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Mundos paralelos

El físico estadounidense Hugh Everett desarrolló en 1957 la Teoría de los Mundos Paralelos, que es una hipótesis de la física cuántica que indica que una misma partícula se puede encontrar en varios lugares al mismo tiempo.

Esta hipótesis establece que cada vez que tiene lugar un suceso cuántico, el universo se va a dividir en dos universos paralelos y opuestos entre sí, de tal manera que mientras en uno ocurre el suceso, en el otro va a ocurrir lo contrario. Con estas cosas, los sucesos cuánticos suceden y no suceden a la vez, en función del grado de su probabilidad.

Sirva esta introducción para tratar de comprender lo que sucede en Nicaragua ante sucesos ampliamente divulgados y documentados desde abril del 2018 a la fecha que provocan reacciones diferentes. Existen muchos ejemplos de que al parecer muchos nicaragüenses viven en mundos paralelos.

Las protestas dejaron un saldo de más de 300 muertos, cientos de presos políticos, torturados, desaparecidos y más de 100 mil exiliados.

Para el gobierno fue un intento de golpe de Estado terrorista. Para un sector mayoritario de la sociedad —que lo comparte la comunidad internacional—, fue una represión brutal de una dictadura.

Ahora que se acerca el tercer aniversario de las protestas de abril, el gobierno celebrará varios actos con su eslogan: “No pudieron ni podrán”. Además, esta fecha el Gobierno lo decretó como el Día del Deportista. En tanto, la oposición lo conmemorará con un paro de consumo con el lema “Quedate en casa”.

Pero contradictoriamente donde se percibe con más claridad la teoría del mundo paralelo es en la misma oposición. Mientras un sector mayoritario considera que el interés patrio es liberar primero a los presos políticos y obligar al régimen a que dé las garantías de un proceso electoral creíble, otro segmento de la oposición anda en campaña electoral sin importarles dichas demandas.

Existen casi una docena de precandidatos a la Presidencia. Gastan una fortuna en programas radiales para exponer sus planes de gobierno como si estuviéramos en tiempos normales y con garantías electorales. Estaban tan entusiasmados en su mundo paralelo que el gobierno tuvo que darles un baño de realidad al convocar a elecciones de nuevos magistrados del poder electoral e introducir al Parlamento una iniciativa de ley para reformas electorales.

La Iglesia católica —que siempre estará en todos los universos paralelos— también fue atacada por personas que ven otra realidad de lo que sucede en el país. El periodista Luis Galeano, que está en Miami, criticó al obispo Rolando Álvarez porque en una homilía hizo una pregunta válida: ¿Para qué una lista? (de candidatos a diputados).

“Debería de fustigar a Ortega y no a la oposición”, opinó Galeano. En tanto que los comunicadores Jaime Arellano y Santiago Aburto —ambos en Nicaragua— felicitaron y respaldaron al obispo argumentando que los señalamientos que realizó los comparte la mayoría del pueblo nicaragüense ante la insensible dirigencia política que elabora lista para diputados, priorizando sus intereses sobre el bienestar común.

Ya sabemos que dicha lista era de los renovados y rescatadores del sandinismo que controlan la UNAB. Los que quieren es un orteguismo sin Ortega.

No hay duda de que los precandidatos presidenciales viven en un mundo diferente al de la mayoría de la población que sufre el asedio, represión, cárcel, la carestía de la vida, Covid-19, desempleo y mucha desesperanza en el horizonte por la conducta de la clase política.

Los precandidatos hablan de aterrizaje suave, del paraguas dorado para Ortega, de pista de despegue, de salida digna para la pareja presidencial y de traer a expresidentes estadounidenses y representantes de altos cargos de la ONU como “garantes internacionales” para los comicios de noviembre.

Se les olvida que la pareja presidencial prohibió en el pasado el ingreso al país de congresistas y senadores como Ileana Ros-Lehtinen y Marco Rubio. Y más recientemente de embajadores integrantes de la comisión especial que nombró la OEA para investigar in situ los sucesos de abril del 2018. Ah, tal vez eso ocurrió en otro mundo paralelo.

Y qué pasó con Hugh Everett. ¿Murió empeñado en demostrar que una vez muerto viviría para siempre en laberintos de otra rama cuántica lejos de su cuerpo inerte?

Mientras los precandidatos presentan sus programas de gobierno, las Madres de Abril —apoyadas por la mayoría del pueblo— insisten en la liberación de sus hijos.

No sé qué es más lamentable. ¿La represión del Gobierno o la insensibilidad de la clase política que vive en mundos paralelos?

El autor es periodista.

Opinión Ileana Ros-Lehtinen Jaime Arellano Santiago Aburto
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