistema electoral para poder ir a elecciones.

El funeral del joven Gerald Vázquez, asesinado por la dictadura. LA PRENSA/ Archivo

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